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Las primarias no elegirán, sólo validarán candidatos

* Por Rubén Rabanal. La opinión es unánime entre todos los partidos de la oposición (especialmente los más chicos): las primarias abiertas, obligatorias y simultáneas no tienen esta vez otro destino que el de auditar el nivel de convocatoria de los partidos en esa interna

Esa realidad limita la función de la ley a lo que estrictamente le interesaba a los Kirchner: una especie de validadora de los votos que pueden garantizar para cumplir el límite de avales mínimos que fija la ley, pero inutilizada (al menos este año) para resolver candidaturas dentro de los partidos. De ahí que partidos como el GEN o Proyecto Sur ya se preparen para ir a la Justicia a pedir la suspensión de las primarias. Entre ellos Margarita Stolbizer es la insistente.

La puja interna de los partidos solucionó mucho antes que la primaria del 14 de agosto la selección de candidatos. El radicalismo y el Peronismo Federal hicieron punta en esto. Los primeros terminaron concentrándose en Ricardo Alfonsín, quedando en el camino Julio Cobos y Ernesto Sanz. El PJ opositor terminó actuando como una licuadora de candidaturas.

La estrategia del alfonsinismo se basó, con la venia original de Sanz, en apurar al Gobierno y definir un candidato antes de la fecha que fijó la reforma política. El sentido era no caer en la trampa del kirchnerismo demorando hasta agosto la elección de un candidato para quedar entonces sin tiempo para la campaña, cuando se sabía de antemano que Cristina de Kirchner caminaría como candidata sola y con tiempo de sobra.

Cobos intentó quebrar esa idea de Alfonsín y Sanz y anunció que competiría en la primaria. Pronto entendió que postergar todo hasta ese momento sólo sería funcional al Gobierno.

El resto de los partidos siguieron esa idea y quedó vacía esa interna. Así, el segundo intento en la historia de establecer primarias abiertas, simultáneas y obligatorias naufragó no porque se hayan suspendido, sino porque todos los partidos llegarán a ese día con sus candidatos a presidente y vice, diputados y senadores nacionales ya elegidos en boleta unificada. La primaria quedará, a lo sumo, como una curiosa interna de colectoras, si se cierra finalmente alguno de esos casos, lo que por otra parte le devolvería alguna utilidad.

La primera muerte de las primarias abiertas, obligatorias y simultáneas (una norma que fue idea de la Alianza) fue a manos de Eduardo Duhalde. Sabiendo que el peronismo no podía solucionar su interna, encabezada en ese momento por la candidatura de Carlos Menem. Así el peronismo llegó a las elecciones del 27 de abril de 2003 con tres candidatos: Menem, Adolfo Rodríguez Saá y Néstor Kirchner, apoyado por Duhalde.

Al poco tiempo de la asunción presidencial, una ley derogó las internas abiertas que el bonaerense había suspendido y sólo se volvió a hablar de esa posibilidad con la reforma política de los Kirchner. Ahora, como en ese momento, la norma será inservible para elegir candidatos, pero todos los partidos deberán presentarse igual por lo que cumplirá con la función de una auditoría anticipatoria del 23 de octubre, tal como lo ideó el Gobierno.