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Pare de sufrir - Fariña a poco de convertirse en el "hermano Leo"

Lo maltratan en todos los pabellones desde que dijo quedarse sin dinero, mientras los evangélicos lo cascotean con sermones para hacerlo uno de ellos. ¿Lo conseguirán?

..Penas del corazón, que duelen siempre menos, que las de la prisión... Chivato.." (Murga Purga - Los Redondos)

En el marketing de las iglesias evangélicas captar a una "oveja perdida" es muy fuerte, como un cazador que exhibe la cabeza de su presa. Los pastores carcelarios usan un discurso un tanto críptico para quienes no conocen la terminología en clave bíblica.

Hace unos años una modelito de familia bien y existencia un tanto aburrida primero hizo escala en la escuela de gurú Osho, pero no conforme con ello después de un accidente casero (incendio) por el que la rajaron de un edificio,  la rubia llegaba con su auto a la nueva vivienda y cuando se detuvo frente a un movilero, bajo el vidrio de la ventanilla y antes que el cronista lanzara su ráfaga de preguntas ella lo primereó: "¿Aceptaste al Señor como tu salvador personal? ¿Ya sos un pecador arrepentido?"

Fue un golpe inmovilizador, y mientras el periodista intentaba reaccionar la rubia siguió contenta de haber predicado la palabra de Dios.

Así le cascotean el cerebro en la prisión a Leonardo Fariña, después de haber recibido un par de golpizas por el peor de los pecados que se puede producir en una cárcel, decir que se le acabó el dinero.

Fernando Esteche, el líder de "Quebracho", fue el primero que reaccionó mal cuando Fariña le comunicó que ya no tenía más dinero para hacer frente a los "gastos reservados" del pabellón.  Primera paliza. Esteche conoce el territorio de la violencia, pero el ex de Jelinek no es ducho en el arte de irse a las manos. Los guardias carcelarios que también sacaban fruto de la billetera de Leo miraron para otro lado.  Cuentas en el exterior inmovilizadas y sin un operador externo que manejase su dinero, Fariña se fue consumiendo en su propia insensatez.  Hasta su padre se sintió desconfiado porque Leo nunca lo habilitó a retirar dinero en casos de emergencia, y sus visitas ya son esporádicas sin la continuidad del principio. Su noviecita le guardó lo que para cualquiera de nosotros sería una gran fortuna, algo así como un millón y medio de dólares (lo reveló una insensata conversación telefónica desde el teléfono del pabellón, obviamente interceptado). Pero si se gastó o no solo lo saben ellos dos.

Pasó de un pabellón con poca gente a uno más grande, y cuanto más población menos capacidad de control tienen los guardias.

Y si Fariña quiere dejar de sufrir, o sufrir un poco menos, para eso los evangélicos lo quieren hacer uno de ellos y le cascotean el cerebro con sermones bíblicos. Como si fuera magia o un abra cadabra,  Fariña solo tiene que repetir frente a cualquier fiel evangélico (no tiene porque ser un pastor), la frase: "Acepto al Señor como mi Salvador personal"  y ahí supuestamente se le abre las puertas del nuevo cielo. Después vienen las frases complementarias, tipo "me arrepiento de mis pecados" y cosas similares.

Una vez que lo han hecho del grupo, el ex de Karina Olga puede pedir el pase al pabellón de los evangélicos donde todos lo recibirán con los brazos abiertos y palabras llenas de bendiciones.

Así y todo, tampoco es gratis pertenecer a ese pabellón. El diezmo o una cuota mensual por pertenecer se pagan sí o sí.  Es cierto que donar el 10 por ciento de lo que se gana para la Iglesia es una imposición bíblica, pero si Fariña no trabaja y dice ya no tener ahorros, ¿de dónde sacará el dinero?

Porque en ese pabellón nadie lo golpeará, ni tendrá que hacer de mucamita de un jefe groso, pero si no colabora con dinero no será digno de protección y deberá volver con otros reos más peligrosos y menos arrepentidos.

Nada es gratis en la prisión, ni ser santo ni ser pecador. Depresivo y asustado, hasta es posible que su salida de emergencia sea realmente una conversión espiritual. Millones de personas en los últimos milenios se rescataron de vidas oscuras subiendo al bote de emergencia de una fe religiosa.

No nos sorprendería saber pronto que Leonardo Fariña participa de las escuelas dominicales y los sermones evangélicos carcelarios como un "pecador arrepentido" más. Está a un tris de dar el paso hacia ese horizonte.