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Recesión o letanía

*Por Tomás Bulat. Nuevamente los mercados bursátiles internacionales están cayendo fuertemente. Los indicadores económicos nos muestran que no hay buenas noticias y que la recuperación, como estaba previsto, está muy lejos de volver a ser vigorosa.

El principal debate hoy es si esto es un ajuste financiero y lo que hay es consecuencia de pequeñas burbujas que se crean debido a la alta liquidez de los países centrales o si realmente esta volatilidad afecta el consumo y entramos en una nueva recesión.

¿Cuál es el problema y qué hacer?

Cuando suceden crisis tan profundas como las del 2008, donde los “espíritus económicos” quedan golpeados y permanecen tan caídos, hay dos instrumentos que deben comenzar a operar. El primero tiene que ver con proveer de dinero suficiente la demanda monetaria de de manera de evitar un contagio financiero que lleve la economía a una depresión, rol que cumplen los bancos centrales como prestamistas de última instancia.

Pero las crisis suceden porque las reglas de juego que venían funcionando las fueron generando. Para sobrellevarla, hay que empezar a definir nuevas normas o reglas de juego, que son distintas a las vigentes. Esos cambios tienen como principal problema que definen quienes son los que sobrellevaran el mayor peso de la crisis y cuáles son las nuevas reglas de juego que va a empezar a regir para superarla.

Este cambio en las reglas de juego y decidir quiénes se llevan el mayor costo de la crisis, si los acreedores o los deudores del sistema financiero, es la tarea del liderazgo político. Es lo que mostró en una excelente presentación el otro día José María Fanelli en la Academia Nacional de Economía y que se denomina el "negociador de última instancia".

Más allá de ciertos cuestionamientos, las reacciones de los prestamistas de última instancia, han sido rápidas, por desgracia no coordinadas, pero al menos le han puesto un piso a la recesión del 2008. Le quedaba a la política ejercer su rol de negociador con todos los actores económicos quienes serán los más afectados y quienes los menos y como son las reglas a seguir de acá en adelante.

Aquí está el principal problema. Los principales actores políticos no están generando reglas claras, creíbles y sustentables. No se ponen de acuerdo en como distribuir los costos de las crisis, con respuestas a medio camino y por lo tanto no definiendo como seguir.

Es lo que sucedió después de las reuniones de Merkel y Sarkozy, que definieron intenciones pero no acciones. Esta inacción genera conductas defensivas y eso es refugiarse en donde creo no voy a perder menos y aquí aparecen las inversiones en oro o bonos de EE.UU.

Por supuesto que las pelea entre demócratas y republicanos van en la misma dirección. Bajar el déficit, bajar gastos, subir impuestos, y una ley de reforma financiera que no termina de convencer. Por lo tanto el rol de liderazgo político, entendido como aquel que tiene que definir las reglas de la crisis y entusiasmar con nuevas normas es lo que esta faltando.

Ante esta indefinición, los miedos e incertidumbre paralizan y ponen en peligro la incipiente recuperación. Es momento de tomar decisiones que los involucrados vean como definitivas y sepan cuales son las reglas que van a seguir de acá en adelante.

En las crisis las últimas instancias son las que tienen la última palabra. Hasta ahora la política sigue siendo la última instancia negociadora que no termina de decidir quién pierde más en la crisis y como seguimos. Entre la letanía y la recesión.