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Las tasas de los plazos fijos se desplomaron 20 puntos desde las elecciones y anticipan un abaratamiento del crédito

El rendimiento en pesos cayó con fuerza en el inicio de diciembre. Los bancos ya pagan menos de 25% por los plazos fijos minoristas y algunos créditos comenzaron a mostrar bajas, aunque de manera más lenta.


La tasa de interés en pesos volvió a retroceder y profundizó una tendencia que se aceleró tras las elecciones legislativas de octubre. Con los sucesivos recortes implementados por el Banco Central (BCRA) y un clima financiero más estable, los rendimientos que ofrecen los bancos a los ahorristas cayeron alrededor de 20 puntos porcentuales en menos de dos meses.

Plazos fijos en mínimos: menos de 25% en bancos de primera línea

Los plazos fijos minoristas fueron los más afectados. La tasa a 30 días, que antes de las elecciones se ubicaba en torno al 47%, se desplomó hasta 28%, y en varias entidades de primera línea ya perfora el 25% anual.

El ajuste también alcanzó a los depósitos mayoristas. La tasa Tamar, que releva el BCRA para colocaciones superiores a $20 millones, se hundió desde 58,5% antes de las legislativas hasta menos de 30% esta semana.

Este retroceso, combinado con el límite impuesto a las inversiones en cauciones, redujo notablemente los rendimientos de fondos comunes de inversión y billeteras virtuales.

Por qué bajan las tasas

Aunque la baja fue impulsada por la política monetaria —con flexibilización de encajes y menor tasa para los pesos excedentes que los bancos colocan en el BCRA— el cambio en las expectativas fue clave.

Según el economista Gonzalo Lacunza, de la consultora Empiria, tras las elecciones “las expectativas se han vuelto mucho más optimistas respecto a la evolución del tipo de cambio y la inflación”. La principal diferencia, explicó, fue que “el esquema de bandas cambiarias vigente podría continuar, lo que reduce la depreciación esperada del peso”.

Primeros efectos: crédito más barato (pero lentamente)

Una tasa de referencia más baja suele traducirse en un crédito más accesible, lo que dinamiza el consumo y la inversión. Según GMA Capital, la caída de tasas no sólo habilita una recuperación de los préstamos, sino que también ayuda a aliviar los niveles de morosidad, que venían escalando a máximos.

Los efectos ya comenzaron a verse, aunque de forma desigual:

  • Adelantos en cuenta corriente: pasaron de 86,5% antes de las elecciones a 32,6% esta semana (una baja de 50 puntos básicos).

  • Préstamos personales: retrocedieron de 84% a 75%, una compresión mucho menor.

Para Lacunza, este segmento debe acelerar su ajuste: “La tasa de préstamos personales viene corrigiendo mucho más lento y será importante que acelere la compresión para impulsar el crédito a las familias”.

Menos volatilidad, más previsibilidad

El economista destacó que el mayor beneficio puede no ser la baja en sí, sino la estabilidad que se proyecta:
“El efecto positivo puede venir por la estabilidad en los niveles de tasa. A las empresas puede dificultarles más la volatilidad que el nivel. Asignan mejor los recursos cuando la tasa es estable, incluso si es alta”.

Qué puede pasar en los próximos meses

Con tasas más bajas y un clima financiero más ordenado, el crédito tiene espacio para seguir expandiéndose. La clave, coinciden analistas, es evitar un recorte demasiado agresivo.

“Será mejor que esta baja sea gradual pero sostenible. Si se acelera demasiado, las tasas podrían volverse negativas en términos reales y quedar por debajo de la depreciación esperada, lo que obligaría a una corrección innecesaria”, advirtió Lacunza.

Mientras tanto, los ahorristas deberán acostumbrarse a rendimientos más modestos y las empresas y familias podrían empezar a sentir un leve alivio en el costo del financiamiento.

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