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Los Andes: Julián Weich: "Me gusta usar a la tele y no que la tele me use"

El conductor arrancó con "Todo es posible", un reciclado de sus shows televisivos anteriores. La emoción a flor de piel.

La expresión, aplicada a un programa de televisión, puede sonar remanida, pero no deja de tener una vigencia asombrosa. "Todo es posible" (domingos, a las 21, por Canal 9 Televida) arrancó con la idea de ser un programa con historias de vida.

Y quién, si no, podía darle sonrisas y emoción a este puñado de historias de vida mixturado con juegos que Julián Weich, el hombre que ‘mejor sabe sonreír’ en la televisión nacional.

El año pasado el hombre hizo la tercera temporada de "Justo a tiempo" y ahora en formato semanal volvió a los juegos y la idea de recuperar aquella fibra emotiva de "Sorpresa y media" (programa que le deparó un éxito sostenido entre ‘96 y 2000).

Aquí el conductor habla de su nuevo programa, justifica por qué es un buen momento para hacerlo y dice que le gusta "usar a la tele y no que la tele me use a mí".

-En una de las entrevistas de promoción dijiste que contar de qué va el programa es como narrar un partido de fútbol. ¿Por qué?

- Quizá porque durará una hora y media, como un partido -se ríe-. Me pasa que son difíciles de contar, porque pasan muchas cosas, aunque las secciones sean sólo cuatro. Las historias de vida con final feliz sin centrales, el alma del programa. La intención es mostrar historias ejemplificadoras, que al espectador le den alegría y placer verlas. También pienso que pueden ser un estímulo para salir adelante, para tener fe... La idea -y de ahí viene el nombre del programa- es mostrar que todo es posible, que depende mucho de uno y no siempre de los demás. También hay un móvil en vivo, donde una persona anónima recibe un regalo merecido.

Y el "Tres por tres", en el que se le da a alguien tres mil pesos para que los gaste con otras personas, ya sea pagándole un almuerzo o una factura. Por último, hay un juego en el piso entre 50 personas; una de ellas se lleva el premio mayor. Es un típico juego de preguntas y respuestas.

¿De alguna forma tocás nuevamente la tecla emotiva de "Sorpresa y media"?

-Sí, este programa tiene cosas de "Sorpresa y media", "Trato hecho", "Cadena de favores" y "Justo a tiempo". Acá no habrá sorpresas ni sueños, pero sí se repite lo de contar la historia de alguien que creemos que merece ser contada. No me voy a copiar a mí mismo. No me interesa hacerlo.

-¿No te pesa que a veces se le pida a un programa un rol social que no le corresponde?

-Bueno, las ONGs (organizaciones no gubernamentales) existen porque el Estado no hace lo que debería. Unicef nació sólo por un año, después de la Segunda Guerra, y ya lleva 60. La tele puede ayudar desde su lugar porque es una herramienta poderosa. Fijate que elegimos a los tipos que nos gobiernan, no por un folleto ni por un discurso en una plaza, sino por lo que dicen en la pantalla. Desde un programa se pueden generar buenas imágenes e historias para que la gente emule. Suele ser noticia cuando un tipo devuelve una billetera que encontró en el taxi.
Tenemos que acostumbrarnos a que lo natural es devolver algo que no es tuyo.

-Además de conductor, sos productor de tus programas. En la lectura que hacés de la televisión de hoy, ¿por qué pensás que es un buen momento para una propuesta de este tipo?

-Cuando comenzamos a pensarlo en enero no había programas con este tipo de propuesta; aunque después comenzaron a aparecer las emociones por todos lados. Tampoco en este momento puedo hacer un programa donde la gente cante. Yo vengo de hacer tres años de entretenimiento puro. Siempre digo que me gusta usar a la televisión y no que la televisión me use. Con estas cosas, siento que hago algo por los demás a través de un programa. La tele magnifica todo: lo bueno y lo malo. Los noticieros cuentan las malas historias. Me parece que un programa de entretenimiento debería mostrar cosas buenas.

-De todas formas, el entretenimiento está también centrado en la disputa, ¿no te parece?

-Estamos acostumbrados a la pelea, a la discusión y al enfrentamiento. Nosotros queremos equilibrar un poco con buenas historias. A mí no me gusta contar peleas y sé que no me sentiría cómodo. O sólo lo haría si eso contribuye a un debate, que deja un mensaje. Si no, no me seduce. Yo aspiro a que la gente vea mi programa porque le gusta y no por morbo o curiosidad. Me gustaría que se sienten a disfrutar de una hora y media de programa.

Cuando critica a la televisión, Weich habla en abstracto, jamás da nombres, no cita a los programas ni critica a los colegas. Ese mantenerse al margen es, desde siempre, una marca registrada de un tipo que destacó como actor en "Pelito", "Clave de Sol" y "La banda del Golden Rocket" y que luego se consolidó como conductor, con más de 20 años de experiencia en el medio. En las notas previas al inicio del programa habló de hacer un producto digno, de estar orgullo de sí mismo.

-Dijiste que te puede ir bien o mal con el programa, pero que no te gustaría que a tus hijos le digan: "Che, lo que tu papá hace es una porquería", ¿tanto te preocupa eso?

-Lo hago por ellos, pero primero lo hago por mí. Mis hijos pueden heredar más o menos plata, pero lo único que les quedará de mí es el apellido. Me gustaría que cuando digan que son hijos míos, la gente les responda: "Mirá qué bueno...". Y no: "Uh, qué cagadas que hace tu viejo".

-Como cualquier padre, querés que estén orgullosos de vos...

-Sí, claro. Los quiero cuidar.