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Los impresentables

Son los mediáticos del momento y dejan lo peor de sí en la televisión. Ni siquiera la pista del Bailando les da un cierto toque de lujo: su paso por los programas de la tarde los muestra en su peor forma.

Por Rodrigo Lussich
@rodrigolussich

Por Adrián Pallares
@adrianpalla


En los últimos siete años, "Bailando por un sueño" y Marcelo Tinelli fueron una máquina de potenciar figuras y hacerlas muy populares. Muchas con talento, pero con poca llegada al público antes del programa de Marcelo, y otras con carisma y gracia, que también trascendieron.

Pero este año sin Tinelli al aire, hay un nuevo tipo de figuras o referentes mediáticos que asoman en la televisión, pero que tienen una vida útil muy corta.

Sin dudas, Charlotte Caniggia es un ejemplo justo. En "Showmatch" tuvo su momento de esplendor, pero desde que terminó el programa no encuentra su lugar en el medio y recurre a cualquier cosa para estar vigente, pero su fecha de vencimiento parece estar cerca.

Aunque parezca mentira, Leonardo Fariña y toda su historia también es un "famoso descartable": durante varias semanas nutrió a la televisión y a los programas de material para vivir. Desde los ciclos políticos, los noticieros, y hasta los magazines y programas de chimentos. Hoy su cara sólo importa en la justicia para que finalmente se sepa la verdad sobre el lavado de dinero. Ahora su divorcio con Karina Jelinek lo deja peor parado como un busca cámaras hecho y derecho.

Jorgito Porcel es otro de los casos testigos: invadió la televisión durante muchos días, a base de insultos y gritos, a fuerza de prepotencia y malos modos. Hoy a unas semanas de aquellos episodios nadie se acuerda de él, ni lo invitan a ningún lado más.

Varios famosos y famositos llegan a la televisión, tienen apenas un par de días de cámara y después desaparecen: la televisión los fagocita, los usa, los exprime y los tira, tienen fecha de vencimiento y son descartables desde todo punto de vista. El medio los necesita poco y nada y cuando ya les sacó todo, los arrojan a un costado esperando que aparezcan otros especímenes, con otras historias que contar y otras vidas para arruinar.