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Macri, el elegido

Cuando todo parece marchar viento en popa, ser considerado jefe de la oposición es, como aprendieron el año pasado aspirantes a desempeñar...

...la función informal así supuesta, un privilegio muy ingrato.

Pero si existen motivos para sospechar que el panorama político del país está por modificarse, entraña muchas ventajas. Conscientes de esta realidad, los colaboradores del jefe del gobierno porteño, Mauricio Macri, dicen creer que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner le hizo un gran favor tratándolo como un personaje "poco serio, caprichoso y adolescente" por querer devolver "contratos y concesiones como si fueran pares de zapatos", aludiendo de tal modo a su negativa a encargarse del subte metropolitano luego de ordenar la ministra de Seguridad, Nilda Garré, el retiro de la Policía Federal de las estaciones, medida que a su juicio equivalía a declararlas parte de una "zona liberada". Asimismo, al abrir las sesiones de la Legislatura capitalina, Macri acusó al gobierno nacional de poner en peligro la vida de los porteños, además de "retacearle fondos y obras públicas a la Ciudad por motivos políticos", para rematar desafiando a Cristina a hacerse cargo de la seguridad, "como corresponde", o traspasarle las facultades y los recursos necesarios.

Si bien los estrategas kirchneristas, aleccionados por sus propios aportes a la popularidad –pasajera, tal vez, pero durante más de un año muy significante del vicepresidente Julio Cobos–, entenderán que ensañarse con Macri sólo sirve para fortalecerlo, sería poco probable que optaran por dejarlo en paz. Además de suponer que en verdad es un peso liviano cuyo ascenso político se debe casi exclusivamente al dinero acumulado por su padre, creen que como un hombre de la derecha no le será dado erigirse en líder de más que de una pequeña parte de una clase política dominada por quienes se imaginan progresistas de centroizquierda.

También influye la idea, muy popular entre los peronistas y otros, de que la Ciudad Autónoma de Buenos Aires es una especie de enclave cosmopolita parasitario que vive de lo producido por el resto del país, razón por la que sus habitantes están acostumbrados a repudiar a los candidatos peronistas, a diferencia de sus compatriotas del interior. Los prejuicios en tal sentido son tradicionales y a primera vista parecen razonables, pero sucede que son anacrónicos. Como otras grandes ciudades –Nueva York, Londres, París y Tokio– la capital federal es una generadora de riqueza mucho más eficaz que otras partes del país, razón por la que el ingreso per cápita es comparable con el de algunos países ubicados en el Primer Mundo.

De todas maneras, la situación creada por el intento de Macri de robustecer la todavía embrionaria Policía Metropolitana y la campaña del gobierno nacional para aprovechar sus deficiencias evidentes con el propósito no oculto de desprestigiarlo ya ha tenido consecuencias nefastas en los hospitales porteños, de ahí la alarma ocasionada por la decisión de Garré de dejar sin efectivos de la Policía Federal las estaciones del subte, decisión que se revirtió después de despacharse la presidenta contra el "alcalde" porteño pero que podría instrumentarse nuevamente en cualquier momento. Hasta ahora, los más perjudicados –en términos políticos, se entiende– por este conflicto en que los porteños desempeñan el papel de rehenes han sido los kirchneristas, comenzando con la ministra de Seguridad Garré, ya que es tan patente la voluntad del gobierno nacional de castigar a Macri, y a quienes cometieron el error imperdonable de votar por él en las elecciones municipales del año pasado, que sus maniobras mezquinas en tal sentido suelen resultar contraproducentes. Por supuesto, no es exactamente una novedad que el gobierno de Cristina, como aquel de su marido, reparta los fondos públicos y las obras costeadas por la Nación según criterios desembozadamente políticos, favoreciendo a los distritos gobernados por los presuntamente comprometidos con "el proyecto" y boicoteando a los que están manejados por adversarios, pero por ser la capital federal la vidriera del país, el impacto negativo del unitarismo militante del gobierno nacional ha sido mucho más fuerte que en otras jurisdicciones como, por ejemplo, las provincias de San Luis y Santa Fe.