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Marisa Brel criticó a Pequeña Victoria, la nueva ficción de Telefe: “Hay cosas que estuvieron mal”

La periodista encontró varios errores en la ficción que estrenó el lunes pasado, por la manera en la que mostraron el tema de la subrogación de vientre.

Pequeña Victoria, la nueva ficción de Telefé, sorprendió a todos con sus números en el rating en el día de su debut, con picos de hasta 18 puntos. Pero la historia también llamó la atención: se trata de cuatro mujeres que se ven involucradas en una subrogación de vientre, un tema que no se ha tocado en las novelas argentinas y que refleja una lucha actual que encabezan miles de mujeres que quieren ser madres.

En el primer capítulo de la tira, que protagonizan Julieta Díaz, Inés Estévez y Natalie Pérez, se muestra que el contrato que firmaron las partes involucradas queda de lado apenas nace la beba, porque ocurren situaciones que no estaban contempladas. Y se produce un intercambio de información entre la donante de óvulos, la mamá gestante e inclusive, el padre que donó el esperma, que en este caso es la actriz trans Mariana Genesio.

La periodista Marisa Brel, que conoce sobre la subrogación de vientre ya que tuvo a su hijo Timoteo por este medio, contó su punto de vista sobre la tira. "Primero celebro que se hable del tema subrogación en televisión y se naturalice en la gente. Es una manera maravillosa para ayudar a una mujer y a un hombre a ser padres", manifestó en diálogo con Clarín.

Luego marcó varios errores que encontró y que le molestaron bastante. "Estaba muy preocupada y ansiosa para ver cómo se iba a tocar el tema en la novela, aunque hay miles de casos diferentes. Hay cosas que estuvieron mal porque no se pueden. Acá en la Argentina no hay una ley y mostraron cosas que no se pueden. No está prohibido pero tampoco está avalado. Gracias a Dios se están haciendo con arreglos judiciales y sólo se permite con hermana, prima o alguien que tenga un lazo", sostuvo.

Además destacó: "En lo particular, y dejando de lado que es una ficción y que amo a Érica, la autora de la tira, confío en que ella trate el tema bien. Pero por ejemplo, una carrier -la persona que lleva el bebé en su vientre- no puede serlo por capricho o por dinero, sino que tiene que haber sido madre anteriormente. Si no pasó eso un psiquiatra no la puede aprobar para que sea mamá subrogante".

"Como mínimo tiene que haber tenido un hijo y no haberlo abandonado nunca. Para ser carrier además uno tiene que pasar por miles de exámenes físicos, psicológicos y psiquiátricos antes de ser aceptada", explicó.

"Hay otra cosa que no me gustó. La mujer que va a subrogar no es una clienta. El personaje de Emilia Mazer, actriz a quien admiro, hace el rol del nexo entre una agencia de mamás sustitutas y madres biológicas o "en potencia", como las llamo yo, tiene que ser de un amor y una contención fuerte para ambas partes. Es el lazo que los une. No puede estar revoleando dinero ni diciendo 'firmen acá' o 'la clienta'. Entiendo que estamos hablando de una ficción. Pero me preocupa lo que le queda a la gente: que esto es un comercio", añadió.

"Si una mujer no tiene una misión especial para ayudar a otra mujer a ser madre, no se puede. Esto puede crear la fantasía que una mujer lo hace por dinero y no es así. Sí se le tiene que pagar. En Estados Unidos, en los ocho estados donde está aprobada la ley debe cobrar veinte mil dólares que se le pagan por mes. Nadie se va a hacer millonario ni dejar de trabajar en su vida por haber alquilado su vientre", manifestó indignada.

"En realidad está mal decir 'alquilar' un vientre. Prefiero decir 'un préstamo de vientre momentáneo'. Ni siquiera hay que donar un órgano. No hay que arrancar un riñón ni nada parecido. La gente tiene que evolucionar y saber que un vientre se presta. Tampoco se arranca un útero para ayudar a esa persona", detalló. 

La periodista también se molestó con "ese manejo comercial que se mostró”. “Aunque después se convierte en algo lindo porque es mamá. Que haya cuatro mamás, dieciocho o veinticinco bienvenidas sean. Mientras sea con amor", destacó.

"No me gustó que se muestre a una Julieta Díaz como una mujer que no se embaraza por el trabajo. Salvo que con el correr de los capítulos se muestre que tiene infertilidad. Pero no quiero que llegue a la gente que se alquila un vientre para no deformar su cuerpo, o porque prioriza su carrera laboral", criticó.

"Un vientre se alquila cuando no tenés útero o no te funciona. Esos pequeños detalles hay que cuidarlos mucho porque somos miles de personas trabajando y rezando para que haya una ley de alquiler de vientre, de subrogación. Para eso hay que despertar conciencia en la gente. Desde ese lado celebro que se toque este tema en la televisión", enfatizó.

"Cuando hacía los tratamientos in vitro con Paloma rompí con ese mito de que la infertilidad era un tabú. Ahora defiendo a muerte la subrogación, que es un acto de amor absoluto. Esto no se hace por plata. Que haya plata es porque la carrier la necesita para comprar comida buena y estar bien alimentada. Cambiar su ropa porque le cambia el cuerpo por el embarazo, plata para una ecografía, ver médicos, comprar medicamentos, seguir tratamientos, la hospitalización, el parto. En Estados Unidos eso se paga todo".

"Con respecto a la tira destaco las actuaciones, que son brillantes. No juzgo nada de todo eso. Me da miedo que se haya terminado de escribir la historia pero confío en Érica, que es una gran autora. Me hubiese encantado que leyera mi libro, o contarle mi experiencia para aportarle algo", expresó.

Para el final, el mensaje de Marisa fue el siguiente: "La pequeña Victoria es una muñequita y ojalá despierte conciencia a todos los argentinos que traer una vida al mundo, como sea, a través de un vientre propio, alquilado o por adopción, es un acto de amor infinito". 

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