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Papa Francisco: los detalles del histórico encuentro con el emérito Benedicto XVI

Almorzaron y rezaron en el Palacio Pontificio. Enterate cómo fue y mirá las fotos.

Por primera vez en la historia milenaria del catolicismo, el papa Francisco y el papa emérito Benedicto XVI, mantenían este sábado un encuentro sin precedentes en la residencia veraniega de Castelgandolfo, al sur de Roma, una inédita ocasión para examinar los desafíos que la Iglesia del tercer milenio.  

Diez días después de su elección, el papa argentino Francisco se desplazó en helicóptero a la tranquila localidad a las afueras de Roma, en medio de colinas y lagos, para visitar a su predecesor, el primer papa que renuncia en siete siglos.  

Francisco fue recibido poco después de mediodía personalmente en el helipuerto de Castelgandolfo por Benedicto XVI, quien se retiró en ese lugar a meditar y rezar desde el pasado 28 de febrero, cuando hizo efectiva su renuncia.    

Numerosas personas congregadas en la pequeña plaza central de Castelgandolfo aplaudieron cuando el helicóptero con el nuevo Papa sobrevoló la localidad y ritmaban a gritos los nombres de "Francisco" y "Benedicto".   Pese a la curiosidad que suscita la reunión, los dos pontífices, con sus sotanas blancas, ya que Joseph Ratzinger puede seguir vistiendo el traje papal y mantiene el tratamiento de Su Santidad, conversarán privadamente, protegidos de ojos indiscretos. 

La televisión oficial del Vaticano, que sigue todos los eventos del Papa, no ha divulgado imágenes,  confirmando el deseo de discreción de los dos pontífices.  

El Vaticano no ha fijado el horario de regreso, señal de que se han dado todo el tiempo que consideren necesario para conversar.  

Los dos tenían previsto inicialmente una reunión en la biblioteca del palacio veraniego y posteriormente un almuerzo. 

"Se trata del primer empalme de la historia entre dos pontificados", subrayó este sábado el diario italiano La Stampa.   

Entre los asuntos que los dos pontífices examinarán figuran el deseo de una "nueva evangelización", que revitalice a una Iglesia sacudida por  los escándalos internos que han minado su credibilidad.  

Son muchos los argumentos que los dos papas que han liderado una Iglesia con 1.200 millones de creyentes tienen por abordar.  

Las persecuciones contra los cristianos, la reforma de la Curia, las intrigas internas, los escándalos por tráfico de influencia y hasta de sexo y las oscuras finanzas del banco del Vaticano, acusado de blanquear dinero, están sobre el tapete.    

La fuga de documentos confidenciales del Papa, el llamado escándalo "Vatileaks", que según algunos vaticanistas aceleró la renuncia de Benedicto XVI y pesó en los debates de los cardenales antes de la elección del nuevo pontífice, podría ser abordado durante el encuentro.  

El Papa emérito hizo llegar ya a su sucesor el informe ultrasecreto que ordenó elaborar a tres ancianos e intachables cardenales sobre el caso, según informó el portavoz del Vaticano, padre Federico Lombardi.  

El papa argentino advirtió que por el momento todos los encargados de las congregaciones o "ministerios" internos permanecerán en sus cargos y que se ha tomado un tiempo de "reflexión" antes de nombrar a sus nuevos colaboradores en el

criticado gobierno central de la Iglesia.

Otro tema claves es el  problema de los abusos sexuales dentro de la Iglesia. Los esfuerzos por sacar los casos a la luz, los encuentros con las víctimas, las peticiones de perdón y la orden de denunciarlos ante la justicia ordinaria fue la línea de conducta de Benedicto XVI que seguramente será respetada por el nuevo Papa.  

Según varios vaticanistas, el Papa argentino, que en varias ocasiones ha citado a su "venerable predecesor", seguirá "la hoja de ruta" trazada por Benedicto XVI de recuperar la autoridad perdida y terminar la limpieza interna. 

Si bien son dos hombres con temperamentos muy distintos -uno es tímido,  el otro extrovertido; uno alemán, el otro argentino;  uno formal y el otro informal-, los dos son inflexibles en materia de doctrina, en particular sobre asuntos como el matrimonio homosexual, el aborto y la eutanasia.  

"Este pontificado está enraizado con el de Benedicto XVI, que fue la fuerza intelectual de la Iglesia en los últimos 25 años. Su herencia queda en el nuevo papado"
, sostuvo Samuel Gregg, del instituto de investigaciones americano Aston.  

La popularidad adquirida en una semana por el Papa argentino, gracias a sus gestos espontáneos y a su sencillez, han hecho olvidar a su predecesor, con el que deberá de todos modos convivir en unos dos meses cuando se traslade a un monasterio situado en los jardines del Vaticano.