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Se reaviva el debate por la adopción

*Por Romina Zanellato. El abandono de un bebé recién nacido en la vereda de un hogar del oeste de la ciudad de Neuquén puso sobre el tapete la promoción de este acto que está protegido por la ley.

En la provincia, funciona un registro único pero que todavía no logra ocupar todos los huecos que se requiere para asistir a la madre con conflictos con su maternidad.
 
Neuquén > El abandono de un bebé recién nacido, frente al hogar de las monjas Nuestra Señora de la Misericordia, reavivó la discusión acerca de la asistencia de embarazadas en el sistema de salud y la promoción de la adopción como alternativa cuando la madre tiene conflictos con su maternidad.

Aún se desconoce la identidad de la madre y las circunstancias que la llevaron a tomar la decisión de dejar al niño frente al hogar. Se presume que, por la evidencia, procuró su resguardo ya que lo dejó adentro de una cajita, arriba de un almohadón y tapado con una sábana, lo que impidió que el frío de la mañana del domingo pasado le cause daños a la intemperie. Además, lo dejó en un reconocido hogar donde hay monjas y profesionales encargados del cuidado de menores.

El día en que lo encontraron, Mery Catrileo, asistente social del Hogar de Menores ubicado en la esquina de Manuel Rodríguez y Belgrano,  dijo que "la persona que lo dejó sabía que esta es una institución donde iba a estar bien cuidado".

El bebé está, por un período de 30 días, con una familia sustituta luego de pasar los primeros cuatro días de vida en el hospital Bouquet Roldán, donde las enfermeras lo bautizaron con el nombre de Diego.

La Justicia interviene en dos causas distintas, desde el Juzgado de Familia con la Defensoría de los Derechos del Menor, donde trabajaron en conjunto para brindarle protección al bebé abandonado, y desde el Fuero Penal el Juzgado de Instrucción comenzó a investigar y ubicar a la madre por abandono de persona.

"Cuando se detectó la situación del bebé abandonado comenzó a trabajar el Juzgado de Familia quien informó al Registro Único de Adopción (RUA), el cual propuso una familia sustituta por 30 días. Si en ese período ningún familiar reclama al bebé comienza el proceso para que el juez dicte su estado de adoptabilidad, ese tiempo se respeta para garantizar el derecho de identidad del niño", explicó la defensora de los Derechos del Niño, Nara Osés.

En el caso en que algún tío, abuela o inclusive los padres reclamen al bebé se abre una nueva etapa de control por parte del juez donde se evalúa si se pueden hacer cargo del niño. En el caso que esto no ocurra, luego de los 30 días en la casa sustituta y declarado el estado de adoptabilidad del bebé, la directora del RUA deberá remitir al juez de Familia una nómina de las tres primeras familias que figuren en el registro para adoptar. El juez puede elegir entre esos pretensos adoptantes o rechazarlos de manera justificada y evaluar los que siguen en el orden de inscripción.
 
Adopción

Según informaron Erika Pedersen y Susana Pintos de la Asociación Neuquina de Padres Adoptantes, desde que se abrió el RUA en 2007 se registraron 200 familias para adoptar menores de los cuales sólo 25 obtuvieron un niño. Es mínimo el porcentaje de bebés dados en adopción, en general los pocos que hay son mayores de 3 años.

"El Estado falla al no poder detectar en las salas de salud o en los hospitales a aquellas madres que estén en conflicto con su embarazo y su maternidad, para brindarles contención y ayudarlas a encontrar la forma de no terminar como en este caso, abandonando al bebé, o como el que ocurrió en Rincón de lo Sauces días atrás donde se encontró un feto en el basural", opinó Pintos.

Ambas madres señalaron la necesidad de publicitar la adopción como alternativa cuando una mujer no quiera tener a su hijo. "Dar en adopción es un acto de amor", coincidió Mónica Belli, pediatra del Castro Rendón.

Sin embargo, la carga social de dar un hijo en adopción es a veces muy grande. "Hay que trabajar en la sociedad para desmitificar muchas cosas, quien da en adopción no debe sentirse juzgado por realizar alguna mala conducta como persona", manifestó Pedersen, quien está inscripta hace 6 años a la espera de un menor para adoptar.

