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Romina Manguel: "Yo no necesito, no busco ni quiero un escándalo"

En una entrevista exclusiva de La Nación, Romina Manguel contó detalles de las situaciones de acoso que vivió a lo largo de su vida.

Nota extraída de Diario La Nación

A los 15, cuando sus compañeras del colegio soñaban con su fiesta de cumpleaños, Romina Manguel trabajaba en una radio. Ya de chiquita era distinta: le gustaba leer.

Jugaba a la bibliotecaria y le costaba mucho conseguir amigas que quisieran ir a su casa, a ponerle números a los libros y armar fichas. "Era un bajón", recuerda ella hoy, en su departamento de "recién separada", mientras sus dos hijas fisgonean desde una prudente distancia.

Es un mediodía de la última semana del año y en un ratito tiene que irse a hacer su programa de Radio Nacional, Va de vuelta. Son días movidos en esa emisora, luego de la renuncia de su directora, la periodista Ana Gerschenson, y de los reclamos por paritarias. Ella está contenta porque logró seguir con su equipo completo, pero atenta a lo que pase con el resto de sus compañeros. Porque, si bien tiene otro trabajo en la tele (es una de las columnistas de Animales sueltos), lo que más le gusta es la radio.
-¿Es lo más importante?
-Sí, es lo que más disfruto, lo que me cuesta menos. La tele te obliga a estar todo el tiempo con la guardia alta y la radio es más relajada, es como estar en el living de tu casa. Jorge Lanata, que fue mi gran maestro, me enseñó eso. Es esa mesa de amigos de un bar adonde te querés acercar. Empezás a escuchar y te reís de algo que escuchás y nadie te habló a vos. Entonces te empezás a acercar, querés estar ahí... Esa cosa de equipo, de grupo, de clima, de inmediatez. A mí la radio me fascina.
-¿Empezaste a trabajar en una radio a los 15 años? ¿Cómo fue?
-En realidad, yo quería ser escritora. Mi tío es escritor, Alberto Manguel. Estuvo hace poco en la Biblioteca Nacional, es un intelectual muy reconocido y yo amaba leer. Pero cuando cumplí 15, mi viejo -que conocía a Daniel Hadad- le pidió un trabajo para mí y así empecé, sirviendo café en un programa que él hacía los domingos con María Laura Santillán en Radio América.
-¿Los domingos a la mañana?
-Sí, no salía los sábados a la noche para ir. Ahí aprendí a hacer producción. La
producción es todo: es la mejor escuela del mundo para hacer radio.

-¿Qué te gustó de ese trabajo?
-Primero serví café, después tomé mensajes. Un día dijeron mi nombre al aire y yo no lo podía creer. Me sentí parte de ese equipo y eso me gustó. Lo que tenía ganas de hacer siempre era estar en ese espacio porque se divertían. Mi vieja es abogada y tiene un mega estudio, pero yo no veía que ella se divirtiese en el laburo. En cambio en la radio,veía el clima que había y pensaba: "¿Esto es un laburo?" Me sigue pasando. Voy a trabajar y pienso qué agradecida que soy porque me están pagando por lo que amo hacer.
-¿Estudiaste Periodismo cuando terminaste la escuela?
-Estudié Relaciones internacionales y Periodismo en TEA y no me recibí porque nunca
me aprobaron radio. Debo esa materia y acá estamos.

-¿Seguías trabajando mientras estudiabas?
-Trabajé siempre. No dejé de trabajar nunca.

-¿Te pagaban en el programa de Hadad y María Laura?
-Quinientos pesos. Era un montón para mí en ese momento. Me acuerdo que enmarqué
los billetes del primer sueldo.
-¿Tenés ese cuadrito todavía?
-Lo perdí en las mudanzas.

-Y después trabajaste con Lanata, ¿cómo lo conociste?

