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Sin respiro: en invierno, el gas costará el doble que el año pasado

Buscan fórmulas para matizar el impacto en el bolsillo. Los aumentos previstos para abril se sumarán a los que rigen desde diciembre.

Los aumentos en la tarifa del gas previstos para abril, sumados a los que rigen desde diciembre último, harán que calefaccionar los hogares durante el invierno sea más de un 100 por ciento más caro que en 2017 en el área metropolitana.

Así se desprende de los aumentos tarifarios que solicitan por estos días transportistas y distribuidoras de todo el país y que deberá convalidar el Gobierno -con algún matiz- en las próximas semanas.

Los aumentos serán importantes en toda la Argentina y no solo en el Conurbano. A diferencia de lo que ocurre con la electricidad, en el gas de red las tarifas y su evolución son más o menos similares, con excepción de la Patagonia y otras zonas más frías y con un mayor nivel de subsidio.

Por eso, para matizar el impacto del nuevo aumento, el Gobierno y las distribuidoras analizan distintas alternativas de "tarifa plana". Así, la factura sería algo menor en los meses más fríos y más cara en los períodos más cálidos, en lo que se emplea menos fluido.

En la audiencia pública que se llevó a cabo esta mañana en la Capital Federal, las dos distribuidoras que operan en el área metropolitana, Gas Natural Fenosa (Ban) y Metrogas, oficializaron pedidos de aumentos del 40 por ciento promedio. La tarifa había subido, en promedio, 45 por ciento en diciembre pasado.

Otras distribuidoras del interior pidieron subas aún mayores, incluso superiores al 50 por ciento.

La factura de gas tiene cuatro componentes: el precio del gas en el Punto de Ingreso al Sistema de Transporte (PIST), que es el más preponderante, el costo del transporte, el de la distribución y los impuestos, que pueden representar más del 40 por ciento de lo que paga el usuario.

El Gobierno convocó a audiencias públicas para definir nuevos aumentos del gas desde abril

El PIST comprende tanto el gas importado como el que se extrae de los pozos nacionales. Es lo que subsidia el Gobierno. La reducción gradual de esas compensaciones se realiza de acuerdo a un sendero de precios que fijó el Ministerio de Energía de Juan José Aranguren en octubre de 2016. Pero el precio del gas se fija en dólares, por lo que, a la quita de subsidio ya establecida, se le agrega la devaluación.

Las empresas transportistas y distribuidoras cobran una tarifa fija. En la Revisión Tarifaria Integral (RTI) de hace un año, el Gobierno les otorgó a las compañías una recomposición de esos cargos fijos en tres cuotas: abril de 2017 (40%), diciembre de 2017 (30%) y abril de 2018 (30%). La última parte de ese mayor precio se saldará con el próximo aumento. Como contrapartida a esa recomposición tarifaria, las distribuidoras y transportistas comprometieron inversiones para ampliar y mejorar la red de gas natural.

Pero a ese cargo que cobran distribuidoras y transportistas se suman otros dos: la inflación semestral, que se mide con un índice de precios mayoristas del Indec, y una compensación por el escalonamiento tarifario (es decir, por fragmentar en tres el aumento del cargo fijo definido hace un año).

Con todos esos costos y recomposiciones sobre la mesa, las distribuidoras pidieron sus aumentos.

Gas Fenosa pidió un aumento promedio del 40,3 por ciento para el 1,6 millón de hogares bajo su concesión. Un cliente categoría R1, que consume 330 metros cúbicos al año (algo que solo sirve para cocinar) pagará 88 pesos más por mes. Un cliente R23, con consumos de unos 1000 metros cúbicos al año (un hogar con cocina, agua caliente y dos estufas) pagará 208 pesos adicionales por mes, en promedio. Los de mayores consumos, R34 (2000 metros cúbicos mensuales, hogares con caldera) abonarán 591 pesos más por mes.

En el caso de Metrogas, la distribuidora más grande del país en cantidad de clientes (2,3 millones de usuarios residenciales), los aumentos solicitados son del orden del 45 por ciento para las categorías de menores consumos y del 35 por ciento para los que más gas usan.

En base a estos valores y a los informados en diciembre último, la tarifa de gas de los hogares residenciales que no tengan abono social aumentarán entre 90 y 130 por ciento anual a partir de abril. El incremento de fin de año se notará recién en los meses fríos y se sumará al que regirá desde el cuarto mes de 2018.

Así, un hogar R1 de Metrogas pagaba una factura mensual promedio de 127 pesos en abril de 2017. Pasó a abonar una factura promedio de 201 pesos por mes a fin de año. Su gasto promedio treparía 45 por ciento más, a $ 291,45 mensuales. Hacia abril, sufrirá un aumento del 129,5 por ciento.

Un hogar R23 de Metrogas que pagaba una factura promedio de $ 384 por mes en abril de 2017 y pasó a abonar $ 596 promedio en diciembre, percibirá a partir del próximo abril una boleta de 864,2 pesos mensuales, siempre en promedio (es decir, más alta en los meses de invierno y más baja en verano). Este invierno pagará el gas 125 por ciento más caro que el del año pasado.

Y un hogar R34 de la misma distribuidora que pagaba en abril de 2017 1670 pesos mensuales y pasó a pagar $ 2342 pesos en diciembre, deberá abonar desde el próximo abril $ 3161,7. El incremento será del 89,3 por ciento anual.