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Su exnovio la convenció de que se hiciera cirugías con Aníbal Lotocki: hoy atraviesa un infierno

Silvana Di Raimondo contó su historia y reveló que después de atenderse con el médico tiene una gravísima infección en su nariz y granulomas en los glúteos. “En ningún momento me dijo que no era cirujano plástico”, aseguró.


Aníbal Lotocki está condenado a cuatro años de prisión y cinco de inhabilitación para ejercer sus funciones como cirujano por la causa en su contra iniciada por Silvina Luna, Pamela Sosa, Gabriela Trenchi y Stefy Xipolitakis por “lesiones graves”.

Aunque años atrás ya pesaban esas denuncias sobre él, el médico siguió operando, tal como lo continúa haciendo ahora. Una de sus últimas pacientes fue Silvana Di Raimondo, una mujer de 39 años que se atendió con el cirujano y a partir de ese momento comenzó a vivir un infierno. En diálogo con TN Show, la víctima de la mala praxis abrió su corazón, mostró chats con el doctor y reveló cómo se maneja Lotocki.

Silvana Di Raimondo después de operarse la nariz (Foto: gentileza Silvana Di Raimondo)

-¿Cómo llegaste a Lotocki?

-Llegué más o menos en el 2021, en noviembre aproximadamente, por la pareja que en ese momento tenía. Yo venía con un montón de problemas familiares, también con problemas de autoestima enormes.

Me llevan a la casa de él. En su primer piso tiene un semiconsultorio, me hace firmar el consentimiento, no me dice absolutamente nada de las consecuencias que puedo tener de todo esto. En un dibujo que tiene como si fuera una silueta de un ser humano te marca lo que te va a hacer. Él te dice “Tenés el párpado un poquito caído” y la verdad que una mujer, como coqueta, accede, sobre todo si tiene el poder adquisitivo para pagarlo.

Accedo a todo: una lipoescultura. A partir de ahí, a los seis meses como mucho empiezo con la infección en la nariz. Hace un año y medio me dio un medicamento que tomé cada 15 días. Enseguidita, a los tres meses, me volví a levantar la nariz. A los dos meses, cada vez era más consecutivo, menos tiempo tenía entre infección e infección, otra vez me volvió a operar la nariz por la infección misma. Me operó por tercera vez, siempre en distintos lugares, siempre en lugares feos, no era una clínica linda. A la semana vuelvo otra vez con infección, de hecho me hizo una sutura. Voy a la casa, me dice que tengo que tomar medicación por 15 días más y, si no, me dejaba internada. A todo esto ya habían pasado dos años.

El antes y el después de Silvana (Foto: gentileza Silvana Di Raimondo)

Mi hígado ya no da más, de hecho hoy estoy peor que nunca. La cola en el medio también me explota. Se me infectó absolutamente todo, me duró 72 horas. Me estaba duchando y cuando salí, de pronto sentí algo mojado con mi ropa puesta, me toco y era pus.

Él nunca te deja de atender, pero no es por porque sea una persona buena, es porque es médico y si no es un abandono de persona. Sí se fastidia o se le siente un poco áspero cuando lo llamás a las 9 de la noche y le decís “tengo fiebre”. Te pide que vayas, pero se nota su aspereza.

Siempre tiene un trato muy soberbio. Él jamás te va a pedir disculpas, porque uno se puede equivocar, pero al equivocarse te puede decir: “Mirá, te voy a derivar a tal lado porque a mí esta situación se me fue de las manos, me voy a ser responsable de toda tu medicación, de todo el procedimiento que sea necesario” y la verdad que él no lo hizo. La última vez que le mandé un WhatsApp yo le ofrecí juntarme con él para poder charlar de todo esto, lo que me estaba pasando, lo tengo al tanto absolutamente de todo, y me dijo que fuera a su consultorio. Entonces le dije: ¿vos sos infectólogo? ¿sos psiquiatra? ¿sos psicólogo? ¿sos cirujano plástico reconstructor? ¿otorrino? Si no sos nada de eso, ¿para qué iría a tu consultorio?

-¿Te dijo él, como aseguró en varias entrevistas que le comenta a todos sus pacientes, que no es cirujano plástico?

-Jamás. Jamás me dijo que no era cirujano plástico. Él sí te dice todo lo que te puede hacer, incluso puedo hasta halagarlo porque para eso tiene un ojo de lince, pero lo que pasa es que todo lo lindo que te hace te explota en menos de un año.

-¿A vos quién te sugirió que te fueras a operar con él? Porque para 2021 ya se sabía de las causas que él tenía.

-Yo no miro tele. Esto parece increíble, pero es real, porque yo estuve dos años internada con un problema familiar, y adentro de un hospital, literal, no tenía noción de nada. Ni siquiera me presentaba en mi trabajo.

Me llevó mi exnovio porque decía que yo le parecía una mujer muy linda interiormente, pero estéticamente no era la mujer que él hubiese elegido jamás. Estamos hablando de una persona fisicoculturista, superestético.

-¿Vos nunca te le plantaste a él frente a eso?

