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Marcados para morir: metodología típica de sicarios

El encuentro fue segundos antes del ataque. Las dos víctimas estrecharon un abrazo con un conocido. Todos iban en bicicleta.

Al rato vino la masacre. Eran pasadas las 3 de la tarde, cuando dos delincuentes en moto, y con cascos negros, fueron directo a matar, y mataron.

El lugar elegido: Alcorta y Dorrego, pleno sendero elegido por muchos para hacer deporte. El día elegido: un feriado. El lugar exacto del crimen: sin cámaras de seguridad.

En total dispararon unas once veces. Tenían que asegurarse las muertes de las víctimas. Fallaron en parte del plan. Al hombre que tenían que matar, Carlos Gutiérrez, colombiano, fotógrafo, lo mataron. A la mujer de este hombre, Solange Trujillo Kine, no pudieron. La hirieron.

Todos los tiros fueron con un arma calibre 3.80. Poder de fuego absoluto.

Ahora, esa mujer, de 21 años, la sobreviviente, es clave para saber por qué semejante brutalidad criminal. Las víctimas vivían en Vicente López. No se sabe mucho más de ellos.

La sospecha es que la tercera persona que estuvo con las víctimas antes del ataque, pudo oficiar de entregador, una típica metodología del sicariato internacional: "te hago marcar, pasa saber que sos la víctima que tengo que atacar y no equivocarme", reza la estrategia narco.

Y así fue. El tercero en cuestión es una incógnita. Hasta ahora no apareció. No se sabe quién es.
El caso tiene todo el aspecto de un crimen narco por encargo. La moto usada por los criminales y la fuga rauda, van de la mano con esa mecánica de ataque clásica de otros lugares, y tan de moda acá.

Desde 2008, la seguidilla de crímenes sicariales no para. El cónsul de México en la Argentina por entonces, lo anticipó.

Los narcos de México y Colombia llegaron a Argentina para quedarse. En sus países se dio el efecto cucaracha, es decir, los corrieron y salieron como cucarachas.

Los narcos eligieron Argentina y otros destinos por distintos motivos: escapar de los cárteles de allá por internas feroces, lavar dinero del narcotráfico, o fabricar drogas en otros destinos. Sea por una cosa, o por la otra: no quedan dudas. Llegaron para quedarse, y matar es parte de su rutina.