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Un paisaje dominado por urgencias económicas

*Por Raúl Vives. Las urgencias económicas están a la orden del día. El nivel de actividad se desacelera y si bien los pronósticos de recesión

Los niveles de producción caen en todos los sectores, con porcentajes que varían, pero todos con signos negativos. La presión inflacionaria, a su vez, no declina y aparece cada vez más como la principal preocupación en las encuestas de opinión, debajo de la seguridad. Las proyecciones de alza de precios no bajan de 25 ó 26 por ciento anual. Las restricciones a las importaciones y la virtual prohibición a la compra de dólares suman en la misma dirección.

La recaudación también ingresó en el tobogán y son las provincias las que llevan la peor parte. El mes pasado los fondos coparticipados subieron 17%, muy por debajo de lo ocurrido un año atrás, con un porcentaje que lo duplicaba.

El ahogo sobre las arcas provinciales se hace extensible a los municipios. Las principales ciudades del interior están viviendo al día y a duras penas cubren sus compromisos de salarios. En cuanto a los gobernadores, viven una presión similar. No todas las situaciones son idénticas, pero los distritos más importantes -Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe-, cubren sus baches con endeudamiento y maquillaje financiero para posponer al infinito las deudas contraídas con sus proveedores.

PAGOS ESCALONADOS

En este contexto han aparecido versiones sobre pagos escalonados y quizás postergaciones en los aguinaldos, incluso iniciativas para reflotar las cuasimonedas, aunque ahora bajo una versión digital que los haría un poco más sencillas de implementar.

La situación de la Nación es diferente a partir de la reforma del Banco Central. El zapato también aprieta a la presidente Cristina Kirchner, pero a diferencias de las provincias tiene capacidad para emitir moneda y cubrir sus compromisos.

¿Cuánto emitirá la Nación? ¿Cuánto más afectará el nivel de actividad o la inflación? Existen dos escenarios básicos. Uno apunta a que la emisión del Tesoro sea moderada y esto ayude a que la inflación no se dispare tanto y a la vez se mantenga un cierto nivel de consumo que permita a la Argentina cerrar el año con un módico crecimiento del 2% o algo más.

Dependerá también de lo que ocurra con el resto del mundo. Otro escenario supone una emisión más laxa, que desemboque en una mayor tasa inflacionaria y un crecimiento cero.

Por el momento, y quizás por los temores oficiales sobre el alza de precios, la política de emisión no ha sido tan laxa. Habrá que ver cómo sigue la película y como reacciona la Nación en la segunda parte del año, con las fuertes presiones y déficit financieros que acechan a las provincias.

¿Acudirá en ayuda y hasta qué monto? Son algunas de las preguntas que existen hoy sin respuesta.

NUEVAS PRESIONES

son por ahora una especulación, el deterioro es cada vez más evidente.

Pero además de la restricción fiscal, en estos días se suman nuevas presiones en el mercado de cambios. Brasil, en pocos días dejó deslizar su moneda que ya cotiza a casi dos reales por dólar. ¿Qué significa esto para la Argentina? Que ese mercado, el mayor para la industria argentina, es hoy mucho más difícil de acceder y que es probable algunas exportaciones estén a punto de quedar fuera de competencia.

Es probable que algunos sectores continúen con la exportación por una razón económica distinta: la necesidad de mantener cierta capacidad de producción ocupada para minimizar pérdidas.

Del lado de la ventanilla oficial, la nueva vuelta de rosca al cerrojo cambiario tiene que ver con que a pesar del precio de la soja, el Gobierno espera menor ingreso de dólares y un mercado proclive a la fuga de divisas.

El secretario Guillermo Moreno, autor de esta política, anunció más restricciones a las importaciones y más controles de cambios. Nada que asegure una solución, más bien nuevos motivos que empujen hacia abajo el nivel de actividad.