-No, porque vi un beneficio propio. Yo no voy a mirar al otro y decir “culpa de él”. Si yo me separaba, los pechos me quedaban a mí, y a cualquier mujer que no tiene nada, nada, le gustaría tener pechos o le gustaría el cambio, más con problemas que uno arrastra desde su niñez. El problema de autoestima lo arrastro desde hace bastante. Iba a terapia y en la pandemia dejé y me pasó todo esto. Hoy tengo un psiquiatra siguiéndome, tengo un psicólogo haciéndome un seguimiento, tengo un infectólogo, un otorrino, lo que pasa es que necesitamos el cirujano plástico reconstructor para que a mí me pueda hacer la nariz, porque me perforó.

-¿Tenés problemas respiratorios?

-Totalmente, no me llega bien el oxígeno porque tengo todas las cáscaras acá (frente). Me desvió el tabique. Me tengo que limpiar de dos a tres veces por día con solución fisiológica con una jeringa y vaselina, tomar medicación.

La flora intestinal me la barrió absolutamente. Él nunca me hizo un cultivo en las tres veces que me operó. Jamás se le ocurrió hacérmelo para saber de dónde provenía la infección.

-¿Te pidió tu historia clínica cuando vos fuiste por primera vez a su consultorio?

-No, no, no. Sí me hizo los prequirúrgicos, pero nunca me pidió una historia clínica, nunca me dijo que no era cirujano plástico, nunca me explicó sobre los problemas que podía llegar a tener. Sobre el granuloma me entero a raíz de un problema en la panza por el que llamé al SAME. Cuando me fueron a inyectar una Buscapina, el médico me bajó el pantalón y me dijo: ‘tenés granulomas’. Yo ahí me enteré de qué se trataba lo que yo tenía. Porque yo le decía a Lotocki: “Tengo como fiebre en la cola y manchones colorados”. El me contestaba “Ponete hielito y seguí tomando antibióticos”... él a todo le pone hielito.

Cuando a mí me explota el granuloma en los glúteos me manda a una persona en el Centro que me inyecta como muchas agüjitas. No sé si mandó a analizar eso, y si lo mandó a analizar a mí nunca me dio en mano el resultado de la biopsia de lo que me sacó. Después usaron otra máquina que me daba como palmaditas.

Una locura todo, sigo padeciéndolo. Es el día de hoy que todavía no encuentro la solución, que todavía supuro y supuro, ando a capa caída porque nadie se anima a una tercera operación de nariz con una infección, más allá del problema emocional que no sabés para dónde dispara.

-¿Él te hizo lo que vos le pediste o te hizo cosas de más?

-Nunca me hizo nada de más de lo que se le abonó.

-¿Puedo saber cuánto le pagaron por esto?

-Más o menos tres millones.

-De pesos...

-No, dólares también. Y estamos hablando del 2021. Por eso yo me pregunto a veces a qué llaman barato y a qué llaman caro. Porque todos dicen “y... porque era el más barato”. Estamos hablando de 2021, no sé a qué llamamos barato y a qué caro.

-¿Temés por tu vida?

-Por supuesto, todos los días. Tengo una angustia que lo digo y se me caen las lágrimas.

-¿Hace cuánto estás con tratamiento psicológico y psiquiátrico?

-Yo venía con un problema familiar muy personal. Ahí había arrancado. Dejé y después ahora, con todo esto, empecé con el psicólogo. El psicólogo me derivó y trabajan en simultáneo con el psiquiatra.

Mi cuerpo no resiste nada, el otro día no llegaba al trabajo por una pera, todo lo rechaza. Me vio una médica y me dijo que estaba deshidratada y yo no quiero dar el brazo a torcer a quedarme internada. No soy eso, yo soy una mina superdinámica, hiperquinética. No quiero terminar con un pijama acostada.

-¿Qué te pasa cuando ves en la tele el caso de Silvina Luna?

-La quiero abrazar y decirle “dale, salí de acá”.

-¿Y cuando lo ves a Lotocki en la tele qué sentís?

-Siento que es una persona muy inteligente, que está muy bien informado. Es macabro. Viste que hay personas que disfrutan violar, disfrutan el dolor ajeno, quizás él disfruta eso. Claramente que es soberbio, egocéntrico. Él habla de una cantidad de médicos... ¿Y por qué en su momento no me derivó a mí a otro médico? ¿Por qué no me dijo “andá acá que yo le voy a hablar a este médico para que te siga atendiendo y siga por donde tenés que seguir, porque a mí se me fue de las manos”? ¿Por qué no lo hizo?

La verdad es que me siento entre la espada y la pared, porque fui a otro médico que es excelente, que trabajó mucho tiempo en el Hospital de Clínicas, y me sale 5000 dólares la operación. Creo que si voy a robar el banco ni siquiera tienen esa plata.

-¿Qué cambió en tu día a día desde que empezaste con todas las complicaciones?

-Todo cambió. Hoy me cuesta salir, entrás en una depresión que te hace encerrarte y hasta a tu mejor amiga le decís “andate” de la peor forma. En el trabajo me tuvieron que poner una suerte de reemplazo para que me pueda ayudar porque la cabeza se me va y yo soy una mujer muy dinámica. Tengo muchos años laburando donde estoy y con una mirada yo ya te digo lo que hay que hacer y lo que no, y hoy no puedo.

