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Los ruidos que no se pueden disimular

Por Carlos Sacchetto* El Gobierno nacional no dice de manera explícita que está preocupado por la marcha de la economía, ni por los nubarrones que presagian serias complicaciones.

La marcha atrás con el retiro de subsidios para no afectar el consumo popular, la urgencia por desprenderse de los subterráneos de Buenos Aires, la fuerte embestida contra Repsol-YPF y la reforma a la Carta Orgánica del Banco Central, son algunos ejemplos reveladores de las preocupaciones no explicitadas del gobierno nacional.

Esa vocación por ocultar la verdadera dimensión de los problemas mientras se desvía la atención hacia un enemigo ?real o virtual?, le ha dado hasta ahora buenos resultados políticos a la Presidenta. Pero lleva el riesgo de que en un momento determinado la realidad estalle con crudeza y sea demasiado tarde para solventar los costos del engaño.

Fuentes diplomáticas señalan una referencia concreta: el gobierno español, que sigue muy de cerca la evolución del caso Repsol-YPF, estaría dispuesto a interrumpir los acuerdos de cooperación económica que firmaron en 2005 Néstor Kirchner y el socialista José Luis Rodríguez Zapatero. La tolerancia de Madrid a los vaivenes de la Casa Rosada es mucho menor bajo un gobierno del Partido Popular que cuando lo ejerce el PSOE.

Grito hispánico

La empresa petrolera es, a diferencia de lo que era Marsans cuando controlaba Aerolíneas Argentinas, una especie de nave insignia de los cuantiosos intereses españoles en el país. Además, ya hay sanciones a exportaciones argentinas por parte de Estados Unidos y malestar en otros países por la política que ejecuta Guillermo Moreno. Las relaciones internacionales requieren, siempre, una especial delicadeza, cualidad que no distingue precisamente al secretario de Comercio.

Hacia adentro, son cada día más evidentes las tensiones en el área económica, donde se juega la suerte del modelo. El viceministro camporista Axel Kicillof gana creciente protagonismo en las decisiones de Cristina Fernández y eso dispara resentimientos inocultables, que sólo quedan silenciados por la severa rigidez comunicacional establecida por la Presidenta.

Un ministro que ha bajado en forma notable su perfil público se limitó el jueves a comentar obviedades ante un grupo de empresarios que le transmitían sus temores. "Las cosas se complican cuando no hay plata", fue lo más importante que les dijo, como si hubiese anunciado una gran novedad.

En medio de lo que se vislumbra como un futuro nada relajado en materia económica y con numerosos problemas irresueltos, en los más altos niveles del Gobierno ya se piensa en las próximas elecciones. Dentro de un año deberán estar nominados los candidatos y no son pocos los que se van posicionando. Cristina sigue de cerca las encuestas para ver si le devuelven sus deseos traducidos en números.

En el entorno presidencial aseguran que la jefa del Estado alienta a su cuñada Alicia Kirchner a que abandone su histórico bajo perfil y vaya como candidata a primera diputada por la provincia de Buenos Aires, distrito clave de cualquier elección. Otro apellido Kirchner, en este caso el de su hijo Máximo, podría encabezar la lista en Santa Cruz, o hasta acompañar a su tía en territorio bonaerense. El núcleo central del poder está convencido de que la pertenencia a la familia genera votos incondicionales.

Alicia movilizó la estructura de su ministerio de Desarrollo Social y encabezó la semana pasada un acto de su agrupación Kolina en el club Ferro Carril Oeste y empapeló con su foto y la de Cristina las principales avenidas de la Capital Federal, como si sólo faltaran unas pocas semanas para la elección. Algo incomprensible en este momento para mucha gente.

Más lejos

Hay otros sectores, sin responsabilidades de gobierno, que también miran con expectativa a la elección de 2013. Sin el favor del kirchnerismo que ayudó a construir en sus inicios, el ex jefe de Gabinete Alberto Fernández ya ha expresado su voluntad de disputar en las urnas espacios institucionales de poder. Comentan sus allegados que quiere ser senador por la Capital Federal, y en ese deseo incluye al ex ministro de Economía Martín Lousteau como diputado.

Lo que no se sabe es por qué partido serán candidatos ya que el justicialismo porteño también está en la mira de Guillermo Moreno, un protegido de la Presidenta. A propósito de Alberto Fernández, nadie desmiente que fue la propia Cristina la que llamó dos veces al dueño del canal C5N hace dos semanas para que sacaran del aire el programa de Marcelo Longobardi.

En el Gobierno hay funcionarios que sostienen que Fernández, pese a haber sido un incondicional de los Kirchner, se fue del Gobierno resentido porque el matrimonio no cumplió un acuerdo de origen. Ese acuerdo habría establecido la alternancia de los tres en la Presidencia, con un turno para cada uno. Ahora, enfrentado con Cristina pero fiel a las bases del modelo, Fernández intentaría proyectarse por sí mismo.