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Tropas militares de Khadafi sigue tomando ciudades

Las tropas del líder libio entraron hoy en la ciudad de Ajdabiya, punto estratégico de comunicación entre el bastión rebelde Benghazi, y Tobruk, principal vía de suministros para los sublevados, mientras las grandes potencias no acuerdan sobre una intervención militar.

La televisión estatal informó que el ejército ya "tomó el control total" de la ciudad (a sólo 160 kilómetros de Benghazi y sede del Consejo Nacional de Transición) y la "han limpiado de mercenarios y terroristas vinculados a la red Al Qaeda", mientras continúan a paso firme la embestida que busca asfixiar la rebelión.

Testigos citados por la agencia de noticias Europa Press, en tanto, señalaron que las tropas rebeldes debieron replegarse de la ciudad tras recibir un ataque de las fuerzas gubernamentales con artillerÍa pesada y continuos bombardeos contra depósitos de armas.

Otras versiones, no obstante, señalan que los rebeldes aún  combaten en las calles, mientras uno de los representantes del Consejo Nacional, Essam Gheriani, dijo que la batalla "aún se desarrolla en el oeste de la ciudad".

Gheriani negó (como aseguraba la televisión estatal) que las tropas de Khadafi hayan cortado la carretera entre Ajdabiya y Benghazi.
 
Los rebeldes, mientras tanto, aseguran que no cederán y que no hay vuelta atrás. "No hay nada que negociar. O acabamos con él (Khadafi ) o él acaba con nosotros", señalaron combatientes citados por el diario español "El País", en su edición digital.

Los bombardeos en Ajdabiya causaron al menos 4 muertos y provocaron un enorme éxodo de pobladores hacia la vecina Benghazi.

En el oeste del país, en tanto, Khadafi retomó hoy Zuwara, la última ciudad rebelde al oeste de Trípoli, y a sólo 50 kilómetros de la frontera con Túnez, lo que refuerza el control gubernamental del oeste y neutraliza las conquistas logradas por los rebeldes desde el comienzo la rebelión que hoy cumplió un mes.

En tanto, en París, Francia seguía hoy sin poder convencer a las principales potencias sobre la necesidad de una intervención militar en Libia a favor de los rebeldes y la imposición de una zona de exclusión aérea para neutralizar la aviación de Khadafi.

Los ministros de Exteriores de los países miembros del G8 no se pusieron de acuerdo sobre el tema, evitaron respaldar una intervención militar en Libia y decidieron que sea el Consejo de Seguridad de la ONU quien incremente la presión sobre el líder libio, incluyendo "medidas económicas".

El grupo, integrado por los siete países más industrializados y Rusia, concluyó hoy su encuentro de dos días en París sin llegar a un acuerdo ante la división de posturas representadas por Francia y el Reino Unido, favorables a imponer una zona de exclusión, y Alemania, Italia, Rusia y Estados Unidos, más reticentes.

En la declaración final, los ministros hablan (sin embargo) de "graves consecuencias" para Khadafi.

El ministro de exteriores francés y anfitrión del encuentro, Alain Juppé, lamentó la actitud de sus colegas y señaló que se perdió "una oportunidad para reinstaurar el equilibrio" entre el gobierno y la oposición libia, en declaraciones a la radio Europe.

Francia, que ejerce la presidencia pro-témpore del G8, había expresado los temores de que el coronel libio reconquiste el feudo rebelde de Benghazi.

"Sin el uso de la fuerza, la comunidad internacional será probablemente incapaz de frenar el avance de Khadafi y la reconquista de Benghazi", insistió el canciller, luego que las conversaciones de ayer con sus homólogos de Estados Unidos, Rusia, Canadá, Reino Unido, Alemania, Japón e Italia no dieran fruto.

Su homólogo alemán, Guido Westerwelle, rechazó una solución militar para el país norafricano y aseguró que que ésta "no es ninguna solución", además de mostrarse "muy escéptico" sobre una posible zona de exclusión aérea sobre el país norafricano.

Sin embargo, Westerwelle no reveló la posición alemana en una eventual votación ante el Consejo de Seguridad, donde ocupa actualmente un asiento rotatorio.

El ministro de exteriores ruso, Sergei Lavrov, en tanto, dijo que esperan "que la Liga Arabe diga lo que piensa", mientras su homólogo italiano, Franco Frattini, advirtió sobre los riesgos de una "acción precipitada".

La Liga Arabe pidió el fin de semana una zona de exclusión aérea sobre Libia, pero rechazó una intervención militar.