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Tres navegadores con motor fuera de borda

* Por Mariano Blejman. La guerra de los browsers no da tregua. Google y Microsoft acaban de lanzar nuevas versiones poderosas y se espera el Firefox 4. Sin embargo, cada software tiene detrás una idea diferente de Internet.

La velocidad es el bien más preciado de la cultura actual: velocidad en los procesos de producción, velocidad en los servicios de transportes, velocidad a la hora de conectarse a Internet y velocidad en el navegador propiamente dicho. La velocidad es el concepto ordenador de las sociedades modernas. No es el único elemento del capitalismo, claro, pero es el bien más preciado. Ayer fue el esperado lanzamiento mundial del Internet Explorer 9, de Microsoft Corporation, en la conferencia Sxsw, y hoy será mostrado en la Argentina. Pero esta presentación ocurre en el medio de otras dos, que proponen una nueva generación de navegadores: el Chrome 10 de Google y el Firefox 4 de la Fundación Mozilla, verdaderas pesadillas de Microsoft en su ambición por controlar el mundo. La apuesta de todos ellos es por la celeridad, la sincronización y, finalmente, el soporte de nuevos lenguajes para la web que van a cambiar la forma en que hoy se navega.

Pero la filosofía de cada navegador es diferente: con el lanzamiento del Explorer 9, Microsoft intenta recuperar el terreno del monopolio que fue perdiendo en los últimos años (donde llegó a tener el 85 por ciento del mercado de los navegadores a comienzos de la década, en noviembre de 2008 tenía casi un 70 por ciento del mercado y ahora tiene un 45 por ciento). El declive ocurrió primero por el crecimiento exponencial de Firefox (que hoy llega casi al 30 por ciento) junto a la aparición del rapidísimo Google Chrome, que también creció demasiado y ronda el 17 por ciento, según StatCounter. Sin embargo, el mayor problema de Microsoft tiene que ver con el aumento de la porción de dispositivos móviles a la hora de conectarse a Internet liderado por Apple con el iPad y –por ende– por su navegador Safari, y con el notable crecimiento del tráfico de aplicaciones que según ZScaler llegaría ya al 20 por ciento en Estados Unidos. Además, el crecimiento de Android a nivel mundial también le quita algo de mercado a Microsoft, que todavía no hace pie en la telefonía móvil, pero pretende hacerlo por el acuerdo con Nokia.

El Internet Explorer 9 tiene un aumento considerable en la velocidad de navegación gracias a la aceleración por hardware, tiene varias mejoras en cuanto a sus usos sociales, notables avances en seguridad, como la protección de seguimientos (o antitracking), que permitirá al usuario saber cuándo está dejando rastros, y un control más preciso sobre el origen y la "salud" del material descargado. Según anunció Microsoft, se descargaron cerca de 40 millones de versiones beta del navegador que sólo funciona en Windows 7 y Vista. La empresa calcula que ya representa un 2 por ciento de los usuarios de Windows 7.

Sin embargo, la verdadera revolución que trae tanto el Explorer 9 como Chrome 10 y Firefox 4 está en que los tres ofrecen soporte a un nuevo lenguaje llamado html5. Este lenguaje fue desarrollado por la World Wide Web Consortium, un puñado de corporaciones que se unieron para trabajar en un standard de navegación. En abril pasado, los debates en torno del html5 estuvieron a la orden del día cuando Steve Jobs, creador de Apple, opinó que otros desarrollos interactivos serían innecesarios cuando se popularice html5 y que Adobe Flash debería desaparecer. El html5 tiene un mejor manejo de videos, audios y elementos que permite desarrollar una web interactiva a un nivel desconocido hasta ahora. Con html5 se puede, por dar un ejemplo, crear una página web que funcione como si fuera un escritorio de una computadora. Sí, leyó bien: una web que parece una computadora. Una nueva generación de navegadores poderosos que procesen html5 desde dispositivos móviles podría darle un nuevo impulso a la web, cuyo uso viene proporcionalmente en descenso en los últimos años por el reinado de las aplicaciones para teléfonos inteligentes.

Según los datos de StatCounter, el navegador Chrome de Google que acaba de lanzar la versión 10 pareciera estar sacándole más terreno a Explorer que a Firefox. Chrome pasó de tener el uno por ciento del mercado en septiembre de 2008 a un 17,16 por ciento en marzo de este año. Mientras que Firefox se ha mantenido entre un 25 por ciento y un actual 30 por ciento, aunque ha bajado levemente en los últimos meses. La razón del crecimiento de Google es otra vez la misma: velocidad, velocidad, velocidad, y la apuesta a los sistemas abiertos que han permitido un desarrollo de miles de aplicaciones a nivel mundial, siguiendo el modelo de Firefox. Pero mientras el Explorer tiene como objetivo mantener a los usuarios en el mundo de las aplicaciones de escritorio de Microsoft, el objetivo central de Google es vender publicidad. De allí que la gran apuesta de Google en materia de navegación tenga que ver con la personalización. De hecho, una de las mejoras del Chrome actual es la sincronización: es decir, con un usuario y una contraseña se podrá guardar el perfil de navegación en línea para usarlo desde cualquier otro dispositivo. Así, la misma configuración (favoritos, contraseñas, etcétera) se podrá usar en cualquier navegador Chrome instalado también en teléfonos o tabletas con Android.

Finalmente, en la comunidad de software libre se espera con ansiedad la liberación del Firefox 4 de Mozilla, que también lanzó una versión previa, muy parecida a la que finalmente se pondrá en juego. Firefox también mejoró la velocidad, mejoró la seguridad, incorporó el html5, apeló una vez más a la comunidad de desarrolladores que apuestan al software libre para estudiar los posibles problemas de su reciente lanzamiento. Según le había dicho Asa Dotzler el año pasado a Página/12, el objetivo no es otro que mejorar la experiencia de los usuarios, sin preocuparse por sus datos personales. "No queremos saber qué hacen los usuarios", sentenció Dotzler. Esta fundación sin fines de lucro no tiene como objetivo vender otro tipo de software, como Microsoft, ni venderles publicidad a sus usuarios, como Google, sino "mejorar la web", "apostar a la innovación" y desarrollar herramientas para defender a los usuarios. Tal vez sea Firefox el navegador más robusto, versátil y estable de los tres, aunque su mayor problema en los últimos tiempos ha sido el asunto de la velocidad, no de navegación, sino el del tiempo que tarda en abrirse el programa. Y en esta guerra por el standard, una demora en el doble click puede dejar a una corporación fuera de juego. Será cuestión de esperar.