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Más demanda de educación privada

Que haya aumentado la demanda de bancos en escuelas privadas, incluso por parte de familias pobres, revela una mayor preocupación de muchos padres por dar una mejor educación a sus hijos.

La mayor demanda de educación privada, que se ha acentuado en los últimos años, tiene –para algunos especialistas– el rango de un verdadero fenómeno cultural, que obedece a numerosas causas y que puede tener insospechadas consecuencias en el futuro, ya que podría modificar el sistema educativo tradicional.

En efecto, son cada vez más las familias que inscriben a sus hijos en escuelas y colegios privados desde el jardín de infantes o el primer grado. Pero también ocurren, en una escala cada vez más extendida, casos de chicos que son sacados por sus padres de las escuelas públicas y llevados a institutos privados, lo que hace que estos deban habilitar un mayor número de bancos o ampliar sus edificios, lo que los obliga a hacer inversiones que no estaban contemplados en sus presupuestos iniciales.

Se supone, porque así lo dice el sentido común, que son los sectores de medios y altos ingresos los que mandan a sus hijos a escuelas privadas. Pero la gran sorpresa del fenómeno comentado es que cada vez hay más chicos pobres en esos establecimientos, cuando en los últimos tiempos existía una distinción de tipo clasista que se consideraba natural: los pobres iban a las escuelas públicas y los colegios y universidades particulares estaban reservados para los más ricos.

Uno de los pilares del sistema educativo argentino fue la ley 1.420, de 1884, que establecía la escuela primaria obligatoria, gratuita, laica y sostenida por el Estado. Esa ley fue uno de los motores del progreso cultural y material argentino, aunque las escuelas públicas siempre coexistieron con las privadas, sobre todo las creadas por la Iglesia Católica. Con posterioridad, la educación privada se diversificó, con distintas modalidades y orientaciones.

Pero, volviendo al reciente y sorpresivo aumento de la demanda de educación privada, hay coincidencia en señalar que la educación pública se ha hecho cada vez más conflictiva e ineficiente, sobre todo en las grandes ciudades.

Las reiteradas huelgas y paros de maestros y profesores, el hecho de que sea casi normal que no se dicten los días de clases programados y el alto grado de repitencia y deserción son factores que conspiran contra la calidad educativa, al igual que la indisciplina y la violencia escolar. De ahí que hasta muchas familias pobres prefieran enviar a sus hijos a escuelas privadas, la mayoría o muchas de las cuales tienen subsidios del Estado u otorgan becas para los alumnos de menos recursos.

Se trata, por ahora, de un fenómeno acotado a algunas ciudades, en especial la de Buenos Aires y alrededores, pero que se va extendiendo a Córdoba y otros puntos del país. Es un tema que, por cierto, se presta a la controversia, pero que tiene un elemento positivo que hay que remarcar: la preocupación de muchas familias por dar a sus hijos una mejor educación.
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