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Otros hábitos: soledad, celular y TV, los días de Trump en la Casa Blanca

Alejado de su mujer y sus hijos, vive sin compañía en la residencia familiar; habla mucho con amigos y socios y mira noticieros.

Alrededor de las 18.30 de cada tarde, agentes del Servicio Secreto se reúnen en los sombríos pasillos del Ala Oeste para escoltar a Donald Trump a su residencia. Para algunos presidentes, la corta caminata entre el Salón Oval y la residencia de la Casa Blanca escaleras arriba es un camino hacia la familia y una semblanza de vida normal. Otros usaron la imponente residencia para entretenimiento hasta altas horas de la noche y para llegar a acuerdos con legisladores.

Para Trump, la vida en la residencia de la Casa Blanca es hasta este momento una existencia mayormente solitaria. Con su esposa y su hijo menor viviendo en Nueva York y sus hijos mayores ocupados con sus jóvenes familias, Trump pasó sus primeras noches prácticamente solo, atado al mundo exterior sólo por su teléfono y su televisor.

El drástico cambio de escenario ha dejado al mandatario de 70 años, reconocido por sus hábitos, un poco a la deriva durante las tardes, según un allegado que habló con él recientemente.

Otra persona lo describió como alguien que todavía se está adaptando a estos nuevos aposentos y a su agenda un tanto más apretada. Sus asesores dijeron al principio que esperaban que pasara sus tardes en cenas de trabajo, como la agendada el jueves con el donante republicano Sheldon Adelson.

Aunque Trump se ha maravillado ante la historia y belleza de su nueva casa, "es no obstante una residencia de gobierno", recalcó Christopher Ruddy, director general de Newsmax y amigo del presidente.

Trump dedicó sus noches a realizar y atender llamadas telefónicas a una creciente red de viejos amigos y legisladores.

Las llamadas llegan con frecuencia al teléfono celular personal de Trump. En lugar de sostener largas conversaciones en la línea no segura, Trump suele devolver las llamadas, en ocasiones usando el conmutador de la Casa Blanca.

El presidente, que reveló que duerme cuatro o cinco horas por noche, llama por teléfono a socios ya muy tarde por la noche o muy temprano por la mañana, antes de regresar al Ala Oeste de la Casa Blanca. Trump se comunicó recientemente con el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, mientras el legislador republicano realizaba sus ejercicios matinales.

Ryan se ha convertido en un factótum frecuente para el presidente, que ha estado pregonando su mejorada relación con el líder legislativo en conversaciones con asesores y socios.

A pesar de que las encuestas de opinión pública muestran que menos de 50% de los estadounidenses aprueban su presidencia hasta ahora, Trump ha sonado confiado sobre su postura.

Durante una discusión, una noche, Trump de antemano hablaba sobre buscar un segundo período presidencial. Cuando un asociado le insinuó que estaba debilitando a los demócratas al usurpar algunas de las mejores ideas de política del partido, el presidente estuvo de acuerdo sin reparos.

Cuando no habla sobre su joven presidencia, Trump que en ocasiones está acompañado por Keith Schiller, su jefe de seguridad desde hace mucho tiempo con frecuencia observa a otros hablar.

Los asesores del presidente han tratado de reducir su consumo de noticias durante el día laboral, pero no hay límites cuando el mandatario regresa a la residencia. Durante otra conversación telefónica reciente, Trump dejó un momento el teléfono para poder subir el volumen durante un reporte de la CNN. Cuando regresó a la llamada telefónica se estaba quejando sobre "noticias falsas".

De alguna manera, su nuevo estilo de vida en la Casa Blanca se asemeja a las rutinas que creó durante décadas en las que vivió en la cima de la Torre Trump. Él ha preferido desde hace mucho tiempo las comodidades de casa, evitando mucha de la escena social de Manhattan por noches en su penthouse con amigos cercanos, la familia y su televisor.

La primera dama, Melania Trump, y el hijo de ambos de 10 años, Barron, permanecen en Nueva York, por lo menos hasta el final del año escolar. La señora Trump no ha sido vista en Washington desde el fin de semana de la juramentación y Trump no ha regresado a Nueva York. Pero los Trump pasaron juntos el fin de semana pasado en Mar-a-Lago, la palaciega residencia del presidente en su club del sur de Florida.

Amigos que vieron al presidente en la propiedad costera el pasado fin de semana lo describieron como relajado, particularmente en una gala de etiqueta para la Cruz Roja y en el campo de golf con algunas de las personas con quien juega regularmente.

A pesar de las escapadas de fin de semana de Trump, los asesores afirman que el presidente se está adaptando a la Casa Blanca. El mandatario dijo a amigos que se siente como en un set cinematográfico y ha dedicado tiempo en procurar que luzca según sus estándares. Los Trump contrataron a Tham Kannalikham, una discreta diseñadora de interiores, para que ayude a poner su toque en la residencia de la Casa Blanca.

Durante una entrevista reciente con Fox News, Trump dijo que un día caminaba hacia la entrada principal de la Casa Blanca y se dijo: "Esto es, en cierto modo, sorprendente".

"Es, de cierta manera, como una experiencia surrealista", comentó Trump. "Pero uno lo tiene que superar."

(Fuente: La Nación)