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Papelón internacional: así se justificó el embajador que recibió a la Fragata Libertad en bermudas

Ezequiel Sabor había sido cuestionado por la informalidad de su vestimenta en un acto oficial: los recibió con un look deportivo.

Ezequiel Sabor, embajador argentino en México, quedó envuelto en una fuerte polémica luego de haber recibido en ese país a la Fragata Libertad con una vestimenta informal, más precisamente... en bermudas.

Horas después, la propia embajada de México sacó un comunicado para referirse al tema: "La agenda formal del evento incluía únicamente actividades náuticas, motivo por el cual el Embajador Sabor se encontraba con vestimenta deportiva y no la etiqueta que merece un almuerzo en la histórica Fragata".

Y agrega: "El almuerzo fue una actividad organizada súbitamente, que el Embajador decidió aceptar por la honra de compartir un momento de camaradería con la tripulación del Buque Escuela; posteriormente se dio a conocer que el acto contaría con formación militar y cobertura de medios".

Finalmente, el comunicado de prensa señala que "la recepción oficial a bordo de la Fragata tuvo lugar esa noche y el Embajador Sabor asistió con vestimenta formal y brindó unas palabras de agradecimiento y respeto por el buque insignia, solicitando un minuto de silencio en memoria de los 44 tripulantes del ARA San Juan".

Sabor había dado la nota al aparecer en bermudas y zapatillas en un video de la Armada Argentina dando la mano a la trajeada tripulación del buque que incluye a los estudiantes de marina, que como se hace tradicionalmente hacen su último año en la Fragata. Aunque se lo ve con un equipo deportivo, enfureció a sus colegas y militares que frecuentan las redes con nombres cambiados.

Contador Público de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y con un Máster en Economía y Ciencias Políticas del Instituto Universitario ESEADE, Sabor es uno de los embajadores políticos que llegaron a su cargo con la gestión Cambiemos. Reemplazó a Daniel Chuburu, un radical que sí es funcionario de carrera. Pero su nombramiento no cayó bien en el Palacio San Martín porque lo vieron como "un premio" que le quita espacio a los propios.