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¿Por qué vemos cosas donde no las hay?

Nuestra percepción es pobre comparada con algunos animales y por ello solemos darle sentido a meras manchas y objetos que no podemos definir.

La pereidolia es un tipo de ilusión o percepción errónea que tiene como base un estímulo vago e indefinido. Nuestro cerebro se encarga de transformarlo en algo claro y definido. Por ejemplo, podemos ver el rostro de Jesús en una tostada (ver foto) debido a un patrón de manchas que se formó al azar, y esto ha sucedido más de una vez. El cerebro, por naturaleza, está "preparado" para distinguir estímulos y otorgarles significado. Probablemente esto provenga del hombre prehistórico, quien estaba expuesto a innumerables peligros y debía saber distinguir qué podía ser letal y qué podría ser bueno para su supervivencia. No debemos confundir las pareidolias con las ilusiones ópticas, a las cuales les dedicaré una nota aparte.

Algunos ven una luz o un súbito reflejo y lo atribuyen a alguna entidad de origen divino. Otros, interpretan el mismo estímulo como una nave extraterrestre. Depende de nuestras creencias previas. Lo peculiar es que nunca se ven cosas banales en tales apariciones. Nunca aparece un sacapuntas o una agujereadora como "misteriosa" mancha en la pared, o en una tostada. Siempre las apariciones tienen una connotación religiosa o mística o paranormal. Entonces se ve a Cristo, a la Virgen María, a un santo, a un extraterrestre o a algún ser extradimensional. También, estas manchas al azar pueden interpretarse como mensajes que nos llegan del Más Allá. En el siguiente video te mostramos algunas pocas imágenes como ejemplo de pareidolias.

El fenómeno de la pareidolia explica por qué hay gente que ve a Elvis Presley o a Michael Jackson caminando por la calle o en cualquier lugar, también explica las misteriosas apariciones del "monstruo" del Lago Ness. Lo mismo hace cuando creemos escuchar que alguien pronuncia nuestro nombre en una multitud o en una reunión, cuando en realidad nadie lo hizo. Solemos escuchar ruidos extraños cuando estamos solos, de noche, en una habitación de una casa: golpeteos, silbidos del viento, el crujir de la madera, y de acuerdo a lo sugestionables que seamos, vamos a interpretar estos sonidos como señales de peligro o como simples cuestiones debidas a motivos naturales. Lo importante es recalcar que el significado se lo da la persona en cuestión. Dos personas, frente a la misma situación, reaccionarán de forma diferente, según sus creencias, miedos e interpretaciones de lo que sucede.

Ejemplos típicos y conocidos de pareidolias

Es famosa "la cara de Marte". Una foto tomada por la sonda Viking 1 (1976), en la zona de Marte conocida como Cidonia, muestra lo que parece un rostro, una "escultura" de enormes dimensiones supuestamente construida por alienígenas. Varios años más tarde, la misma "cara" fue fotografiada por el Mars Global Surveyor, solo que con mayor definición. La cara había desaparecido y no milagrosamente. Era todo cuestión de distancia y perspectiva. Mostramos las dos fotos para que se advierta la diferencia.

Algunos psicólogos utilizan el Test de Rorschach para desentrañar qué siente o qué ocurre con la psiquis de una persona. El Rorschach es el monumento a las pareidolias. Uno allí puede ver lo que se le antoje, incluso la misma persona en diferentes  sesiones, puede ver cosas totalmente diferentes. En la siguiente foto se ve una de las manchas del test de Rorschach. Uno puede imaginarse dos personas bailando, o una persiguiendo a la otra. Algunos pueden ver a una persona mirándose al espejo. Otros a hermanos gemelos, etc, etc, etc. La cantidad de cosas o escenas que uno puede ver son innumerables.

Explicaciones del fenómeno

El fallecido astrónomo y divulgador de la ciencia Carl Sagan afirmaba que la tendencia humana para ver rostros en tortillas, nubes y bollitos, es un rasgo evolutivo, tal como afirmamos al principio de la nota. Sagan decía que tan pronto como un bebé comienza a ver, reconoce rostros, y ahora sabemos que esta habilidad es innata. Aquellos niños que hace un millón de años eran incapaces de reconocer un rostro sonriente, tenían menor probabilidad de ganarse la simpatía de sus padres, y menor probabilidad de prosperar. Hoy día, casi todos los bebés reconocen rápidamente un rostro humano y pueden responder con una sonrisa.

Sagan tiene razón acerca de la tendencia a reconocer rostros, pero algunos no ven ninguna razón para pensar que el hecho de ver réplicas de pinturas, fantasmas, demonios y otros objetos inanimados conlleve alguna ventaja evolutiva. Parece que la mente moderna hace asociaciones con formas, líneas, sombras y cosas por el estilo, que están relacionadas con nuestros deseos, intereses, esperanzas, obsesiones y creencias. Sobre todo con nuestras creencias. Es poco probable que un agnóstico o un ateo vean la cara de un santo en una mancha de humedad en la pared, aunque tal vez puedan verla debido al contexto cultural en el que viven, y las creencias que le inculcaron desde chicos, aunque ya no crean en Dios. Vivimos en una cultura donde la religión tiene mucha influencia y las imágenes religiosas se ven por todos lados.

El mecanismo parece ser el siguiente: cuando vemos algo que no podemos reconocer, el cerebro compara o intenta darle un significado basándose en cosas que ya hemos visto. Si la figura es demasiado irregular, no habrá patrones, pero si tiene algo que ver con algún objeto que alguna vez hayamos visto, el "motor de búsqueda de patrones" de nuestro  cerebro se pone en funcionamiento y nos tira un resultado.

La mayoría de la gente reconoce que las ilusiones son solo eso, pero algunos se quedan con la "realidad" de su percepción y transforman una ilusión en una alucinación. Un poco de sentido común y pensamiento crítico podría hacer que pensemos que Cristo tiene cosas más importantes que hacer que dejar su imagen en ¡una tostada!