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Sobre los ex: ese mal necesario

La sola palabra ex, es un dolor de muelas. Es más noble ser la viuda de alguien, y más cómodo. La primera condición para llegar a ser un ex es acreditar un periodo de permanencia, cama adentro, lo suficientemente prolongado y necesariamente conflictivo como para permanecer en nuestra memoria.

Al mismo tiempo, este retazo de nuestro pasado se instala en nuestras vidas con distintas jerarquías, Hoy me detendré en : los "ex irrenunciables", los padres de nuestros hijos y como todo ex nos recuerda un fracaso, elegante manera de nombrar combates sangrientos y penosas disputas finales por la posesión de la heladera, los compacts, el perro y la cuota alimentaria. Si una se detuviera a pensar que están destinados a permanecer, seriamos más diplomáticas. Tarea difícil en medio de la juventud, donde nadie nos avisa que ese señor que martiriza nuestro presente estará en el casamiento de nuestro hijo, donde concurriremos con nuestra pareja actual De cualquier modo "los irrenunciables" son, mal que nos pese, parte de la familia y como ella, siempre dispuestos a proporcionarnos un disgusto extra, a recordarnos cuan equivocadas fuimos, a preguntarnos qué teníamos en la cabeza cuando los elegimos. Peor aún, ¿habremos tenido algo en la cabeza?

Las batallas sin fin

Hay parejas que se separan y rehacen su vida y con el correr de los años terminan todos compartiendo un dulce almuerzo familiar cada cual con su nuevo cónyuge. Hay otras que hacen lo mismo pero sin "revoltijearse" tanto y hay otros donde el escándalo marca cualquier encuentro a futuro hasta que la muerte los separe y, doy fe, hasta después de la muerte.

Pero, si hay hijos, todos tienden a igualarse en similares batallas. Los soldaditos que van al frente son los chicos. Claro está.

Personalmente no conozco ningún padre que haya pasado una cuota de alimentos como debiera, ni que cumpla el horario para llevárselos o devolverlos. Ni que asuman el compromiso con un rigor tal que no falten justo cuando su ex mujer está por salir por primera vez con otro señor (lo huelen) Ni que se tomen mayor trabajo en que vuelvan limpios y con alguna comida que supere las hamburguesas o tan solo sin piojos. Lógicamente las mujeres nos irritamos. Porque a esto hay que agregar la incorporación de la nueva de nuestro ex.

Algunas, sienten celos de ellas, pero las cancheras, después de una rápida investigación y si la mina tiene un corazón maternal, prenden velas para que les dure. Pero lo más usual es que la nueva, una vez pasado el primer momento de seducción, con todos los regalos de rigor, sienta escaso amor por los chicos o un afán educacional que nos hace quedar como las peores madres del mundo.

El lema de estos ex pareciera ser "donde hubo hijos, armas quedan" y se usan
Soluciones fatales

Las escuelas que finalmente han caído en cuenta que el "día del padre" es altamente conflictivo, con una inocencia increíble han organizado como reemplazo "el día de la familia". Supongo que el criterio es diluir el dolor agudo de ovarios que provoca entregar regalitos a padres ausentes, o gastar plata en otros que ni siquiera pagan el boleto de un ómnibus.

Sin embargo como toda decisión ingenua, el "día de la familia" siempre termina en una hecatombe para las que ya no lo son.

Tengo el relato puntual de Corina que año de por medio compartía un día con su hija ( el otro le toca al papá) Entiéndase entonces que cuando una pareja se ha separado no quieren juntarse en una fiesta por más que todas las directoras de este mundo o todas las fechas que se inventen pretendan hacerlo.

Así que allí partía Cori con su niña a las ¡nueve de la mañana! a pasar un delicioso día de reconciliación nacional, sin el padre con el que debería reconciliarse. Cori es sensata, están los que sí van juntos... y no se dirigen la palabra en todo el día. En los juegos que se organizan para que todos se amen más, si participan se tiran pelotas como para arrancarse la cabeza. Todavía no se ha registrado ningún caso de envenenamiento con estricnina en las empanadas, pero denle un poco más de tiempo a esta atroz festividad y lo van a conseguir.

Adolescentes!... a él!

Pasada esta tierna época, las criaturas entran en la adolescencia que de tierna tiene muy poco y ahí, una vez más los ex se convierten en pesadilla. Ellos, que tienen que impartir la ley, se transforman en adolescentes bananas que corretean a la par de sus hijos, mientras el papel de malas, de exageradas, de brujas o desaprensivas, queda una vez más para nosotras. Es el momento ideal para sentirse Superman, dando más permisos que una, alentando amistades que a una no le huelen bien y hasta compartiendo un porro de marihuana.

Después todo pasa pero insisto: cuando una se casa o se junta, debería esforzarse por pensar que ese señor con el que nos estamos uniendo y que será el padre de nuestros hijos, casi inevitablemente será un día nuestro "ex" ¿Califica para el rol? Si contestamos a esa pregunta tal vez podríamos ahorrarnos algunos disgustos en el futuro que, como sabemos, siempre llega, con ellos o sin ellos.