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Sergio Massa: luces y sombras de un animal político

Aquí nos centraremos en las razones a favor y en contra de la candidatura de Sergio Massa.

La idea de la elección de tercios se reveló efectiva en el resultado de los PASO. Luego de aquella sentencia de Cristina Kirchner de hace algunos meses, formulamos una predicción correcta: Los tres tercios tenían nombre y eran Sergio, Patricia y Milei. No nos equivocamos.

Cuando restan 55 días para las elecciones generales tenemos varias incertidumbres y una certeza. Respecto de lo primero, no sabemos si habrá definición en primera vuelta o en ballotage, y si hubiera ballotage no sabemos quién quedaría afuera y, tampoco, quién resultaría electo presidente. Pero respecto de lo segundo no tenemos dudas: Sergio, Patricia y Milei son candidatos fuertes con hambre de poder y sed de gloria. En el barrio lo diríamos sin eufemismos: los tres “se la bancan”.

Aquí nos centraremos en las razones a favor y en contra de la candidatura de Sergio Massa.

 

Sergio Massa: la animalidad política

Una de cal

Audaz, infatigable, “huidor” hacia adelante, el tigrense encarna perfectamente la quintaesencia de la animalidad política. Sergio juega en toda la cancha. Abre el juego. Se desmarca. Inventa jugadas. Eximio negociador, parece disfrutar de ese juego. No importa si es en Washington con Kristalina Giorgeva, en el Senado con Cristina o en un mano a mano con algún gobernador. Lo cierto es que para Sergio el universo político parece siempre una oportunidad para negociar y un vasto océano del que siempre se puede extraer poder.

Quizás la expresión sea reveladora: Sergio Massa es un extractivista del poder. Capaz de sacarlo de las piedras. Capaz de edificar estructura donde antes había poco o nada. Capaz de poner a funcionar cualquier coto incipiente de poder al servicio de su gran causa.

Días atrás lo dijo con contundencia: "Se preguntan si en la tormenta conviene quedarse en el Ministerio mientras es candidato. Yo cuando estoy al frente en la tormenta, agarro el timón y no lo suelto. Me quedo hasta el 10 de diciembre. Lo peor que podría hacer es irme. Le haría mucho daño a la economía argentina".

Sergio Massa nunca arruga. Se anima donde muchos dan un paso al costado. No tiene problema en “quemar las naves” ni en “agarrar la papa caliente”. Pertenece a la privilegiada extirpe de quienes piensan que mañana siempre saldrá un nuevo sol. Acaso le quepa mejor que a ninguno aquellos versos de Almafuerte: “No te des por vencido, ni aun vencido” (..) “Trémulo de pavor, piénsate bravo y arremete feroz, ya mal herido. (…) “¡Todos los incurables tienen cura cinco segundos antes de su muerte!”

Workaholic, conocedor como ninguno de las dependencias y vericuetos del Estado, a Sergio le gusta armar estructuras, pero nunca descuida los detales, a los que suele atender personalmente. Imaginar cómo es un día en la vida de Sergio Massa produce vértigo: ¿Cómo hace?, ¿Cuándo duerme?, ¿Cómo puede atender con solvencia su WhatsApp sin delegarlo en nadie?

Cultor del arte de huir hacia adelante, uno de las especialidades del Ministro de economía consiste en forjar zanahorias imaginarias a las que la sabiduría mediática suele referir bajo la figura de “sacar conejos de la galera”. Cuando parece que la turbulencia va a doblegar la embarcación, Sergio, a último momento, inventa algo que le permite seguir participando. El dólar soja, el dólar agro, su propia candidatura presidencial al filo del cierre, los yuanes chinos, el préstamo de Qatar y, ahora, el desembolso de los más de 7 mil millones verdes del fondo.

Sabidurías populares: “Con plata cualquiera invita”, “El dinero no hace la felicidad, pero calma los nervios”, “El bolsillo es la víscera más sensible de los argentinos”. Lo cierto es que, una vez, Sergio sacó un conejo.

