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Por una industria competitiva

La celebración conjunta, por parte de autoridades nacionales, provinciales y sectores productivos, del Día de la Industria debe impulsar el logro de políticas para ganar competitividad.

La celebración durante esta jornada del Día de la Industria tiene en nuestro país peculiares características.

Funcionarios nacionales y provinciales se hermanan en la satisfacción de reivindicar progresos del sector secundario de nuestra economía, que mostró un fuerte crecimiento en los últimos años. El buen momento está avalado no sólo por los datos oficiales, sino también por los del ámbito privado. La Unión Industrial Argentina (UIA), a través de su centro de estudios, registró una mejora del 9,3 por ciento en el primer semestre de este año respecto de igual período de 2010. El estudio económico de Orlando Ferreres afirmó que se expandió nueve por ciento en los siete primeros meses de este año, aunque el comportamiento no es similar en todas las ramas.

Por estos días, la mayoría del empresariado fabril renueva sus clásicas reivindicaciones, como las de mayor protección arancelaria, menor presión impositiva, créditos blandos y un tipo de cambio adecuado, todo lo cual conforma el reclamo generalizado de lograr una mayor competitividad de la producción local frente a la invasión de productos importados o bien para lograr la conquista de mercados externos.

Quizá el dato reprochable para la actividad manufacturera sea que no tuvieron el mismo ritmo las inversiones en máquinas herramientas, que permitirían mejorar la productividad, ni en investigación y desarrollo (I+D).

En muchos casos, las fábricas prefirieron importar la demanda adicional que produjo el mercado en los últimos años, antes que enterrar una inversión que requiere un tiempo prolongado de recuperación. Como justificación, es posible que sea válida la premisa que desde la crisis del campo (2008), el Gobierno nacional no dio certezas en las políticas de largo plazo.

Son ejemplares, en cambio, las performances de la agroindustria y el sector informático, que crecieron pese a la existencia en los últimos años de condiciones desfavorables por el deterioro del tipo de cambio y la suba de costos. A mediados de agosto, con cierta demora, la presidenta Cristina Fernández promulgó la ley de promoción del software y los servicios informáticos.
A su vez, el sector automotor –una rama clave en la recuperación de los indicadores fabriles, en especial en Córdoba– vive una sostenida etapa ascendente, que en 2010 alcanzó el récord de fabricación de 724.023 vehículos. Para este año, se espera ensamblar más de 800 mil unidades.

La celebración que se hizo anoche en la sede de Tecnópolis, donde autoridades nacionales y provinciales confluyeron con los distintos sectores industriales, debe ser la reafirmación del objetivo enunciado por Carlos Pellegrini de que "sin industria no hay Nación", el cual no debe obviar la competencia y modernización necesaria para alcanzar el nivel competitivo que la Argentina merece, por la calidad de sus recursos.