-Lanata había ido a un programa de Hadad, me vio y me llevó con él. Empecé trabajando en su libro Argentinos y después en la revista Veintiuno. Fui productora de Rompecabezas, un gran programa de radio. Estaban María O`Donnell, Norberto Verea, Ernesto Tenembaum, Marcelo Zlotogwiazda, Adolfo Castello... ¡Un programón! Yo era parte del equipo de producción, no me animaba a hablar en el micrófono. Lanata estuvo muchos años insistiéndome. Hicimos gráfica juntos, hicimos de todo. Él me decía que fuera al aire y yo le decía que no. De hecho, una vez me echó y con razón.

-¿Por qué?
-Me dijo que fuera a explicarle algo al aire y no fui. En aquel momento me dijo que no podía desautorizar a un conductor y me echó.

-¿Y?
-Y después me volvió a tomar, pero entendí el concepto. Imagínate, estás en radio,
llamás a alguien para que diga algo y te deja de garpe... No está bueno, pero a mí no me
salía la voz. De los nervios me quedé sin voz. Empezar con Lanata es un montón.
-Pero finalmente cuando saliste al aire, ¿fue con Lanata?

-Fue con Lanata, en un programa que hizo después, que se llamaba Lanata AM.

-¿Sentís que te formaste con él?
-Fue una gran escuela, pero todo lo bueno y todo lo malo lo aprendí de muchos. Tuve la suerte de trabajar con Lanata, con Reynaldo Sietecase, con Ari Paluch. Me acuerdo que la primera vez que salí al aire con Ari, me dijo: "Esto es rápido. ¿Qué hacés hablando hace 7 minutos sobre el Consejo de la Magistratura?" Yo hablaba en difícil y Lanata me enseñó a no hacerlo. "¿Vos querés que te aplaudan cuatro o que te entienda un millón? - me dijo-. Es un embole, sé vos". Y ese "sé vos" yo lo tengo muy incorporado. Y Sietecase tiene esa cosa desaforada que tiene Lanata, pero se toma los tiempos para reflexionar. A veces me decía: "Pará un poco, pensemos... Pensemos si lo que estás diciendo es lo que realmente querés decir". Por eso, en radio aprendí de todos y les estoy profundamente
agradecida.
-Hace poco, cuando no ganaste el Martín Fierro de Radio , Lanata dijo: "Romina
es una chica que está aprendiendo".
-Lo voy a matar, lo voy a matar. Dijo: "Es una chica que quiero mucho, que empezó con
nosotros..." Y yo le dije: "Te voy a matar. Hacete cargo de que sos mi amigo". Veinte
años pasaron, ¡somos amigos!
-"Está aprendiendo y seguramente va a aprender", dijo.
-Porque yo me había metido en un lío por criticar a Moria y en parte puede ser que
tenga razón, que esté aprendiendo. Él me decía que los premios se critican antes de
perderlos, pero antes de perderlo, ¿cómo iba a saber yo lo que iba a pasar?

-Podrías haber protestado por la terna...

-Bueno, está bien, qué se yo. Él dice esas cosas y después sale a bancar. Para mí Lanata
es un incondicional.

-¿Hablaste con él después?
-Le puse en un mail: "Te voy a matar. No soy una chica, soy tu amiga. Me querés, me respetás, yo te idolatro claramente. ¿De qué chica estamos hablando?". Me dijo: "Andá a cagar". Algo amoroso de parte de él.
-Es una manera de demostrarte su cariño...
-Y tiene otros gestos que la gente no conoce. Yo siempre quiero hablar con él porque tiene una mirada tangencial de las cosas. ¿Viste esos tipos que miran por arriba? Muy inteligente. Un día, yo tenía ganas de charlar con él, llego a casa, con mis quilombos y tenía un ramo de rosas blancas, me las había mandado porque sí. Y me dice "feliz cumpleaños". El sabe cuándo cumplo años, el 6 de febrero... ¡Y esto fue hace 3 meses! Fue la forma que él encontró para hacerme un mimo. Él es así. Me quiere mucho más de lo que admite y sabe que yo no necesito, no busco y ni quiero un escándalo con no sé quién para que me haga más o menos conocida.