A veces me tocan este tema y se me hace un nudo y se me caen las lágrimas. Me cuesta todo. Si yo tenía un problema de autoestima, hoy estoy hecha una hilacha, y no sé para dónde dispara.

Siento a veces que me voy a tropezar y te dicen “dale, dale, dale” y yo no quiero. A veces no quiero más, me quiero dar por vencida, por muchos momentos me quiero dar por vencida.

-¿Y de dónde sacás las fuerzas para no bajar los brazos? ¿Tenés familia?

-Tengo una hija nada más. Ella muchas veces me pregunta cuando me encierro en mi pieza o cuando salgo de trabajar, a las seis de la tarde, si estoy bien, y solamente estoy triste, pero también capaz estoy con un dolor en la panza, en la nariz, en el pecho, y no sabés de dónde agarrarte.

La fuerza es cuando te sentás en la cama y decís “hoy sí me voy a dedicar y voy a ir al Clínicas”, pero también me da vergüenza en el trabajo pedir permiso todo el tiempo para ir al hospital y a veces ni siquiera me dan certificado porque te lo charlan el tema. Muchas veces no me aguanto y me largo a llorar en el trabajo. Es una angustia constante.

-¿Pensás llevarlo a la Justicia a Lotocki? ¿Te da miedo?

-Es miedo, porque sé que es mafia. Si no, con tantos casos y demás... es raro porque hay un montón de otros casos que enseguida van presos. Y este hombre que mata o lastima con un bisturí y una aguja, y no se hace responsable ni de una Buscapina, ¿le van a dar cuatro años? Cuatro años con una buena conducta adentro te dan tres años y medio. No va a ir a pabellón, va a ir a VIP. Y no va a ir a Sierra Chica tampoco, entonces, ¿hasta dónde sirve que vaya preso? Si va a seguir operando o ya tiene a alguien que le enseñó a operar y la plata se la va a llevar igual adentro o afuera.

-¿Recibiste amenazas por parte de Lotocki?

-No. Él siempre me dice “yo te dije que vinieras a mi consultorio”. Por eso siempre mi pregunta es ¿para qué? Yo le ofrecí, y tengo el chat, que nos juntemos en un bar de donde él quiera, a elección, y no. Imposible.

-¿En ese encuentro qué buscarías?

-Que se haga cargo y responsable de mis gastos, porque yo soy una empleada y tengo una caja de zapatos llena de medicamentos. Que ayude, que realmente ayude si realmente le importa la persona. No que me invite a su consultorio, si no es cirujano plástico o reconstructor ¿Para que vaya a tu consultorio y esté tu mujer? Ella es la DJ cuando uno se opera. Ella dice que es la mujer y la secretaria, nunca dijo que tenía nada que ver con medicina. Y sin embargo, dos veces de las tres que me operé, estuvo conmigo en el quirófano. Hasta donde yo sé, cuantas menos personas haya en un quirófano mejor, por el tema de las bacterias, y ella lleva un parlante para poner música. Se ve que estudió para DJ.

Los chats entre Silvana Di Raimondo y Aníbal Lotocki

Ante los crecientes problemas en su cuerpo después de las operaciones, Silvana contactó en varias oportunidades a Aníbal Lotocki vía WhatsApp.

En una de las charlas, el médico hace referencia a una pelea que mantuvieron días previos a los mensajes y reconoce haber levantado la voz. “Te pido disculpas, nunca lo hago ni es habitual en mí”, escribió él. Acto seguido la invitó a su consultorio para ver esa “rebelde infección de la nariz”.

La paciente se negó a visitar al cirujano y le contestó: “Como vos decís siempre: ‘el cuerpo lo rechazó'. Se ve que los hundimientos también son de mi cuerpo, la panza quedó también con hundimiento y la cola me duró 48 horas porque al toque se me hicieron granulomas y esperaste a que se reviente todo para hacer algo”.

En otro de las capturas de las conversaciones que Silvana le compartió a TN Show, ella le menciona a Lotocki todos los inconvenientes de salud buscando un resarcimiento económico de, al menos, una parte. El doctor le contestó con un reproche: “Hola Silvana, le pedí a Majo (María José Favarón, su esposa) ayer que te diera un turno para evaluarte porque hace exactamente un mes que desapareciste. No viniste a que te tomara la muestra para el cultivo y antibiograma. Luego te vi en un programa de televisión hablando de mí”.

Por último, Lotocki cerró: “Las puertas de mi consultorio están abiertas, así que si querés le pedís un turno a Majo y venís”.

Di Raimondo le contestó haciendo referencia a su infección en la nariz: “Claro, porque la muestra se realiza mucho antes, no se espera a tres veces de operación en la misma zona”. En último lugar, la paciente le indica que lo que ella necesita es un otorrino reconstructor y no un medicamento inyectable, como presumía que él le podría haber recetado.
Los chats entre Silvana Di Raimondo y Aníbal Lotocki (Foto: gentileza Silvana Di Raimondo)

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