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Sopa con hongos, una mezcladora y cocktail de agua de inodoro: las "excentricidades" de Pity Álvarez

La vida del cantante siempre fue al límite y ha protagonizado escenas inexplicables.

Camino a ser un mito urbano, Cristian Gabriel Álvarez, o como todo el mundo lo conoce, El Pity, sigue caminando a paso firme por el camino "border" de la vida: el líder de Viejas Locas volvió a dar prueba de su filosofía de vida y en el último video para promocionar su próximo show salió de adentro de una mezcladora de cemento.

El video de poco más de un minuto comienza con una mezcladora funcionando a toda máquina y luego de un breve corte -Alerta spoiler: fue todo un montaje armado por el músico- Pity "sale" de la máquina, se agacha, agarra un pucho del suelo, lo prende y lentamente, con ese andar andariego tan típico suyo, se acerca a cámara para promocionar el show que la banda dará el mes que viene en un boliche de Isidro Casanova.


Pero más allá de la puesta en escena, de la desprolijidad y la mugre que lleva encima como bandera, y de la exageración (poquita) que el músico puede haber aportado a la escena, es inevitable notar el aspecto desmejorado que ostenta luego de la hipermegarecontra relación tóxica que tuvo a lo largo de su vida con los vicios.

Alejado totalmente del glamour, el rockero más gonzo de esta patria se vuelve a exponer a si mismo tal cual es, como si fuera un cartel viviente de Nar-Anon que advierte en todo momento los posibles riesgos de la senda del descontrol.

Los fanáticos del Viejas Locas, lo que lo siguen desde que llegaba a los recitales en bicicleta (más o menos como ahora, pero con más equilibrio) no se sorprendieron ni un poco cuando en 2007 el periodista Daniel Tognetti lo entrevistó para el programa que tenía por aquel entonces en Canal 9 y desde ese día el Pity se popularizó.


Todos, absolutamente todos, las madres, las tías, los vecinos, los curas, los colectiveros, los chicos más chicos, los abuelos más viejos, hablaron sobre ese extraño personaje, que sin haber perdido alguna apuesta y sin estar compitiendo por un premio, se alimentó con comida podrida en cámara.

Los fanáticos del Viejas Locas, lo que lo siguen desde que llegaba a los recitales en bicicleta (más o menos como ahora, pero con más equilibrio) no se sorprendieron ni un poco cuando en 2007 el periodista Daniel Tognetti lo entrevistó para el programa que tenía por aquel entonces en Canal 9 y desde ese día el Pity se popularizó.

Todos, absolutamente todos, las madres, las tías, los vecinos, los curas, los colectiveros, los chicos más chicos, los abuelos más viejos, hablaron sobre ese extraño personaje,que sin haber perdido alguna apuesta y sin estar compitiendo por un premio, se alimentó con comida podrida en cámara.


"Brindo por ustedes que hace mucho que no nos vemos", dijo mirando a cámara y dentro del vaso puso un jugo en polvo, hielo, Cinzano y, como último ingrediente, agua del inodoro.

Aunque fue y vino mil veces con sus dos bandas, Viejas Locas e Intoxicados, y nunca abandonó la música, durante la última década Pity fue más noticia por sus episodios bizarros que por sus melodías.

Uno de esos episodios fue en abril de este año, cuando en las redes sociales se viralizó un video donde se lo ve tirado en plena calle Corrientes tocando la guitarra. A medida que la gente lo reconocía se quedaba escuchando el mini recital, y al final de su repertorio se paró y pasó la gorra

.

El motivo no estuvo amparado en la locura suya, sino en su otro gran costado, el solidario: juntó la plata para un músico callejero que conoció cinco minutos antes y que no había recaudado mucho hasta ese momento. "El Pity salió de un kiosco acá a media cuadra y se puso a tocar mi guitarra. Al toque se fue juntando la gente", contó el músico anónimo.


Nunca jamás Álvarez negó su adicción a las drogas. Incluso llegó a contar que ha llegado a consumir hasta 40 gramos de pasta base. "Mi único problema en la vida es el paco: es tan rica que la odio", contaba hace unos cuantos años atrás.

Sin miedo, Pity siempre dejó al desnudo sus problemas con el paco: "Siento un poco de vergüenza haber caído en una boludez tan grande. Hay veces que creo que es parte del ying-yang: en una de esas soy muy feliz, que en una de esas tengo que equilibrarlo con el paco, que es lo opuesto a ser feliz".

Sin embargo, Pity no "sufre" todas las drogas de la misma manera: con la marihuana tiene un relación mucho más pacífica y en orden, y lucha en todo momento por su legalización. "Cualquier pantalón que me ponga, seguro tiene un faso en el bolsillo", contó el mismo día que confesó que fuma porro desde los 15 años, o sea los últimos 29 años de su vida.