-Tardaste en pasar al frente, pero una vez que lo hiciste mostraste una personalidad fuerte.
-A mucho costo, eh, las mujeres batallamos todos los días. A los tipos no les pasa.

-¿Por qué lo decís?
-Siento que tengo que demostrar más que el resto. Tengo que revalidar el título todos los días. Tengo que justificar la silla en la que estoy, sea en lo de Lanata, en lo de Ari, en lo de Reynaldo... Siento que la mirada está más puesta en mí que en la de algún compañero que se puede equivocar más o menos. Eso me desgasta mucho. Yo no soy eso que muchas veces se ve en la tele o en la radio, a veces. El único lugar donde puedo estar tranquila es en el programa que hago en FM Millenium, Confesión de parte. Una hora con un entrevistado... es un placer. Ahora, el resto es una batalla todos los días. No sé si la exigencia es de afuera o es nuestra. A esta altura, la verdad, también me lo
cuestiono. Yo hago radio y si estoy más gorda o más flaca... qué se yo.
-¿Te pesa lo que se diga de tu imagen?
-No sé. No le creo a nadie que dice que no le importa lo que digan los demás. Por
supuesto que me importa y por supuesto que no me gustan las críticas sobre las que no podés responder.

-¿Cuáles son esas críticas?
-No las puedo ni reproducir. Hay una muy común que se le hace a las mujeres y no se le
hace a los hombres... Pero, ¿qué importa la cara que tengo?

-¿Te sentiste muy atacada en ese sentido?

-Sí.

-Hay otra crítica muy común y es que te digan que llegaste a algún lugar por
tener sexo con alguien.
-Por suerte esa no me lo dijeron, pero el resto, todo. Y, la verdad, a mí no me gusta.

-Contaste que todos tus maestros fueron hombres. Hubo hombres que sí te
valoraron...
-Mucho, mucho, mucho.

-Pero hubo otros que quizás no...

-Algunos, no hace mucho, me miraban con cara de "por qué no te vas a lavar los platos". Lamento no haber laburado con Magdalena Ruiz Guiñazú. Se lo digo y se lo dije siempre. Me hubiese encantado tener a una mujer referente. En este último tiempo, encontré en Ana Gerscherson a una mujer que quería una conducción de un programa periodístico y político hecho por una mujer, pero sin necesariamente tener una agenda de género. No es que porque somos mujeres tenemos que hablar solo de género. Yo quiero hablar de la interna del PJ, quiero hablar del balance del gobierno de Macri y no tengo que estar gritando yo soy mujer y entonces pienso que... ¡No! Y en Ana encontré una contención que estaba buena. Además, como ella es periodista, todo esto que todas vivimos lo vivió también.

-¿Con tus maestros hombres tuviste buenas experiencias?

-Con todos, sí.
-¿Con Paluch también? Estuvo muy cuestionado.
-La verdad que sí. Me parece que no se pueden extrapolar las experiencias y decir que como yo no tuve ningún problema con él, entonces no tuvo ningún problema con nadie.
Es meterte en un camino complicado. Paluch fue muy generoso conmigo, me tuvo mucha paciencia. No tuve problemas personales con él, pero eso no significa que otras no lo hayan tenido. Es un tema en el que trato de ser muy cautelosa.

-¿Qué es lo que menos te gusta de vos?
-Que salto por todo, como periodista soy cuidadosa, cuido mis fuentes, las tengo hace
muchos años... Pero a mí me echaron de todos los secundarios porque saltaba por gente
de la escuela que ni sabía el nombre y que nunca iba a saltar por mí. Porque la injusticia
me exaspera..

-Bueno, pero por eso sos periodista...

