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Pesa sólo 21 kilos y exige ser sedada hasta morir

Su nombre es Melina y con 19 años pesa sólo 21 kilos. Sumida entre sondas y en un estado irreversible pide que se le conceda morir “dignamente” mientras permanece adormecida en el Hospital Garraham.

Su madre, Susana, con la desesperanza y el desaliento pero con las fuerzas maternales a flor de piel, pelea por el pedido de su hija de “morir dignamente”. Y es que Melina Gonzáles, de 19 años, padece múltiples enfermedades que la llevaron a perder peso al extremo y alcanzar, con suerte, los 20 kilogramos de peso y los 30 centímetros de grosor en su cuerpo.

Desde el lunes, la joven permanece internada en el Hospital Garraham en donde la mantienen bajo los efectos de sedantes que colaboran con el soporte de los dolores que la chica debe afrontar a cada segundo viéndolos agudizar inacabablemente sin nada que se pueda hacer para detener ese avanzar.

Su estado es irreversible y, sin embargo, su madre explica que: “Melina no pide una eutanasia pero ya no tiene fuerzas” y añade que: “Desde el lunes quedó internada. Meli no se movía sólo pude alzarla para q la revisen los médicos”.

“El Comité de bioética accedió a adormecerla durante el fin de semana, en estos momentos esta consciente pero levemente sedada y me pide que se lo pida a la presidente, a la comisión de salud y a los legisladores, que les pida por su situación. Ella cree que la presidente puede hacer reunir a esta gente que debe estar de vacaciones para que el Congreso trate el tema. Melina cree que hay un vacío legal. No le hacen nada, por eso pedimos que la seden, para quye pueda soportar el dolor y el lunes le den una respuesta, ella no soporta más su situación”,
dice Susana con la congoja del amor y la seguridad de respetar la decisión de su hija.

“Ella no necesita que este tema se trate en marzo si no hoy. Quiero que esto se hable en todos los medios. Que se hable de la dignidad de la persona en los tratamientos. El caso necesita ser resuelto, ella quiere una respuesta para el lunes para mitigar su dolor”, dice y explica que, los sedantes son “como para recobrar un poquito mas de fuerzas porque Melina ya no tiene energías y es tanto lo que sufre que llego a un límite, no podría llegar al lunes sino. Se siente muy vencida y avasallada en su dignidad, hace mucho tiempo que viene aguantando dolores físicos y psíquicos”, argumenta sumida en dolor.

En tanto, Susana permanece en vigilia en el hospital porteño aguardando por una respuesta que los médicos aseguran no poder dar hasta, al menos, el inicio de la semana laboral.

La menor que decidió no luchar más por aquello que parece no tener resolución más allá de la agonía exige, con el resto de las fuerzas que se desprenden de su pecho, compasión para su caso y los similares y que se trate en el Congreso de la Nación el trato de la dignidad de los pacientes que, como ella, deberían de poder decidir no escoger el eterno padecer como modo de vida, hasta el final de sus días.