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Se reactiva la causa: detuvieron a un sospechoso por el crimen de Lola Chomnalez

Se trata del "El Cachila", que este lunes declaró como indagado. En 2015 había estado preso pero fue liberado por una muestra de ADN.

"Siento que empezamos a estar cerca de conocer la verdad". El domingo, Adriana Belmonte (51), le confiaba al diario Clarín que estaban esperanzados como "nunca" en que pueda desentrañarse el crimen de su hija, Lola Chomnalez (15), ocurrido hace cuatro años y medio en el balneario Barra de Valizas.

Y la Justicia de Uruguay dio un paso en ese sentido, al pedir el fiscal Jorge Vaz el procesamiento -como coautor de homicidio agravado-, con prisión incluida, de Angel Moreira Marín, alias "El Cachila", un artesano y cuidacoches que reconoció haber estado con la víctima el día del homicidio, el 28 de diciembre de 2014, y que ya estuvo preso por el caso. El lunes quedó nuevamente detenido tras declarar.

"Fue quien se supone que le tomó el pulso cuando estaba muerta en la playa, pero dijo que se asustó y se fue", contó uno de los abogados de la familia Chomnalez, Juan Raúl Williman.

Tras recuperar su libertad, "El Cachila", de 33 años, había dicho: "La jueza me liberó y estoy bien. No tengo culpa de nada". Como el resultado del examen de ADN había dado negativo, comparado con los rastros de sangre hallados en la mochila de Lola, lo excarcelaron. En su última declaración, contó cómo se encontró con la adolescente, mientras ella caminaba de Barra Valizas hacia Aguas Dulces y él en sentido contrario.

Cuando se cruzaron, él quiso venderle "estampitas del amor", iniciaron un diálogo en el que la adolescente le contó de dónde era y le dijo que estaba saliendo con un chico.

"Yo le tomé el pulso y me asusté. Salí y me tomé el ómnibus para Montevideo", dijo entonces "El Cachila".

Lola había ido a pasar las Fiestas a la casa de su madrina, Claudia Fernández, quien se alojaba con su marido, Hernán Tuzinkevich, y el hijo de ambos, de 14 años. Todos estuvieron en la mira de los investigadores, pero no hubo pruebas. Lo que más llamó la atención a la familia de la víctima es que, desde el asesinato, no se contactaron más con ellos. "Se borraron", describió el papá de Lola, Diego Chomnalez (60).

Después de apuntar contra el círculo familiar, la Justicia orientó la investigación sobre lugareños y, por último, a un changarín apodado "El Conejo", quien también fue convocado para dar explicaciones ante Vaz, fiscal de 2° turno de Rocha. Hoy, la jueza a cargo del expediente se pronunciará sobre su pedido de prisión preventiva respecto de "El Cachila".

Ayer, además, se había ordenado una pericia semiológica para "El Cachila", luego de su declaración. Según el fiscal, este elemento fue clave para pedir el procesamiento por sus "reacciones" cuando se le indagaba por el crimen de la joven.

La noticia aumentó la esperanza de la familia de Lola, que sin embargo prefiere ser cauta y seguirá las novedades desde Buenos Aires. "Creo que esta persona va a implicar a otros, no creemos que sea él solo, para nosotros hay otras personas implicadas en el crimen", dijo Belmonte a Clarín. "Me llamo a la calma y a la tranquilidad. La investigación se destrabó, empiezan a aparecer estos rayos de luz, empiezo a sentir alivio y es una mezcla de muchas emociones, pero hay que esperar", agregó.

Los padres de Lola viajaron en las últimas semanas a Uruguay y se reunieron con Vaz, a quien le entregaron un informe técnico donde peritos argentinos "recomiendan" profundizar algunos puntos de un expediente que acumula 5.000 fojas y por el que pasaron seis fiscales, cinco jueces (entre ellos una magistrada que dejó la causa por estrés), 100 personas que declararon, 40 que fueron indagadas y varios detenidos exprés.

Lola llegó el 27 de diciembre de 2014 a Valizas. Al otro día, salió a caminar por la playa en dirección a Aguas Dulces. Su cuerpo fue encontrado a las 48 horas en un lugar de difícil acceso en un médano con arbustos, a 200 metros de la playa. Días después, apareció una mochila con una toalla con rastros de sangre de un hombre. La autopsia sobre el cadáver, que estaba semienterrado en la arena, indicó que Lola murió por asfixia por sofocación y que tenía varios cortes de arma blanca en distintas partes del cuerpo. Creen que la mataron aplastando su cara contra la arena.