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Romina Yan y una muerte que dejó conmoción

Luego de haber atravesado dos internaciones consecuentes de descompensaciones similares, Romina Yan falleció a los 36 años. La segunda parte de la autopsia, pronto a develarse, revelaría que la muerte de la joven actriz no tuvo relación con condiciones cardíacas previas. La sospecha del diurético y su uso abusivo por su trastorno alimentario del que era víctima desde los 15 años.

Confesa anoréxica, Romina Yan, perdió la vida el pasado martes 28, llegando sin vida al hospital de San Isidro con una supuesta muerte súbita causada por una falla cardíaca.

Así, la primera parte de la autopsia oficial adhirió a la teoría de que el deceso sería consecuencia de un paro cardíaco no traumático (no inducido por golpes) y de inmediato comenzó a hablarse de que su fallecimiento había sido por una arritmia, es decir, una falla en los latidos del corazón, que se hacen irregulares y pueden llegar a detenerlo por completo en su marcha.

Sin embargo, medios nacionales e internacionales publicaron en los últimos días el incremento en las dudas respecto a su trastorno alimentario y la relación de éste con su fallecimiento.

La actriz protagonista de “Bella y bestia”, “Casi Ángeles” y, más atrás en el tiempo, de los éxitos “Chiquititas” y “Jugate conmigo” entre otros tantos, confesó en varias oportunidades padecer de anorexia: "Mi peor momento fue en la época de Jugate Conmigo. Tenía quince años, iba a un colegio de doble escolaridad, trabajaba hasta las tres de la mañana y me levantaba a las siete", comentaba la hija de Cris Morena a la revista Para Ti hace pocos años atrás.

"Era demasiado y descargué mis angustias en mi cuerpo. Todo ese año la pasé mal y comencé a sufrir de anorexia. No comía nada porque estaba obsesionada con que tenía que ser perfecta. Durante toda mi vida descargué mis miedos, inseguridades y angustias con la comida. Esa fue mi forma de boicotearme", remataba la actriz.

“Tenía tantas miradas sobre mí... Sabía que era el talón de Aquiles de mis viejos y que si querían lastimarlos a ellos, me iban a criticar a mí. Todo eso hizo que yo me sintiera mal". De hecho, todavía, cuando tengo momentos de angustia, me doy un atracón de comida o me bajo dos tabletas de chocolate. Pero la diferencia es que ahora puedo frenar y decir basta. A los 33, aprendí a ponerles control a determinadas situaciones".

"La anorexia sigue latente. Hay veces que me vuelvo obsesiva, me veo gorda y dejo de comer. Vivo encontrándome defectos", confesó a la revista en 2008.

Las preguntas generales son: “¿Se puede decir basta?”, ¿se sale de los trastornos alimentarios sin ayuda?”, “¿Habrá sido esa la causa de su muerte?”.

Diario Panorama
publicó que: “La muerte es inexplicable. Pero aun la muerte súbita de una joven estrella de la televisión puede reconocer algún tipo de causas. Según pudo saber este diario a través de un reconocido profesional que accedió a datos de la segunda parte de la autopsia de Romina Yan, su corazón no padecía ninguna patología. Así, todos los indicios apuntarían a que su muerte tuvo relación directa con la anorexia –que padecía con vaivenes desde hacía dos décadas–, más un ejercicio físico extenuante y, quizás, la ingestión de algún tipo de diurético, algo habitual en quienes sufren ese trastorno alimentario”.

Asimismo, en Diaro Perfil se publicó del mismo modo la sospecha de la anorexia como causa de la muerte de Romina y se dio a conocer que para el cardiólogo y jefe de contenidos de Intramed, Daniel Flichtentrei, “el ejercicio extenuante, que hace perder por sudoración agua, sodio y potasio, quita reservas. Si, por otro lado, se tomó diuréticos, es más grave la pérdida de potasio. Queda el corazón hiperexcitado y todo listo para que se descontrole”.

En la nota, Flichtentrei concluyó: “Lo de Yan es dramático pero pasa todos los días; los cardiólogos lo vemos semana tras semana en gente joven. Se sienten sanos y usan combinaciones peligrosas para adelgazar, sobre todo si agregan preparados como anorexígenos (variante de las anfetaminas) y diuréticos. Eso más ejercicio es fatal en mucho casos”.

Lo cierto es que mientras el rumor se difunde inacabablemente y a la espera de la confirmación del dato, el mensaje es claro: una vez más se comprueba el riesgo al que sucumben a sus victimas las dietas extremas y el cuidado del cuerpo por sobre el de la salud. Rogando que la verdad aflore y no se solape por conservar “secretos de familia”, se espera que cuando menos, una pérdida semejante sirva para concientizar.