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Pesadilla en el cable

Quien por oficio o vocación padezca de insomnio, quien además tenga cable y posea esa malsana adicción a ellos, es probable que pueda reconocerse en estas líneas hechas de puros retazos, de alucinación noctámbula.

Resumiendo: ¿alguien puede decirme por qué Richard Gere está preso en China?

Después de las dos de la mañana, la vida -me temo- comienza a volverse enigmática, o quizás a uno le parezca así pues ha huido de nuestra sesera la más mínima capacidad de raciocinio. Miramos los libros ciertamente tentadores que tenemos para leer o releer en la cabecera de la cama, sabiendo que sería inútil todo esfuerzo.

De escribir ni hablemos, y cualquier tarea doméstica se vive como una autoflagelación con agravantes. Ese es el momento en que con ojos alucinados y las últimas neuronas tambaleantes, prendemos la tele y aterrizamos violentamente en el zapping

Señoras y señores

Allí está "la gente", como si formaran parte de una eterna escenografía, casi mimetizados con el infaltable helecho, los sillones y un cuadro. Esa gente, mucha gente, la misma gente que me habla, o mejor dicho que se hablan entre sí... Caras iguales, idéntico vestuario y un tono monocorde y sabio desde el que se aborda la carrera de las hormigas rojas en la Malasia o si el dólar sube, baja o patina, pasando por supuesto por los pastores donde siempre hay alguien dando testimonio de una vida un poco peor que la nuestra. Sospecho que todos manejan un saber que me excede, pero me lo pierdo pues difícilmente distinga a esa hora una hormiga roja de la Malasia a un dólar. Rápidamente hago zapping y caigo

¿Y esto que será?

Bello, como todos los viernes de este mundo, como las causas perdidas, como tres kilos de bombones, allí está mi amado Richard Gere. Le película parece estar ambientada en los ´90, y no lo está pasando bien. Muchísimos chinos lo corren por los techos con claras malas intenciones. Le soy infiel con el sueño, donde él corre y corre y entra por mi ventana  junto con todos los chinos y nos acurrucamos todos. No me angustio al despertar porque sé que inevitablemente veré el resto de la peli. Y así es, al día siguiente lo veo tomando el te en la casa de una muchacha china (el muy guanaco ya tiene novia). ¿Que hace en China? ¿Por qué no lo veo feliz?... Ya me enteraré, pienso, y me quedo dormida

 

La verás por siempre

Algo maravilloso tiene el cable de madrugada, como si todos los relojes se hubiesen vuelto locos y, en una clara demostración de que el tiempo finalmente es circular, todas las películas vuelven a toda hora.

Al día siguiente veo a mi amado preso en una hostil cárcel China, deduzco en el acto que lo están juzgando algo de lo que él es totalmente inocente; una vez más la veo hasta el final. En días subsiguientes iré encontrando otros retazos y al cabo de una semana seguramente habré armado el puzzle que me permita reconstruir toda la película.

Esta particular "Obra abierta" que Umberto Eco no llegó a imaginar, me pone en la curiosa situación de "adivinar el comienzo", cosa mucho más creativa que adivinar finales.

Finalmente, si ha decidido agudizar su delirium tremens, le recomiendo ver una película francesa traducida al alemán y con subtítulos en portugués. Es probable que no entienda un cuerno, pero es un buen entrenamiento para descubrir que hay algo todavía más incomprensible que la vida. Buenas noches.