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Sufís: la secta islámica que también brilla en la Argentina

Un espectáculo de las llamadas danzas sagradas y la charla de un sheik demuestran las hermosas enseñanzas de una filosofía de vida que pocos conocen.

Una frase muy en boga pero pésimamente construida es "terrorismo islámico".  No existen terrorismo islámico, ni judío, ni católico ni budista. El terrorismo es una desviación de principios espirituales, pero en las religiones conocidas terrorismo y espiritualidad son contradicciones insalvables.

Hace días en uno de los salones de la USAL (Universidad del Salvador) se realizó una jornada organizada por los Sufís, una orden -o secta, palabra con mala prensa pero que originalmente remite a grupos religiosos que son parte de una creencia, como la Kabbalah en el judaísmo- se realizó una jornada que consistió en una muestra de las danzas sagradas de los monjes derviches y una charla ilustrativa sobre el sufismo y sus vínculos con el gran maestro esotérico G.I Gurjieff.

Algo más de 50 personas fueron los concurrentes a un evento que no se encuentra seguido en Buenos Aires y solo se promociona por las redes sociales, porque los medios casi no difunden estas actividades.

Si fuera una conferencia de Al Qaeda, ISIS o cualquiera de esas bandas criminales, quizás el evento se tendría que realizar en el Luna Park u otro sitio de gran concurrencia.

Pero para referirse a conocimientos sagrados y espiritualidad para todos los días, nunca hay demasiada difusión.

El sufismo se puede definir en algunas de estas presentaciones:

  • El sufismo es cortesía espiritual (adab): cortesía con cada instante, en toda circunstancia y en todo momento.
  • En el inicio [en tiempos del profeta Mahoma] era una realidad sin nombre, y ahora es un nombre sin realidad.

Quizás un aspecto siempre destacable de este grupo islámico es que siempre se los ve sonrientes, algo que contradice la solemnidad de los líderes de muchas religiones... y que tienen una filosofía expresada en los cuentos del Maestro Nasrudim, una especie de arquetipo que a partir de sus cortos relatos ofrece una idea sobre el sufismo. Como aquel cuento en que Nasrudim le pregunta a un hombre que no encontraba su camello si lo había atado. El hombre contesta que no, que él confiaba en Alá. A lo cual Nasrudim le contesta: "Confía en Alá, pero primero ata tu camello".

No nos alcanzaría todo el espacio de este portal para reproducir los conceptos que conferenció un líder sufí en la USAL, uno de ellos parece mágico -los sufís fueron los primeros alquimistas de la Edad Media, así que de magia nadie como ellos-, pero en nuestros días su aplicación práctica haría bien a muchos. Dice: "Una buena vida requiere de tres principios: come poco, habla poco, duerme poco".

Pero el líder espiritual dejó picando una información al responder una pregunta que seguramente debe conocer a fondo y cuando se haga pública tendrá gran repercusión social.

Dijo el sheik: ante una consulta: "Cuando vengan los refugiados sirios a la Argentina, que van a venir pronto, si quieres hacer un acto de bien dale albergue a uno de ellos en tu casa".

 

Y la llegada de refugiados sirios que escapan de la guerra dará mucho para hablar. Por caso, ¿qué hacemos en la Argentina con nuestras tribus aborígenes abandonados y sin asistencia?  Lo que no hacemos por ellos, ¿el gobierno lo hará por los refugiados?.

Sea como sea, lo más destacable es saber que el Islam tiene vertientes profundamente humanistas y espirituales,  y que su esencia nada tiene que ver con el terror y la muerte.

Lo bueno que están en Buenos Aires, y en toda la Argentina. Lo más sagrado del Islam tiene muchas perlas de las cuales debemos aprender.