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No es serio tildar de "colonialistas" a los argentinos por Malvinas

El primer ministro del Reino Unido, David Cameron supone que puede sortear los momentos políticos difíciles que atraviesa.

Apelando a un tema de esta naturaleza, con la intención de aglutinar voluntades convocando al nacionalismo inglés.

Frente a expresiones tan singulares, vertidas por quien hoy conduce un país que en su historia se caracterizó por ser uno de los imperios más avasallantes, con colonias subordinadas a su mandato y ubicadas en los puntos más distantes del planeta -algunas de ellas todavía tributarias de Londres-, no puede menos que recordarse aquella reacción del poeta León Felipe que, en 1937, recién iniciada la Guerra Civil española, imprecó a Gran Bretaña por considerarla más innoble que Italia y Alemania, dominadas entonces por el fascismo y el nazismo: "Inglaterra/ eres la vieja Raposa avarienta,/ que tiene parada la Historia de Occidente hace más de tres siglos".

Resulta llamativo y por cierto que injusto que el primer ministro inglés haya apelado como único antecedente de la cuestión insular a la guerra de 74 días que se disputó en las Malvinas hace 30 años, concentrando en ese conflicto la disputa por la soberanía y pretendiendo que la solución sólo puede pasar por la autodeterminación de los isleños, sin reparar en que 150 años antes de esa contienda fueron los ingleses quienes desembarcaron en las islas y desalojaron a los argentinos, que fueron los habitantes primigenios del archipiélago.

Por cierto que esta sorpresiva expresión del señor Cameron, formulada poco después de que el secretario general la Organización de Estados Americanos (OEA) cuestionara la cada vez más fuerte presencia militar de Gran Bretaña en la zona del Atlántico Sur, mereció el inmediato repudio de los países latinoamericanos que no sólo vienen bloqueando el acceso a sus puertos de buques con bandera malvinense, sino que están dando reiterados y explícitos apoyos al reclamo argentino por la soberanía en las islas Malvinas.

Gran Bretaña es la potencia que no respeta las resoluciones que, año tras año, dicta las Naciones Unidas, instando a los dos países a reanudar las negociaciones y a buscar fórmulas no beligerantes para resolver el pleito. Es el gobierno inglés, no el argentino, el que se niega sistemáticamente, apelando al poder de veto de que dispone en el Consejo de Seguridad de la ONU, oponiéndose así, desde hace más de medio siglo, a la voluntad de la comunidad de naciones.

La ridícula acusación de "colonialistas" que le ha endilgado el primer ministro inglés a los argentinos no pareciera merecer otras réplicas institucionales que no sean las vinculadas a la intensificación, por parte de nuestro país, de una estrategia diplomática inteligente y sostenida, intensificando los acuerdos regionales y activando el apoyo a la posición de la Argentina por parte de los distintos foros internacionales, que conduzcan a que el Reino Unido se avenga, de una vez por todas, a negociar sin más la cuestión de las Malvinas.