-Sí, sí, pero, ¿viste cuando hay un conflicto en el grupo y viene el productor general y
todos se quedan calladitos tomando café? Bueno, yo empiezo a hablar. Entonces, digo
¿por qué no me hago la tonta un rato? No está mal, está bueno. No son todas las batallas
para mí.

-¿Te gustaría cambiar eso?

-¿A esta altura vos creés que se puede? Puede ser, esperar un poco más. A veces, en el
afán de querer corregir porque sabés que un compañero está diciendo cualquier cosa
parece que lo querés interrumpir.

Tuviste un enfrentamiento con Eduardo Feinmann por ese tema.

-Sí, bastante feo.

-¿Es cierto que él estaba resentido por lo que vos habías escrito en el libro
sobre la biografía de Hadad?

-Supongo que sí, me calló con un chistido. Le chistás a las lechuzas, no a una persona. A
mí no me gusta que me chisten y no me gusta que mis hijas vean eso. No me parece que
sea la forma. Sí creo que Eduardo estaba enojado por el libro que escribí, pero él podría
haber dicho que no quería compartir el programa conmigo o me podría haber dicho de
tomar un café. Todo eso no pasó y cuando las cosas no se dicen terminan saltando por
algún otro lado.

-¿Hadad también se enojó por el libro?

-Hadad en eso fue sumamente generoso. En su momento, yo le pedí disculpas por
haberlo escrito. No porque creyese que ese libro no se tenía que escribir, pero no sé si lo
tenía que haber escrito yo con la oportunidad que él me había dado a los 15 años.

-¿Te tomó las disculpas?

-Sí, por supuesto. Él está más allá. Fue un tipo que me abrió las puertas, me dio
semejante mano en mi carrera... Me pareció que estaba bien pedirle disculpas y me
pareció enorme de su parte habérmelas aceptado.

-El fusible saltó por Feinmann...

-Bueno, mejor. Con Feinmann no tengo ninguna relación personal ni me cambia nada
que esté o no en mi vida. No es una persona a la que le tenga afecto, a Daniel, sí.

-¿Y con Alejandro Fantino todo bien?

-Recontra, recontra, recontra. Fantino es muy genuino, muy generoso.

-¿Dejaste a Lanata en la tele para trabajar con Fantino?
-Fue un gran momento. Yo estaba trabajando con Lanata y Fantino peleó mucho por mí.
En ese momento sentí como cierta...

-¿Vanidad?

-No es vanidad, no me gusta esa palabra, pero que los dos estén peleando por mí me
hizo sentir muy bien. A veces, las mujeres tenemos esas culpas de dejar a tus hijas, no
peinarlas a la mañana para ir al colegio... Y con eso yo les mostraba a ellas algo que
estaba bueno: que dos tipos que respeto tengan tantas ganas de laburar conmigo.
Espero que se acuerden de eso y no de cuando no las llevaba al colegio.

-¿Por qué dejaste la primera mañana?

-No podía sostener una vida familiar así, no sé cómo hizo Magdalena. Entonces le
planteé esto a Ana Gerschenson y ella fue muy amorosa, me dijo: "Tengo el regreso, ¿lo
querés?". Me podría haber dicho que me fuera a mi casa, pero me entendió.

-¿Qué va a pasar ahora que ella se fue?
-Yo creo que va a ser un año de mucho conflicto. Con una inflación de 40%, hace un año
y pico que no se discuten paritarias. Entiendo que ahora se está haciendo un esfuerzo,
que hubo muchos recortes en RTA... Yo sigo con todo mi equipo, entendiendo que va a
ser un año muy difícil y entiendo que el reclamo es legítimo. Como yo tengo un contrato
artístico y no me defienden los gremios, si el que viene a reemplazar a Ana no le gusto
más, me saca. Son las reglas del juego.

-¿Trabajás libremente en Radio Nacional?

-Sumamente cómoda. Sé que suena como eslogan, pero las únicas veces que me han
llamado de dirección, fue porque me pasé del informativo. Es una radio pública y a mí
me permiten el ejercicio de la sana critica. Nadie me está bajando agenda. Digo lo que
quiero porque Hernán Lombardi bajó la línea de que cada uno, dentro de sus espacios,
haga lo más plural y federal que pueda.

