Muriel: "Por fin me conseguí un buen novio"
Estrena su primer protagónico en cine, con Ricardo Darín. Y con Julián, su pareja, comparte el grupo de música "Ambulancia".
Muriel Santa Ana tiene gracia para contar los vaivenes de su vida, y todo la pinta como una mujer real. Tan real como lo fue su interpretación de Lucía, aquella treintañera que lidiaba con el cuerpo, la comida, los hombres y la madre en la tira "Ciega a citas", y que le valió su primer Martín Fierro y la adhesión de muchas mujeres. En un registro muy diferente, acaba de finalizar la segunda temporada de "La vida es sueño", de Calderón de la Barca, en el Teatro General San Martín –en esta excelsa obra en verso del Siglo de Oro español interpretó a Rosaura, junto a Joaquín Furriel y Patricio Contreras– y varios capítulos de la tira televisiva "Un año para recordar", con Carla Peterson y Gastón Pauls.
Ahora Muriel está de estreno: llega "Un cuento chino", la película de Sebastián Borensztein, donde hizo su primer protagónico en cine y compartió cartel con Ricardo Darín. "Una experiencia fascinante", asegura. Mientras, ya comenzó a filmar "Otra boda" de Ariel Winograd, protagonizada por Natalia Oreiro y Daniel Hendler. Además, prepara las próximas presentaciones de Ambulancia, el grupo de música y teatro que comparte con Mike Amigorena y Julián Vilar, entre otros. Vilar es también su pareja desde hace cuatro años y el hombre que le quitó el gusto amargo al amor.
Actriz versátil, es digna hija de su padre, el actor Walter Santa Ana. "Me siento heredera del camino y de la vida poética que llevó. Es un actor antes que nada, vive como un actor, hasta cuando toma un café. No es una persona común, su ser está en otro lado. Es muy enriquecedor, siempre me voy mejor después de hablar con mi padre", reconoce. Con su hermana Moira, cantante, crecieron en un ambiente de libertad y arte. Por la casa familiar circulaban artistas, terapeutas y buscadores espirituales; y todavía recuerda las fiestas que hacía su madre –Mabel González, especialista en terapias alternativas–, ya separada de su padre. "Eran alucinantes, invitaba a todo el mundo, todos bailaban y se hacían unas picadas increíbles, y ahí estábamos mi hermana y yo, disfrazadas. Mis viejos han sido personas muy vitales, interesadas y lectoras".
Noticias: Hace poco dijo que sus actitudes y movimientos tienden a la lentitud y a la contemplación. ¿Cómo es ser una persona lenta?
Muriel Santa Ana: Con el psicoanálisis aprendí a aceptar que tengo ritmos y procesos más lentos de los que percibo en el exterior. A veces me mandan una propuesta laboral y pretenden una respuesta rápida, yo me esfuerzo y quizás lo logro, pero me va mejor cuando entro en mi ritmo y me conecto desde mis emociones. Eso me pasa con todo. La tranquilidad me lleva a ser muy observadora, a escuchar de otra manera, y a percibir los ánimos de los demás. Trato de no abatatarme, de no apurarme, y como soy muy ansiosa, eso también es una manera de regular y de ponerle freno a la ansiedad.
Noticias: Justo en tiempos tan vertiginosos. ¿No le preocupa ir a contramano?
Santa Ana: Sí, porque a veces ese apuro me violenta. Decidir una propuesta quizás signifique planear los próximos seis o siete meses de mi año, no puedo responder muy rápido, lo mismo si algo no termina de cerrarme. Salvo que sienta un impulso concreto y positivo, que sea algo contundente para mí; entonces, aunque me dé miedo, me arriesgo porque sé que va a ser alucinante. Me pasó con "Un cuento chino", ahí no hubo nada de angustia ni de "tengo que tomarme un tiempo". Tenía miedos e inseguridades, pero internamente no tenía dudas de que debía hacer la película.
Noticias: Fue su primer protagónico en cine. ¿Buena experiencia?
Santa Ana: Fue entrar al gran mundo del cine, yo había hecho roles de menor responsabilidad en otras películas, pero aquí soy la protagonista femenina de la historia, que es una comedia dramática. Al principio, que estuviera Ricardo (Darín) me generaba bastantes nervios, pero ya en los primeros ensayos él se encargó de arrasar con todas las barreras y con todos mis miedos. Estuvo supercercano, generoso y muy divertido, generó el mejor clima y sacó lo mejor de mí, me ayudó y me explicó mucho sobre cine. Además, viajamos a España y filmamos unos días en Alicante, en los estudios más grandes de Europa, así que fue una experiencia fascinante en todos los sentidos.
Noticias: ¿Cómo se adapta a los cambios?
Santa Ana: Mal, los odio, todo cambio me genera angustia, aunque sepa que va a ser positivo. Me dan una buena noticia y casi la vivo como si fuera mala. Tardo, tardo, y me produce angustia ver que todos pueden ir más rápido que yo, me da culpa pedir más tiempo o me da vergüenza decir que todavía no lo sé. Es difícil explicar por qué uno tiene que pensar las cosas.
Noticias: Pero, a veces, se juega.
