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Los argentinos y sus vínculos de pareja

En un balance anual los expertos concluyeron en que, en este 2010, los divorcios se incrementaron en un 25 por ciento y, en gran medida, adjudican el hecho a una rebeldía del sexo femenino para con las costumbres machistas de décadas anteriores y la falta de paciencia para enfrentar las adversidades.

Un reciente informe publicado por un grupo expertos especialistas en sociología, psicología y antropología, concluyó en el incremento de las separaciones conyugales en este 2010 alcanzó el 25 por ciento en relación a la década anterior y, asimismo, atribuyen las rupturas a la necesidad femenina de establecer una “relación democrática” y de "igualdad".


En torno a esto, los investigadores adhieren a la teoría de que, contemporáneamente, “las mujeres aspiran a la democracia en la pareja”. Lo cual, implica compartir decisiones y autoridad, así como también las tareas domésticas; el trabajo fuera y dentro de casa; las mismas libertades y el cuidado de los hijos.

Hecho que, contractualmente, se le imponía a la esposa el aceptar al matrimonio como un conjunto de leyes que, entre otras cosas, implicaba el acatar las órdenes del “jefe del hogar”.

Según lo establecen en el informe, la tasa de divorcio aumentó un 25 por ciento en 2010 con respecto al 2001, impulsado por la leve salida de la crisis que contribuyó en que las ex parejas puedan costear los trámites de desvinculación legal.

Asimismo, el “Equipo latinoamericano de justicia y género” apoyó la teoría con el dato que indica que de los 6.400 divorcios que se registraron en 2001, la suma ascendió a alrededor de 8 mil en lo que va de 2010. Únicamente, en Capital Federal.

Esto equivale a que una de cada dos parejas que deciden casarse, culmina en divorcio (esto sin contar aquellas parejas que optan por la convivencia sin llegar a la libreta).

“La mujer contemporánea no tolera lo mismo que la mujer de décadas atrás”, sostienen los antropólogos, no obstante y del mismo modo, son los hombres los que se definen por la ruptura conyugal, al no ceder ante la igualdad de género.

Por otro lado, los especialistas también ponen en evidencia los parámetros verbales con los que normalmente la mayoría dice comulgar a la hora de valorar la formación de una familia. Por un lado están los que se dedican a "cumplir" con el mandato de casarse y tener hijos (hombres y mujeres por igual), como también aquellos que sin estar del todo convencidos apuestan a repetir el modelo histórico patriarcal que "garantizaría" el exito personal a través de una unión conyugal.

Según el informe, y a la luz del desarrollo profesional fuera del hogar que experimentó la mujer en los últimos cuarenta años, hoy en día una pareja no alcanza a "soportarse" unicamente por haber decidido firmar en el Registro Civil ni por haber tenido hijos.

Este escenario confuso muchas veces para los hombres, hacen que las parejas no duren por mucho tiempo, ya que la tolerancia que en otros tiempos se tenía (sobre todo por parte de las mujeres), hoy no se tiene o se pierde con mucha facilidad.

También, la cultura de la inmediatéz para todo, llegó a las relaciones amorosas y también contribuye a que lo que antes se charlaba o discutiía para luego razonarlo y hacer algo para salvar el vínculo, hoy no se pueda realizar.

Para muchas de estas parejas, siempre y cuando no exista un conflicto serio por maltrato o incompatibilidades terminales, es más facil cortar, terminar con la relación y hacer que esa persona desaparezca de su vista que sentarse, reflexionar, valorizar lo que se ha construido y puesto en juego para jerarquizar lo que realmente es importante y salir adelante juntos.