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Resignificar la vejez

Valiosas iniciativas rescatan el papel fundamental que cumplen los adultos mayores en el seno de la sociedad.

Los cambios en la pirámide poblacional argentina en los últimos tiempos incluyen un envejecimiento demográfico: según datos del Censo 2010, el 10,2 por ciento de su población es mayor de 65 años, dato que sitúa a la Argentina dentro de los países de América latina con mayor porcentaje de esta población. A la vez, se estima que dicha cifra ascenderá al 12,7% para 2025 y al 19% en 2050. Para ese entonces, la población de personas mayores de 65 años sobrepasará en proporción a la población de niños y adolescentes de menos de 15 años. Se trata de un fenómeno que se registra a escala global en Occidente: estamos en un mundo que envejece. Necesitamos construir nuevas significaciones para una vida que se torna cada vez más longeva.

Los adultos mayores pertenecen a un segmento de la población que no es prioritario para las políticas públicas y que resulta segregado a menudo de sus propias comunidades. Pero el despojo económico y social al que se ven sometidos probablemente provenga de una corriente mucho más profunda, que es el despojo de su valor simbólico. Las sociedades contemporáneas han entronizado a la producción como valor primario de la vida, y ello genera, como consecuencia, un disvalor profundo para quienes se encuentran al margen de ella. Los adultos mayores ya no son respetados ni apreciados por su autoridad ni por su sabiduría, como ocurrió en otras organizaciones humanas que nos precedieron, y su presencia es percibida como una carga económica para quienes permanecen activos. Pero lo más grave no es sólo que no reciban lo suficiente, sino que no se valore su derecho a dar. Porque a quien no se le permite dar se lo condena a una exclusión simbólica que es mucho más profunda y que acaso sea la matriz de la exclusión social.

Con la idea de revalorizar y resignificar la vejez, la Fundación Navarro Viola dio un reciente apoyo de 250.000 pesos a siete organizaciones civiles, universidades nacionales y un museo, que realizarán proyectos que unen la educación con las personas mayores. Las iniciativas, que se desarrollan en distintos puntos del país, fueron destacadas por su carácter innovador y tienen a cientos de personas de más de 65 años al frente de propuestas educativas. Fueron seleccionadas en el XVI Premio Bienal Proyectos Educativos y Personas Mayores, al que convocó la Fundación, son propuestas de aprendizaje y de enseñanza centradas en el rol del adulto mayor como docente, aprendiente y formador de formadores, y serán desarrolladas este año por organizaciones de la sociedad civil y del ámbito público de Capital Federal, Córdoba, Lanús, Lomas de Zamora, Junín de los Andes, Río Cuarto y Rosario.

Uno de los proyectos premiados es del Centro del Adulto Mayor de la Universidad Nacional de Lanús (UNLa), que consiste en la capacitación comunitaria a mayores para la fabricación de adaptaciones artesanales que facilitan la autonomía. Otro proyecto destacado fue la de un grupo de personas de más de 65 años que seleccionará a 24 mayores, para formarlos en el acervo artístico del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba), y así crear e implementar un nuevo ciclo de visitas en ese espacio cultural.

Otro proyecto premiado, "60/100. Taller audiovisual para adultos mayores", nació en la Escuela de Gerontología de Rosario. Personas mayores de 65 años se lucirán como guionistas, productores y actores de relatos que rodarán por la TV, el cine o incluso se plasmarán, a través de notas, en medios gráficos.

A esta iniciativa hay que agregar, también, la que lleva adelante el Consejo Publicitario Argentino y el Foro de Habitantes a Ciudadanos con una de sus campañas en la que promueve una visión positiva de los adultos mayores, lanzada en TV, radio y gráfica. La idea nació de la comisión de Adultos Mayores del Foro, conformado por unas 20 organizaciones representantes de asociaciones sindicales, empresarias, bancarias, agropecuarias, académicas y ONG.

El debate, entonces, está abierto a todos: este sector de la sociedad no sólo debe ser reconocido en su dignidad, sino también rescatado por su capacidad única para transmitir vivencias y valores que conforman nuestra historia.