Entonces quizás, tal vez, acaso. Por ahí con “el plan platita”, y encauzando al capital verde de los mercados nerviosos, o con la ayudita de algunos amigos gobernadores propensos al toma y daca (..) Un alivio fiscal por acá, un bonito a jubilados por allá, un aumento de la tarjeta “Alimentar” por acullá. Entonces, ¿quién te dice? Massita al ballotage. Massita Presidente.

Quizás esta vez Sergio cumpla el milagro y, efectivamente, lo tengamos en el ballotage, jugando a suerte y verdad contra lo que sea. Buscando o inventado nuevos conejos. El “plan llegar”. ¿Y si llega? Al fin y al cabo, todo animal político sabe lo que tiene que saber: la política es el arte de lo posible.

Una de arena

En “Amor y muerte”, un film de Woody Allen de 1972 (en argentina se conoció como “La última noche de Boris Grushenko”), Boris es un soldado ruso que cae prisionero del ejército napoleónico y es sentenciado a fusilamiento. Pero, durante la noche previa a la ejecución se le presenta un fantasma que le advierte que, a último momento, Napoleón lo va a indultar. Ya frente al pelotón, mientras los otros dos sentenciados esperan aterrados el inminente final, Boris sonríe y en complicidad con el espectador afirma: “¡Ja, ja: el Emperador se las trae ¡”. Acto seguido, el pelotón cumple su labor y Boris muere junto los otros desgraciados. El humor desopilante de Woody Allen, le hace decir a Boris, ya en otra esfera de la existencia, que, al final, la muerte no era tan mala y que, en rigor, en la vida hay cosas peores, ¡como soportar el acoso de un vendedor de seguros!”

Moraleja: a veces los conejos de la galera solos son ilusiones fantásticas que se rebelan a asistir a la cita final.

En 2015, cuando Sergio Massa comenzó a situarse tercero cómodo, detrás de Mauricio Macri y Daniel Scioli, apareció fugazmente un curioso spot: se trataba de un fragmento de la película “Carrozas de fuego” donde en una carrera 400 mts. Harold Abrahams, uno de los personajes principales, aparecía tercero para luego ir aproximándose a sus adversarios y conseguir un triunfo épico sobre la línea de llegada. El spot era explícito: un texto superpuesto indicaba que el héroe era Sergio Massa.

Finalmente, como en la película de Woody Allen, en la realidad electoral de octubre de 2015, el milagro faltó a su cita y Sergio Massa, a pesar de superar los 20 puntos, quedo afuera del ballotage que terminó ungiendo a Mauricio Macri Presidente. Aunque, como buen Ave Fénix, Sergio supo recomponerse enseguida para para seguir participando.

¿Y si, como en 2015, a Sergio ahora no le alcanza? Puede ocurrir. ¿Por qué no? "La fortuna es inconstante, como las olas del mar”, reza un antiguo refrán. Y animales políticos chapoteando la derrota han existido y existirán siempre. No es necesario mirar tan lejos: Donald Trump, Jair Bolsonaro, Néstor kichner en 2009 perdiendo “por un puntito” frente a “Alica alicate”, Cristina derrotada en 2017 por Esteban Bullrich, etc.

Pero como en 2015 y en 2019, si a Sergio esta vez tampoco le tocara, acaso no sea tan grave. Porque los animales políticos siempre encuentran una nueva razón para seguir siendo. Máxime cuando son jóvenes y plenos de voluntad de poderío (Niestche dixit) como Sergio Massa. Y máxime cuando, en recompensa por tanto arrojo y tanto quemarse con papas calientes, resultaría atinado reclamar erigirse en el líder de la oposición.

Una figura identificatoria. Léase, ¿A quién creemos que, secreta o explícitamente, quisiera parecerse Sergio Massa?: A Néstor Kirchner.

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