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¿Por qué los argentinos elegimos "ídolos" nefastos?

Son tema de discusión de "casi" todos los programas televisivos y radiales, influyen en la vestimenta y en el lunfardo, y hasta inspiran canciones. ¿Qué tienen en común? La falta de talento y el culto a la superficialidad.

*Por Sofía Tarruella
@Sofisuu
starruella@diarioveloz.com

Los vemos en la tele, son tema de discusión de todos los programas televisivos y radiales "casi" sin restricción de género u estilo, influyen en la vestimenta y en el lunfardo diario, y hasta inspiran canciones.

Talvez, para algunos no sean necesariamente "ídolos" pero la verdad es que, más allá de las miles de criticas que reciban, es innegable que algunos personajes se convierten en fenómenos mediáticos sin parangón y no dejan de ser las tristes celebridades argentinas.

Ricardo Fort, Charlotte Caniggia, Mariana Nannis, Guido y Silvia Suller ¿Qué tienen en común? Aparte de que todos cobran miles de pesos por salir en la tele y tienen pasares económicos que triplican la media argentina, todos hacen ostentación de su dinero y poco hablan de sus dotes intelectuales o talentos, si es que los tienen.

En otra época, las grandes figuras mediáticas eran personajes como Luis Sandrini, Niní Marshall, Alberto Olmedo, Jorge Porcel, Isabel Sarli, Sandro, entre tantos otros. Algunos eran más queridos que otros pero todos tenían en común un talento por el cual eran conocidos.

No es nuevo el interrogante de por qué triunfa un género o temática carente de contenido cultural y evidentemente agresivo. Lo cierto es que son muchos las investigaciones que explican que, en definitiva, el morbo y el sexo atraen.

Temas como infidelidades, sexualidad, homosexualidad, dinero, drogas, peleas, situaciones superficiales, vulgares y fabulescas, se venden como pan caliente en la televisión mundial.

Ya sea por curiosidad o morbosidad, como audiencia elegimos estos "ídolos", pero en algún punto también, por identificación. Tristemente, estos personajes no dejan de ser un reflejo, a veces exagerado y estereotipado, pero real de nosotros mismos.