Pintos manifestó que debe ser el sistema de salud el que contenga a la mujer embarazada que no quiera tenerlo para derivarla al RUA, "así se evitaría que caiga en manos de gente que la condene por pensar en entregar a su hijo o que le ofrezca dinero para darlo en adopción de manera ilegal, como sabemos que ocurre", señaló. No se tiene conocimiento en este caso en particular si la madre controló su embarazo en el sistema de salud provincial.
 
Maternidad

Belli, como miembro del equipo de atención de maltrato y abuso sexual infantil del número telefónico 102 del Castro Rendón, aseguró que como sociedad no se le permite a la mujer pensar en no querer tener un hijo.

"No está la idea legitimada de que alguien esté embarazada y no quiera tenerlo, y menos que decida entregarlo. Como sociedad no somos capaces de aceptar que una mujer puede no querer ser madre y esto se debe a que la estigmatización no puede ser revertida porque no hay otro mensaje", señaló.

Y, al pensar en la madre que decidió dejar a su hijo en un hogar, Belli manifestó que "no se debe tener una actitud punitiva con ella pero alguien debería explicarle que es importante para el futuro del niño saber su identidad, de dónde viene, quién es, para que así pueda fundar su psiquis de la manera más sana posible". Ya que, según explicó, el que pierde la posibilidad de crear su identidad de la manera más transparente posible es el niño abandonado, sin saber quienes lo crearon, bajo qué circunstancias, por qué lo dejaron.

La pediatra recalcó que debe respetarse el dolor de esa mujer que decide expresar que no quiere ser madre y que quiere entregar el niño. "Se debe comprender el dolor del desprendimiento. No desear ser madre no significa que no duela el hecho de dar un hijo en adopción", señaló.

Opinión

Un acto transparente y reparador

Por MÓNICA BELLI (*)

Desde el número telefónico 102 del Castro Rendón entendemos la necesidad de instalar la discusión a la luz de la Convención de los Derechos del Niño/a y de nuestra Ley Provincial 2.302 a los niños como sujetos de derechos, a quienes deben ser respetadas su identidad y donde el proceso de la adopción se convierta en un acto transparente y reparador. No en una nueva revictimización, como abundan tantos ejemplos que en lo cotidiano de nuestro hacer escuchamos y vemos.
Lugar respetuoso y reparador del dolor inicial por la pérdida de no haber podido y/o no haber sabido ser criado por su familia biológica, lugar donde se respete la existencia de una historia previa en ese niño/a. Lugar donde se le garantice en la medida que lo requiera la disponibilidad al conocimiento de esa historia.
Para poder hacerlo, hablamos de analizar en primer término la realidad de la infancia en el mundo que privilegia al capital y el mercado más que a los seres humanos. Los niños han formado parte de ese mercado para ser consumidos: niños maltratados, abusados sexualmente, en la calle, desaparecidos, en situación de trata, donde se les sustrae su identidad, niños apropiados, explotados, etc.
También debemos bregar por  cambiar la cosificación que se hace de ellos, ya que expresan en los sistemas de salud sentirse regalados por sus padres, vendidos, mentidos, expulsados, sin identidad, entre otras angustias.

Otro tema a abordar es la persistencia del mito del instinto maternal. La maternidad/paternidad es una construcción social, no es un instinto. Entonces para poder maternar, criar un niño, debe ser deseado, debe existir disposición interna para vincularse con él.

La adopción es uno de los caminos que permite restaurar derechos a los niños cuando su familia biológica no quiso o no pudo hacerlo. Ofrecerle a un niño/a una familia, cualquiera sea su configuración, que lo reciba con amor, de manera transparente, respetando su historia de origen, cultivando las capacidades maternales y paternales, son aquellas familias que han sabido pacientemente cumplimentar lo que la ley, "el registro", les propone como el camino más seguro para que el dolor, el duelo y ahijamiento garantice este esperado encuentro.
 
(*)Foro en Defensa de la Ley 2.302, miembro del Equipo de Atención al Maltrato y Abuso Sexual Infantil Nº 102