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Los sicarios

Desde la concepción del vocablo hasta los asesinos de hoy. Las formas de matar y las penas que prevé el Código Penal Argentino.

Nuestra cultura, derivada de sus orígenes europeos, reconoce como asesino a quien mata por dinero. En la antigua clasificación italiana, que se remonta a los textos romanos, a esta modalidad se la ha denominado latrocinio. El fin es el lucro y el homicidio es el medio para alcanzarlo. Este tipo de crimen es también llamado homicidio mercenario o asesinato propiamente dicho.

El Código Penal Argentino (Art. 80) tipifica como circunstancia agravante del homicidio, al que matare: ... 3) por precio o promesa remuneratoria..., e impone la pena de reclusión o prisión perpetua, pudiendo aplicarse la reclusión por tiempo indeterminado.

El vocablo assesino identificaba en principio a los integrantes de una secta de musulmanes fatimitas, que encabezaban el movimiento de los chiítas ismailitas y el fin de su existencia constituía la eliminación de las principales personalidades religiosas, militares y políticas musulmanas o conseguir dinero de ellas a cambio de protección.

La secta de los Hashshasin, Hashishin, Hashashiyin, Assassins, asesinos o "los consumidores de hachís", tendría su origen en 1090 por y su objetivo era acabar con los gobernantes corruptos, eliminándolos, para de este modo devolver al Islam su pureza original. Sin embargo los assesinos evolucionaron y cuestionaron la fe islámica y percibieron que el mundo debe asistir a una evolución y transformación mediante acciones. Esta revelación permitiría más adelante el reconocimiento de un dogma para la organización de los hashishins, por lo tanto en el aspecto filosófico, no eran musulmanes ortodoxos. Podían reverenciar a una deidad hindú o abrazar el bautismo.

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Probablemente el aspecto más conocido de los assesinos era la del crimen político.
Una vez que anoticiaban la condena a muerte de un líder político o religioso, la eliminación era inexorable. Si el joven assesino enviado fallaba en su execrable misión, se persistiría comisionando a otros, hasta conducir a la muerte a la infortunada víctima previamente señalada.

El fundamento de su ideología consistía en el convencimiento de que la práctica del asesinato debía consistir en una expresión artística, cuyo máximo exponente consistió en un refinado empleo fatal del puñal, al que usualmente impregnaban con algún veneno. De hecho Sicario quiere decir hombre daga, pues  etimológicamente proviene de sica,  que significa puñal o daga pequeña.

Mientras estuvo activa esta secta, unos dos siglos, no existió magnicidio en su geografía inmediata en la que no estuvieran involucrados. Su sola mención inspiraba terror. Fueron gestadas expediciones militares para exterminarlos, pero todas sin resultado.

De los originales, algunos consiguieron sobrevivir en Persia y a principios del siglo xx quedaban unos pocos en Quhistán (al sur del mar Caspio y en el norte del actual Irán, cerca de la provincia de Qazvin).

Los sicarios en la actualidad.

El criminal mata a cambio de una suma de dinero o de una prerrogativa que lo beneficie patrimonialmente. Obviamente se trata de un delito que se produce por un mandato de quien paga y que ejecuta quien recibe o se beneficia, lo que supone la intervención de al menos dos sujetos y ambos devienen responsables ante la Ley. A estos personajes se los denomina frecuentemente (más allá de lo estrictamente jurídico) autor intelectual y autor material.

 

Hay casos en que el acuerdo previo no debe entenderse para un hecho exclusivamente, sino para varios e indeterminados crímenes. De ese modo debemos entender que quienes son empleados o dependientes del autor intelectual, en cumplimiento de un requerimiento suyo, también obtendrían un beneficio al matar bajo su mandato: su sueldo. Este es el principio de operatividad de las organizaciones criminales y de esta forma hallamos la acepción de sicario: asesino asalariado.

Si alguien conoce quien es su enemigo, podrá precaverse, en cambio, si no se sabe en qué individuo puede estar oculto el sicario asalariado, se temerá a todos o peor aún...tal vez a ninguno.

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Estos criminales diagraman su modus operandi al momento de asesinar de manera de poder maniobrar libremente para que la agresión no les importe un mayor riesgo por las características de la víctima o por su estado de indefensión.

La mayoría son hombres, porque éstos tienen una carga genética menor que las mujeres por sentir pertenencia y amor, así como una mayor necesidad de protagonismo en un ambiente donde su comportamiento es de obediencia a ultranza para asistir a la búsqueda incesante de poder y control. Para ello, ante la orden, no dudan en humillar a otros, robarles o violentarlos hasta el extremo de su muerte.

El sicario hiere, lesiona en lo físico a las personas, muchas veces prolongando su acción sobre elementos muebles o inmuebles, pertenecientes a ellas. Es, por lo tanto agresivo, cruel y destructivo, pero al mismo tiempo cobarde. El mal que produce es indiscriminado; todo es bueno para la descarga de su perversidad la que ha estado aguardando la liberación que su mentor a través del mandato le otorga. Posee necesidades distintas y códigos propios.

El sicario no desconoce la valorización general, es decir la Ley, no obstante antepone su escala de valores con respecto a los demás. No tiene sentimiento de culpa o vergüenza (ésta última es la manifestación social de la primera), para él no hay cuestionamiento de su conducta y varían los objetos ocasionales pero su acción es la misma.

Como vemos su grado de perversión lesiona más a los individuos que a sus sentimientos pues realiza una cosificación del otro, que no es considerado por él como un igual, es algo inferior, neutro, a usar, "sólo se puede matar cosas", para él no son personas.

No toleran el fracaso y menos aún la frustración. Pueden ser de nivel intelectual alto, mediano o escaso. Cuanto más alto, más hábil serán para planificar sus crímenes, desdibujar su verdadera personalidad ante la autoridad y así burlar la acción de la Justicia.