DOLAR
OFICIAL $816.08
COMPRA
$875.65
VENTA
BLUE $1.18
COMPRA
$1.20
VENTA

Macri furioso con los gobernadores del PJ tras la reforma previsional: "Ustedes me traicionaron"

Además, la pelea entre Mario Quintana y Federico Sturzenegger por las metas de inflación y el diálogo secreto con Lorenzetti.

Entre dos pesos pesados del Gabinete presidencial: el intocable Federico Sturzenegger y el poderoso Mario Quintana. Ambos influyentes se trenzaron en una discusión brava: la marcha de la política monetaria y la ausencia de resultados concretos para bajar ─al nivel que quiere el gobierno─ la inflación.

El vicejefe de Gabinete exige cambiar las metas de inflación, que Sturzenegger defiende como un dogma. Dice también que las proyecciones del Banco Central son irreales. Y que para cumplir esas metas inalcanzables, el BCRA fuerza la mano y pone "sobretasas" que afectan el crecimiento.

En otras palabras, que así se genera menos crecimiento y ─al final─ un daño político al propio Presidente. Sturzenegger se resiste a estos embates: comunicó que no está dispuesto a tocar nada. Dice que tiene el aval de Mauricio Macri y por eso insiste en mantener a rajatabla la proyección del 10%.

El jefe del Banco Central está dispuesto a todo y argumenta que una modificación de las pautas provocaría un grave daño a la economía: caería la credibilidad de la entidad en el mercado y la de su propia gestión.

Tanto Quintana como otros ministros retrucan que ya van dos años sin que cumpla la pauta inflacionaria. En ambos, el desvío fue del 60 %. El propio vicejefe evaluó un mecanismo para suavizar cualquier cambio y preservar a Sturzenegger. Surge de propuestas que, dentro de su equipo, hizo el economista Vladimir Werning.

Werming, un ex JP Morgan, considera que la política del BCRA está haciendo daño a la actividad productiva. Lo acompañan varios ministros. La propuesta consiste en cambiar las metas inflacionarias, en base a un trabajo conjunto y de consenso con todos los ministros del gabinete económico.

La idea central es la siguiente: fijar una pauta inflacionaria más realista -del orden del 17% anual- para que el Banco Central pueda bajar la tasa de interés a un valor que acelere el crecimiento.

La creación de un mecanismo "consensuado" surgió después de las versiones ─infundadas─ sobre la estabilidad del jefe del BCRA. Pero Sturzenegger rechazó en forma tajante la propuesta. Y contraatacó exigiendo que la economía real se adecue a la exigua pauta determinada por la entidad.

Habló con Jorge Brito (h) de Adeba y con Claudio Cesario de la banca extranjera. Los intimó a pactar el acuerdo salarial bancario sólo en el 9 % . Quiere demostrarle a la Casa Rosada "que se puede" converger todo a la inflación que él propone.

Los bancarios ya entraron en conflicto y Sergio Palazzo dará batalla. La cuestión salarial ya le costó un dolor de cabeza al titular de Aerolíneas Argentinas. Hubo aumentos que en el Gobierno consideraron demasiado altos.

Dicen que Mario Dell'Acqua quedará solo como presidente, pero sin funciones ejecutivas. Sería nuevo gerente general Abbot Reynal, sugerido por Gustavo Lopetegui.

Sturzenegger sigue escudándose en el aval total que le viene de Macri. El problema es que ya debió respaldarlo varias veces.

Macri fue consultado por hombres de negocios, en diálogos secretos de la Quinta de Olivos. Habría respondido lo siguiente sobre la cuestión: "No está nada decidido".

La resolución sobre las pautas ─en verdad─ se tomaría hacia comienzos de febrero, una vez se conozcan los índices de precios de diciembre y enero. Pintan complicados.

Ahora el Presidente está centrado en la aprobación del paquete fiscal. La reforma previsional tuvo un alto desgaste político. Salió después de un perseverante trabajo de Rogelio Frigerio y Marcos Peña.

El núcleo del poder real ─Macri, Peña, Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal─ recibió esta semana la primera encuesta sobre el costo político que pagó la Casa Rosada.

Según esos datos la imagen presidencial cayó todo lo que había subido después de las

elecciones. Hubo una baja de 8 puntos hasta el viernes pasado. Esta semana bajó otro escalón: en total 12 puntos.

Se trata de un traspié similar al que sufrió cuando el Gobierno cometió múltiples errores con el tarifazo. Eso lo llevó a hablar el martes. Hasta último momento, la reforma previsional enfrentó situaciones de alta tensión.

Fernando Espinoza se dedicó toda la larga madrugada del lunes a sabotear a Emilio Monzó. Varias veces se acercó con información alarmante y falsa: "Emilio pará esto. Me informan que hay varios muertos". Igual, el peor momento político fue el jueves cuando el Presidente, enojado y fastidiado, decidió sacar un ─al final fallido─ DNU.

Primero cruzó a varios gobernadores. Les recriminó que se hubiesen borrado: "Ustedes fallaron, ustedes me traicionaron", les gritó y no ahorró tampoco en duros insultos de cancha para algunos.

El embate mayor fue contra el gobernador de San Juan. Sergio Uñac nunca lo atendió, pero se enteró de la furia de Macri por otros colegas.

La intervención pública de Carrió ayudó a evitar un grave error. Pero fue una consulta institucional, la que terminó de convencer a Macri. Ya estaba lista la TV Pública para grabar el discurso.

Se trató de un diálogo secreto con el Jefe de la Corte Suprema. Ricardo Lorenzetti le respondió: "No hay forma de defender jurídicamente un DNU en el tema de los jubilados".