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Los festejos en la Plaza Mayo

Miles de militantes kirchneristas protagonizaron, a lo largo de toda la jornada, los festejos populares por el inicio del segundo mandato de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, que comenzaron por la mañana en la Plaza de los Dos Congresos y culminaron al anochecer en la emblemática Plaza de Mayo, marcada antes por la presencia de la jefe de Estado.

Desde hora temprana las agrupaciones kirchneristas fueron convergiendo sobre la avenida Entre Ríos, frente al Congreso de la Nación, para escuchar desde el exterior el discurso de Cristina tras el juramento de estilo frente a la Asamblea Legislativa.

Los manifestantes siguieron el mensaje presidencial por altavoces y pantallas, estallando al unísono con los aplausos que también en el interior del recinto de Diputados se tributaba a los conceptos de la jefa del Estado.

Tras la jura, la multitud fue encaminándose hacia la Plaza de Mayo siguiendo el trayecto del automóvil en el que la Presidenta se trasladó acompañada por su hija Florencia Kirchner, con destino a la Casa de Gobierno.

Cristina detuvo la marcha del vehículo en varias oportunidades para bajar y acercarse a las vallas de seguridad, donde los simpatizantes se agolpaban extendiendo sus manos para saludarla.

Algunos, incluso, lograron llegar hasta el automóvil, para estrechar la mano o besar a la Presidente, que en muchos tramos circuló asomada por la ventanilla saludando con su mano en alto.

Ya en la Plaza de Mayo, la multitud festejó bailando y saltando alegremente, al son de la música que llegaba desde el escenario montado frente a la Casa de Gobierno.

La multitudinaria concentración popular desplegó una policromía de banderas ilustradas con los rostros de figuras de la historia política como Eva Perón, Ernesto "Che" Guevara y los ex presidentes Juan Perón y Héctor Cámpora.

Los militantes que se concentraron en Plaza llevaban en su cuerpo la marca del fuerte sol bajo el cual transcurrió gran parte del acto y a un costado, sobre Bernardo de Irigoyen un camión cisterna de AYSA repartía agua a los presentes.

La imagen de Néstor Kirchner, con presencia mayoritaria en miles de pancartas y en las remeras de los manifestantes, compartió espacio en las banderas junto otras de la historia como las figuras del General José de San Martín y del Brigadier Juan Manuel de Rosas.

'Cristina, Cristina, Cristina Corazón, acá tenés los pibes para la liberación', entonan los militantes, para luego cargar contra sectores opositores: 'Llora llora la derecha, porque los pibes estamos de fiesta... les vamos a demostrar, que Néstor no se fue, les volvimos a ganar'.

En el escenario se fueron alternando presentaciones musicales y culturales diversas: las expresiones folclóricas de Teresa Parodi y Los Alonsitos se mezclaron con el rock de La Mancha de Rolando.

El titular de Aerolíneas, Mariano Recalde, aún en con el traje puesto, se sumó a los jóvenes que deliraban cantando 'Arde la Ciudad' haciendo los coros del cantante Manuel Quieto.

En el medio de la Plaza, muy cerca de la Pirámide de Mayo, un grupo de chicos no paraban de saltar y le cambiaban la letra a la canción 'Sobreviviendo' de Víctor Heredia: 'A pesar de las bombas, de los fusilamientos, los compañeros muertos, los desaparecidos... no nos han vencido'.

En el medio de esa expresión de fervor popular, un resonante grupo de integrantes de la organización Tupac Amaru, saltaban eufóricos junto a su referente, la dirigente jujeña Milagro Sala, quien desde un escenario motorizado no cesaba en dirigir los cánticos y consignas a rugir desde la calle.

Las organizaciones más convocantes de la jornada se llevaron el saludo de la presidente Cristina Fernández de Kirchner, quien les agradeció el 'aguante', en especial a la organización jujeña, al igual que a La Cámpora, JP Descamisados, Corriente Nacional Martín Fierro y Peronismo Militante.

En esa postal, una banda presidencial y otra icónica, roja y grabada con la frase "Say No More", ponía la jornada en ebullición: la Presidenta llegaba para saludar a los presentes en la Plaza de Mayo y Charly García para obsequiarles una versión personal del Himno Nacional que emocionó hasta la propia Presidenta con su impronta pausada y más oscura, respecto a la original.

Como el 17 octubre de 1945, el cielo no mostró nubes y la sensación térmica se hizo sentir. Cerca del escenario, los bomberos arrojaron agua a los jóvenes que más saltaban para mitigar el calor, mientras le ponían el cuerpo al ritmo de la música que pintó la jornada de festival popular.

En otro rincón de la Plaza de Mayo, mientras algunos aprovechaban para refrescar sus pies en las fuentes -repitiendo una postal histórica de las movilizaciones populares argentinas- un grupo de cordobeses de La Cámpora sellaba un pacto de amistad y no violencia que merece repetirse en los estadios de fútbol.

Hinchas de Belgrano, Instituto, Talleres y Racing de Córdoba se abrazaban en una postal que resumía el espíritu de un día de fiesta que se prolongaría hasta la noche, cuando llegaría el turno de los fuegos artificiales para cerrar una grilla que también deslumbró por los efectos lumínicos que pintaron la Casa Rosada durante todo la jornada.

El corazón de la Plaza de Mayo y su Mafalda inflable vieron despedirse a la multitud pausadamente, luego de encontrar su explosión demográfica con el discurso de Cristina Kirchner y  'aguantar' un tiempo más para despedirse con los últimos espectáculos que protagonizaron -entre otros- Choque Urbano y su electrónica rudimentaria con percusión, el misionero Chango Spasiuk y los clásicos tropicales de Ráfaga.