Santa Ana: Soy poco jugada, no me veo muy aventurera, pero sí, a veces me aventuro. Así fue con "La vida es sueño" y no me equivoqué. Fue un gran salto para mí, un logro muy concreto. Al principio estaba preocupada, era la primera vez que hacía teatro en verso, un papel difícil, pero busqué la ayuda de Ingrid Pelicori, Rubén Szuchmacher y Elena Tasisto, referentes muy importantes.
Noticias: Su trabajo, el de todo el elenco y el del director tuvieron críticas excelentes y éxito de público.
Santa Ana: Sí, cuando logré armar el personaje, se abrió una comunicación infinita entre mi personaje de Rosaura, Calderón de la Barca y yo. Para mí, Rosaura fue un viaje hacia la grandeza, salía a buscarla hacia arriba, porque no estaba a mi mismo nivel, estaba más allá. Esta obra me dio todo lo que yo soñé, mi cuerpo, mi corazón, mi energía, estaban ahí. Ahí era yo más que en cualquier otro lado. Fue muy conmovedor, muy conmovedor.
Noticias: Recién habló del psicoanálisis. ¿En qué le facilitó la vida?
Santa Ana: Mis padres se separaron cuando yo tenía 9 años, y enseguida me mandaron a hacer los dibujitos porque yo no hablaba. Después hice un tratamiento muy bueno durante años, descansé un tiempo, y desde hace 7 estoy con mi actual psicoanalista. Me sirve como un espacio de escucha, de contención, de guía, y donde es posible modificar, cambiar. Ahí descubrí que todo es posible. Además, me ayudó con el miedo a la muerte y a la pérdida de mis seres queridos, uno de mis mayores tormentos.
Noticias: ¿Tiene obsesiones?
Santa Ana: No soy muy obsesiva, pero me parece que tengo una obsesión con perder el celular, camino por la calle y miro cincuenta veces si efectivamente lo tengo. Es uno de estos aparatos donde también recibís los mails, re moderno. Es tremendo, soy totalmente dependiente del celular y de los mails.
Noticias: A esta altura, " Ciega a citas" debe ser emblemático en su vida. ¿Cómo repercutió?
Santa Ana: Me dio todo lo que no era Lucía. Seguridad, tranquilidad, serenidad, lo que no tiene precio. Mucha solvencia como actriz y como mujer, y la posibilidad de hacer un buen trabajo sin tener una mirada victimizante sobre el cuerpo, el ser mujer, la soltería, la soledad. Fue muy liberador hacer un personaje así, y me encantó haber sido la cara de un programa diferente, tan lindo, con tanta gracia, y con tanta aceptación.
Noticias: Alguna vez contó sus propios vaivenes con su cuerpo, las épocas en que sólo compraba vestidos años ’50 en ferias, y no quería usar jeans. ¿Cuándo pudo aceptar su imagen y que su tipo de belleza no encaja con el estereotipo actual de delgadez?
Santa Ana: Todos los días decido si me acepto o no. Me peso diariamente, es un hábito que me ayuda y me saca la obsesión, pero no hago dieta. Como sano, me gustan los productos orgánicos, y no tomo alcohol. Además, nunca fumé, no me drogo, y no tomo sol hace más de 15 años. Reconozco que tengo un tipo de cuerpo más bien contundente, pero no haría nada exagerado para verme linda. No me haría cirugías ni nada asociado al dolor o al sacrificio.
Noticias: También declaró que durante mucho tiempo sus relaciones amorosas fueron de mala calidad y que el amor era sinónimo de sufrimiento. ¿Cómo eran los hombres que elegía?
Santa Ana: En realidad, siempre fui bastante tranquila, nunca fui una cazadora, y tuve pocas relaciones. Fueron desencuentros, ellos no iban conmigo, pobres. No eran malas personas o tipos raros, simplemente yo tenía la mirada muy desviada, la equivocada era yo. Son esas malas elecciones que uno hace cuando se encapricha con alguien que no tiene nada para ofrecerle, porque no tiene nada que ver con uno.
Noticias: Desde hace cuatro años está en pareja con Julián Vilar, intuyo que esta debe ser una relación de buena calidad.
Santa Ana: Sí, él tiene todo lo bueno que yo no tengo. Julián es lo mejor de mí. Tiene una cualidad muy buena: quiere mucho a mis padres (risas). Todos los días me doy cuenta lo enamorado de mí que está, y el enganche que tiene con la vida y con la alegría. Se divierte mucho con lo que hacemos, y se me ríe en la cara de las cosas que hago. Todo le parece un programón, es conversador y se integra muy bien a cualquier grupo, por eso voy con él a todas partes, porque él me hace ver lo bueno de todo. Es un gran compañero. Además, cocina mucho, lava los platos. Por fin me conseguí un buen novio.
Noticias: ¿Piensa casarse?
Santa Ana: No, ni siquiera sé qué es eso, para mí es de otro mundo, no entra en mis parámetros.
Noticias: ¿Y la maternidad?
Santa Ana: Es un tema a resolver, no sé todavía. Yo quería más adelante, tipo a los 47 o 48 años, pero consulté con mi médico y me enteré que recomiendan el congelamiento de los óvulos hasta los 35. Entonces pensé: congéleme entera, a ver si logro llegar hasta los cuarenta y pico. No sé, es un tema complicado.