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Shakira en Argentina: entre Piqué y Antonito

*Por Melisa Belver. De espíritu libre e inquieto. Una gitana de ciudad, como asegura en uno de sus hits más recientes. A ese título que se atribuye a sí misma, Shakira (34) le hizo honor en su paso por Argentina.

En menos de una semana recorrió tres ciudades –Salta, Córdoba y Buenos Aires– y dio tres shows en el marco de su gira latinoamericana que lleva el nombre de su último disco, Sale el sol. Desembarcó en Salta en un vuelo privado, el domingo 27 por la mañana, acompañada de sus padres, William y Nidia, y su hermano Antonio "Tonino" Mebarak, el responsable de la seguridad de la cantante. Allí mantuvo una absoluta reclusión en la suite presidencial del Hotel Sheraton, una rutina que más tarde casi replicaría por completo en Córdoba y Buenos Aires. Después de ser ovacionada por unas 25 mil personas en el estadio Padre Martiarena y de recibir un poncho de manos del gobernador salteño Juan Manuel Urtubey, tomó otro vuelo con destino a Córdoba. Junto a su familia y tres amigas (una colombiana, otra española y una argentina) descansó en la estancia El Colibrí con vistas al recital del día jueves. Tal fue la fascinación que le despertaron las sierras cordobesas que, en cuanto terminó su presentación en el estadio Mario Kempes, decidió suspender su partida y quedarse un día más en la estancia para degustar un tradicional asado argentino y disfrutar de la tranquilidad del campo. Su postergado arribo a la ciudad porteña finalmente se concretó el mismo día de su presentación. Antes de dirigirse al Hotel Four Seasons, cumplió con un compromiso que había asumido con el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri. Shakira, su mánager Aíto de la Rúa, el mandatario y su esposa, la empresaria Juliana Awada, visitaron un Centro de Primera Infancia (CPI) ubicado en la Villa 21-24 del barrio porteño de Barracas.

Representando a la Fundación América Latina en Acción Solidaria (ALAS), de la que es una de sus líderes, recorrió el CPI El Alfarero. Allí, además de entregar alimentos, conversó con líderes sociales y voluntarios y destacó la necesidad de trabajar a favor de los niños que se encuentran en una situación de vulnerabilidad social. "Proyectos como éste pueden inspirar a que se desarrolle y se expanda la inversión para la infancia, tan abandonada en América latina", señaló y agradeció a los funcionarios que trabajan para suplir las necesidades de los sectores más desprotegidos, entre quienes nombró a Alvaro Uribe, ex presidente de su país. Después de la visita, descansó y se preparó para el show en La Mansión del hotel Four Seasons. Todo el primer piso de la lujosa residencia ubicada en Cerrito y la avenida Alvear fue ocupado por la colombiana, su familia y parte de su comitiva de más de cien personas. En la suite presidencial, de doscientos metros cuadrados, cientos de pimpollos de rosas rojas repartidos en tres jarrones imponían su presencia ante los muebles de estilo francés. Entre las flores, una tarjeta con la firma de su nuevo novio, Gerard Piqué (24), completó el gesto romántico con el que el futbolista sorprendió a la cantante. Un asesor del defensor del Barcelona F.C se puso en contacto con una florería de Recoleta para que hicieran llegar los arreglos florales a la habitación de su novia antes de que ella arribara.

De buen humor tras semejante sorpresa, la colombiana llegó al estadio Puerto Madero, ex Ciudad Deportiva de Boca Juniors, para ponerle el broche de oro al Pop Festival, un evento que mezcló música con una puesta artística. Enfundada en tules rojos y entonando el tema "Pienso en ti", recorrió una pasarela entre las muestras de cariño de sus fans. Al alcanzar el escenario, se arrancó el vestido para lucir su exquisita figura de bomba latina, calzas negras y un top calado.

Durante los 90 minutos que duró su performance, más de 45 mil personas bailaron al ritmo de sus clásicos, entre ellos "La tortura", "Ciega, sordomuda" y "Loca". "Estoy muy feliz de estar en Buenos Aires, no hay nada como cantar en casa", dijo, mientras era ovacionada por el público. Desde abajo del escenario, su ex pareja, Antonio de la Rúa, y Aíto controlaban que todo saliera como había sido previsto. Tras la lluvia de papelitos que ofició de cierre, mientras aún sonaba el "Waka Waka", tema que compuso para el Mundial de Fútbol, regresó al hotel. Apenas tuvo tiempo para una sesión de masajes descontracturantes, ya que en la misma madrugada del domingo 6 voló a Punta del Este, la escala siguiente de su tour. Del aeropuerto Laguna del Sauce fue directo al Conrad Resort, donde se hospedó en una suite del piso 17 con vista a la bahía. Los requerimientos de la estrella fueron simples: té de manzanilla, omelette con tomate, salmón grillado y helado de vainilla para el almuerzo y unas tostadas con café para la tarde. Entre las cinco mil personas que disfrutaron del show en el parking del hotel, se encontraban Valeria Mazza y Alejandro Gravier, Adrián Suar y Griselda Siciliani, Julio Bocca, Gustavo Yankelevich y Rosella della Giovampaola. Cerca de las 2 de la mañana, ya concluido el recital, y después de cenar unas quesadillas de pollo junto con su familia, Shakira asistió a una fiesta organizada por Antonio de la Rúa en La Colorada, la chacra que construyeron juntos en José Ignacio cuando eran pareja. Le bastaron unos cuarenta minutos para estar con amigos. Después volvió a partir, fiel a su alma de gitana itinerante.