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Otro exceso autoritario

El ministro de Trabajo, Carlos Tomada ha demostrado conducir la cartera laboral con un equilibrio ponderable.

Por ello, causó sorpresa su decisión de ordenar llevar por la fuerza pública al presidente de Subterráneos de Buenos Aires Sociedad de Estado (Sbase), Juan Carlos Piccardo, para que compareciese ante la audiencia del pasado 9 de mayo por el conflicto entre la concesionaria Metrovías y la Unión Tranviaria Automotor (UTA).

Subterráneos de Buenos Aires ya había adelantado por nota su posición, al señalar que no le correspondía concurrir, pues no era parte en el conflicto, en la medida en que no se había hecho cargo del servicio de subtes, sino que expresamente lo había rechazado. Pese a ello, el Ministerio de Trabajo no sólo dictó la orden en cuestión sino que la hizo efectiva, al disponer que ¡nada menos que 5 vehículos policiales! concurriesen a la sede de Sbase, que pertenece a la esfera del gobierno porteño.

De hecho, Piccardo no subió a los móviles policiales, sino que se desplazó en su propio vehículo, escoltado por los cinco autos de la fuerza pública. Este no sólo expresó su enérgica protesta por el trato recibido, sino que intentó un hábeas corpus, temeroso de que su libertad individual quedara afectada, ante este grosero abuso de autoridad. Valga señalar, además, que los presidentes de empresas como Sbase están exentos de comparecer a las audiencias judiciales, ya que les corresponde el mismo trato que a los ministros o secretarios de Estado y funcionarios de similar jerarquía.

No contento con ello, Tomada dijo que volvería a citar compulsivamente a Piccardo. Felizmente, sin reconocer derecho alguno y mucho menos el carácter de parte en el conflicto, el jefe de gobierno solicitó a Piccardo que compareciera si, con su presencia, contribuía a destrabar el conflicto y terminar con el paro de subtes. Y así sucedió.

Un gobierno que se precia de democrático y que cuenta con una mayoría que lo legitima debe tener particular cuidado y delicadeza en el trato con los funcionarios de cualquier naturaleza. La medida tomada por el ministro de Trabajo tuvo un sesgo claramente autoritario y vejatorio, que resulta injustificable. Otros caminos y vías hubieran conducido a iguales resultados, sin necesidad de avasallar la ya de por sí pisoteada autonomía de la Ciudad.