Fue fuerte tu relato sobre el acoso que sufriste.
-Fueron dos, pero se quedaron sólo con la anécdota de uno. Yo conté una experiencia
muy horrible que tuve en una radio hace cinco años y pedí que por favor no linkeen con
quién había trabajado, porque no había trabajado con esa persona directamente. Y
después conté otro episodio con alguien que tiene que ver con la política.

-¿Te arrepentís de haberlo dicho?

-Quizás hice mal, hoy me lo estoy preguntando. Me cuestionaron mucho porque no dije
sus nombres, pero yo no tenía pensado hacer una denuncia pública. Surgió en ese
momento, en ese lugar.

-Conmovida por lo que había pasado con Thelma Fardin...

-Muy, muy conmovida y muy avergonzada porque una chica de 26 años, que podría ser
mi hija, decía algo que yo no me animaba a decir.

-O sea que todo lo lindo que contaste de tu paso por la radio tuvo un
momento que no fue tanto.

-Hubo un momento en el que no la pasé bien. Como la radio es equipo y yo tengo
enormes compañeros, uno de ellos estuvo ahí cuando yo no pude y lo podían echar
porque esta persona tenía poder. Ahora que pasaron unos años, él me dice "creo que lo
hice de inconsciente" y yo le digo que lo hizo de buen tipo. Él se quedaba al lado mío y el
otro le decía: "¿Qué sos? ¿El guardaespaldas?"
-¿Qué te había hecho?
-Me arrinconó en un estudio, le pidió a la gente que salga y me quiso dar un beso. Yo no
me pude defender, no pude decir nada. Hice una risita tonta. Lo pienso hoy y digo:
"¿Cómo no le pegué?" Y creo que él lo hizo como diciendo: "¿Así que sos tan brava? Mirá
lo que te hago. Mirá qué asustada salís de acá".

-¿Saliste asustada?
-Salí asustada, confundida. Preguntándome si no había sido culpa mía, si yo no lo había
provocado. Estamos hablando de hace cinco años. En ese momento, todo este
movimiento femenino no estaba, yo me sentía más vulnerable y me terminé yendo. Me
terminó costando el laburo.

-¿Y por qué no te animás a decir quién fue?

-No me animo y en el otro caso tampoco porque siento que fue usado para rosca política. No me interesa.

-Alfredo Leuco dijo que era Guido Sandleris.

-Yo no voy a hablar de nada. Leuco estuvo muy bien, después me pidió disculpas porque
él no tiene derecho a poner en mi boca algo que fue mi decisión no hacerlo.

-¿Y la gente de Animales sueltos qué te dijo?

-Yo le pedí perdón a mis compañeros de Animales...

-¿Por qué?
-Porque quizás los metí en una cosa para lo que ellos no estaban preparados. Ale la pasó
re mal, era algo que había pasado adelante de sus narices y él no lo había visto. No el
acoso en sí, pero de repente una persona que me venía acosando, se sienta en la mesa
donde vos estás...

-Como que fue cómplice...
-Claro y nada que ver. Pedí disculpas como cuando me fui de la radio aquella vez... La
pasé horrible, pero me sirvió para descubrir quién es quién.

-Se te ve agotada.

Es mucha batalla. Yo no me puedo reivindicar como feminista, ni mucho menos. La
verdad es que no lo soy, es un camino que estoy aprendiendo, de la mano de las mujeres
más amorosas, inteligentes y amigas que pude encontrar. Lo que sí me pregunto es:
¿Por qué somos tan pocas mujeres conduciendo? Hay minas inteligentes, piolas,
divertidas, que saben hacer radio, que te saben hacer reír, que te pueden informar.
¿Dónde están? ¿Por qué no están en la radio? Hay, pero quiero que seamos más