DOLAR
OFICIAL $816.08
COMPRA
$875.65
VENTA
BLUE $1.18
COMPRA
$1.20
VENTA

Miedo al riesgo en EE.UU.

Por Robert Samuelson* Al economista Robert Litan, de la Kauffman Foundation, le gusta recordar que la mitad de las empresas de Fortune 500 se iniciaron durante una recesión o un mercado de valores bajista.

¿Y por qué no? Durante una recesión, es más barato contratar nuevos trabajadores, alquilar oficinas, comprar suministros. Pero Litan sospecha que ese mismo proceso no está funcionando en este momento. A diferencia de crisis anteriores, en las que el número de empresas apenas cayó, ahora ha habido un profundo bajón. Entre 2006 y 2009, las empresas nuevas cayeron un 27 por ciento.

Esa es una causa por la que la creación de trabajo, que depende en gran medida de las empresas nuevas, es débil. "No es alentador", expresa Litan. "Parece haber más aversión al riesgo".

Los norteamericanos se ven a sí mismos como emprendedores y arriesgados. Nuestro optimismo finalmente nos rescatará. Eso es lo que se dice. Pero ese folclore cada vez choca más con la realidad. La crisis financiera de 2008-9 traumatizó a millones de personas. Incrementó las filas de los que evitan el riesgo, los que se preocupan y las víctimas. Por supuesto, todo esto fue, principalmente, una reacción al exceso de préstamos, a valores inflados de la vivienda y a la pérdida de puestos de trabajo. Pero el factor miedo se está alimentando a sí mismo y está sofocando la recuperación.

PRISIONEROS DEL PESIMISMO

Somos prisioneros de nuestro clima de pesimismo. En todas partes, la tendencia es gastar menos y esperar, para ver cómo se desarrollan las cosas. Así como el optimismo sostuvo el auge, el pesimismo prolonga la crisis. Esto es el reverso de una "exuberancia irracional", porque en la medida en que la mayoría de las personas se sientan así, la psicología acarrea su propio cumplimiento. Lamentablemente, así es como se sienten.

Consideremos lo siguiente:

Consumidores: Las encuestas para medir la confianza muestran la racha más larga de puntos bajos que se haya registrado. El índice de The Conference Board, que se basa en la actitud de la gente y sus planes de compras, establece las actitudes de 1985 a un nivel de 100 y, en épocas buenas, generalmente registra 120 o 140. La última lectura (agosto) fue 44,5; la más baja fue 25,3, en febrero de 2009. "Nunca hemos visto que bajara tanto y que quedara tan bajo", expresa Ken Goldstein, del Conference Board.

Gerentes corporativos: Como bien se sabe, las empresas grandes tienen 2 mil millones de efectivo y títulos, lo que representa un ascenso de 520.000 millones de dólares desde fines de 2007. Es dinero que las firmas podrían utilizar para contratar personal e invertir en plantas o productos nuevos -si los gerentes tuvieran más confianza en la economía-. En lugar de eso, están acumulando fondos contra otra crisis financiera.

Gerentes de pequeñas empresas: "Estos son los números más deprimidos de la historia", expresa Holly Wade, de la National Federation of Independent Business, cuyo índice de optimismo se empezó a registrar en 1974. Sólo el 11% de las firmas espera contratar personal en los próximos tres meses. Las empresas pequeñas (500 o menos trabajadores) representan la mitad de todos los puestos de trabajo existentes.

MALDICION COLECTIVA

La "aversión al riesgo" -comprensible para individuos y firmas- se ha convertido en una maldición colectiva. Cuando todo el mundo es súper-cauteloso, el resultado es el estancamiento o algo peor. Imaginen una economía a la que le fuera ligeramente mejor: los consumidores liberarían parte de la demanda acumulada; los precios de las acciones subirían un 10 por ciento; las empresas canalizarían 200.000 millones de dólares de su efectivo hacia nuevos productos o plantas; los empresarios crearían un 10 por ciento más de empresas nuevas. Una recuperación más fuerte se sostendría a sí misma.

La buena noticia es que esto podría suceder. Las oscilaciones en el clima imperante pueden producirse hacia ambos lados. Objetivamente, algunas condiciones económicas han mejorado. Las familias, por ejemplo, están menos endeudadas. Gran parte de la deuda de hipotecas y de consumo ha sido o bien saldada o eliminada por considerarse incobrable. Las estadísticas de la Reserva Federal muestran que la carga del servicio de la deuda (la porción de los ingresos dedicada a pagarla) está en su nivel más bajo desde 1994. Los consumidores podrían ser más expansivos.

Pero no hay certeza alguna de que eso vaya a suceder. Los virajes en la psicología significan que habrá virajes en la conducta económica. Un motivo por el que muchos pronósticos de 2011 fueron demasiado optimistas es que los economistas no tuvieron en cuenta la psicología. Algunos pronosticadores prominentes han reconocido el error. "La confianza normalmente refleja las condiciones económicas; no las moldea", señala Mark Zandi de Moody's Analytics. Pero a veces, expresa, "el sentimiento puede estar tan dañado que las empresas, los consumidores e inversores se congelan... Este es uno de esos momentos".

La voluble psicología también explica por qué el masivo "estímulo" económico (tasas de interés bajas, grandes déficit) no desencadenó una poderosa recuperación. El estímulo gubernamental puede diluirse si las familias y las empresas se mueven, por el motivo que sea, en dirección opuesta. Paradójicamente, el llamado para el estímulo puede causar que los consumidores y las empresas corten gastos, concentrando su atención en la debilidad de la economía. Por otro lado, la gente podría sentirse tranquilizada si el gobierno apuntala la economía con más gastos o reducciones fiscales. Una de las dos reacciones aparentemente ocurrió.

Muchos males reales persiguen a la economía: el colapso de la vivienda; los déficit presupuestarios persistentes. No es el momento de charlas alegres. Pero una aguda aversión al riesgo es una herida auto-inflingida. Franklin Roosevelt tenía razón: Lo que debemos temer es el mismo temor.