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Preocupa el valor del dólar

* Por José Calero. Abrir el grifo a la venta de dólares le permitiría dar un golpe de nocaut a la especulación cambiaria y provocar un brusco descenso de la moneda estadounidense.

En el mercado existen dudas sobre el verdadero conocimiento del estado de situación que tiene Cristina sobre lo que está ocurriendo, y si sus funcionarios le acercan información confiable y precisa.

Con más de 47.000 millones de dólares en reservas, ingresos multimillonarios por exportaciones del complejo sojero y un viento de cola que promete menguar pero no desaparecer al menos este año, la estampida que el propio Gobierno disparó con su guillotina cambiaria puede terminar repitiendo la autodestrucción mostrada por liderazgos políticos en la Argentina a lo largo de su convulsionada historia.

"Del único modo que se entiende lo del dólar paralelo es como consecuencia de una conducción amateur. Tenés millones en el Bcra, el chorro de la soja y un tipo de cambio flexible,
¿Cómo vas a tener esa brecha? Parecemos Venezuela. Tenemos una cirugía menor y sin complicaciones por delante pero ponemos a un cirujano que padece Parkinson para hacerla", fue la descripción descarnada que hizo ante este columnista un hombre que supo cumplir un rol clave durante la gestión de Roberto Lavagna en Economía.

El ex funcionario, ya alejado del día a día, desliza una definición más, que eriza la piel: "El equipo económico es malo, no sabe cómo conducir".

Sin interés alguno en el mundo político y económico de la Argentina, ni aspiración a cargos, el testimonio recogido de este ex funcionario coincide con la lectura que especialistas e inversores están haciendo sobre el desaguisado del Gobierno respecto del dólar.

Es un problema en el que Cristina Fernández se metió sola, "asesorada" por dos funcionarios que no parecen los más indicados para hacer frente a esta crisis: el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno -atrevido y admirador de la política de meter miedo- y el tecnócrata Guillermo Echegaray, quien conoce de impuestos pero cuyos antecedentes sobre dominio de corridas cambiarias son desconocidos, más allá de los pintorescos perros adiestrados de la Afip.

Ante este escenario, el kirchnerismo debería echar mano de especialistas más experimentados, que tal vez le explicarían que con semejante respaldo, abrir el grifo a la venta de dólares le permitiría dar un golpe de nocaut a la especulación cambiaria y provocar un brusco descenso de la moneda estadounidense hasta niveles más lógicos, cercanos a los 5 pesos.

Ese valor es el que está calculando el mercado como medida cierta para la divisa estadounidense, que quedó claramente retrasada porque el Gobierno teme que se dispare aún más la inflación -se mantiene en el 25 por ciento anual- que se encarga de ocultar con ahínco mintiéndole cada mes a los argentinos a través de las estadísticas del Indec, que ya llegó al subsuelo de su reputación gracias a Moreno y sus gurkas que hacen de la presión una práctica continúa en el organismo, como ya lo hicieron en el Mercado Central y otras áreas clave de la economía.

En el mercado existen también dudas sobre el verdadero conocimiento del estado de situación que tiene Cristina sobre lo que está ocurriendo, y si sus funcionarios le acercan información confiable y precisa.

Un ejemplo fue el informe que recibió sobre las cuentas públicas en la semana que pasó: Hernández Lorenzino y Juan Carlos Pezoa engolosinaron a la jefa de Estado con las cifras de superávit fiscal, pero ¿le habrán comentado que abril arrojó un déficit real de casi 1.900 millones de pesos?

Otro ejemplo, ¿sabe la Presidente que de persistir este dólar paralelo por las nubes las compañías recalcularán sus costos y las remarcaciones oscilarán el 40 por ciento, haciendo trizas todos sus esfuerzos en políticas sociales?

¿Conoce la mandataria que el sector más dinámico de la economía de estos años, la construcción, está al borde de la paralización y que ese sector podría ingresar en un default de amplias proporciones porque existen decenas de miles de boletos de compraventa en dólares que no podrán afrontar los compradores provocando la paralización de obras y despidos masivos en la construcción y el mercado inmobilario?

El tema, crudamente, lo advirtió el titular de la Cámara Inmobiliaria Argentina, Néstor Walenten, un dirigente prudente pero que ya no parece dispuesto a disimular la realidad como hacen otros de sus colegas, y también lo reflejó el presidente del Colegio de Escribanos de la Ciudad, Carlos D’Alessio, otro hombre al que no se le puede achacar imprudencia.

Algo similar ocurre con el mercado automotriz, que ingresó en un parate que alcanza a cero kilómetros y usados por igual.