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Macri se arriesga y apuesta todo

* Por Ricardo Kirschbaum.Tentado por el desierto de candidaturas opositoras en el peronismo, Mauricio Macri puede haber sido víctima de un espejismo irresistible al lanzar su candidatura presidencial.

Tentado por el desierto de candidaturas opositoras en el peronismo, Mauricio Macri puede haber sido víctima de un espejismo irresistible al lanzar su candidatura presidencial. El jefe de Gobierno parece estar convencido de que el peronismo federal no logrará construir una candidatura consistente para enfrentar a Cristina Kirchner, de cuya postulación no tiene duda alguna. Esa seguridad se basa, paradójicamente, en un pronóstico que hacía en vida Néstor Kirchner, quién aseguraba que, finalmente, la Argentina construiría dos polos, izquierda y derecha, que constituirían de aquí en más la nueva conformación del escenario político nacional. Adicto a las antinomias como método de construcción política, apostaba a Macri como la candidatura que enfrentaría a la izquierda, que Néstor creía encarnar. El razonamiento de Macri, ya se sabe, no proviene de una ideología explícita sino con un estado de ánimo que el jefe de Gobierno cree auscultar en la sociedad. Y, por otro lado, la seguridad de que las querellas que cruzan al peronismo federal, desorientados desde la desaparición de Kirchner, le ofrecen un territorio que hay que abonar con una fuerte adhesión de independientes que obligaría a los aún remisos a apoyarlo.

El peronismo es pragmático: apoyará a quién le asegure el poder. Cristina, para el justicialismo, tiene ese encanto: no habría fisuras si no aparece otro candidato que le discuta en serio esa condición. Macri, en ese sentido, está planteando que puede ser él el que librará la principal batalla, en la segunda vuelta electoral.

Para probarlo, Macri anuncia también que no se postulará para la Ciudad y deja a Michetti o Rodríguez Larreta para que definan quién defenderá sus colores. No tiene ya retroceso, debe convertir el espejismo en realidad o salir del juego.