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Las palomas ya generan guerra de vecinos: ¿protegerlas o ahuyentarlas?

Algunos las quieren proteger y otros las quieren ahuyentar. En Recoleta y Retiro la cantidad es cien veces mayor que en los demás barrios. Polémica entre vecinos.

Algunos vecinos están enojados porque dicen que tienen que vivir con las ventanas cerradas porque escuchan a la madrugada el ruido que hacen las palomas. Otros, en cambio, se quejan porque hay quienes las persiguen y las matan.

En Recoleta los vecinos están divididos por las torcazas, y el problema se agrava en esta época del año que es cuando más se ven. Desde la Ciudad dicen que están evaluando qué hacer. Por ahora, están probando con jaulones para encerrarlas.

"Los vecinos vienen y lo cuentan. En la calle Ayacucho hay una chica que denunció varios casos de palomas muertas por disparos. Las que encuentra vivas las lleva a la casa y las cura . Ese es un caso extremo, pero es un tema serio para el barrio. No es un reclamo más porque no es un bache ni una vereda sino que son animalitos. A algunos les genera fobia , pero a otros instinto de protección . La Ciudad lo está asumiendo bien, está atendiendo la situación", contó Facundo Carrillo, a cargo de la Comuna 2.

El problema en esa zona se agrava porque muchos edificios dan a pulmones de manzana y es ahí donde, según los expertos, las palomas encuentran un hábitat que les resulta muy agradable, similar al de los montes con árboles o arbustos florales. El hogar que encuentran es tan confortable que ahí llegan a tener, en promedio, 3,5 crías por año.

En un informe reciente que un equipo de expertos presentó sobre el tema, se describe a la torcaza como "un ave que tiene una gran capacidad para colonizar un lugar si encuentran comida y buenas condiciones para vivir".

Una vecina que vive en Ayacucho al 1300 se quejó: "Parece que les gusta mi balcón. Ponen huevos en las macetas . Son sucias. Se golpean contra los vidrios. Pusimos de todo para espantarlas, pero nada sirve".

También hay otros vecinos que son más extremistas: "A mí no me importa si las enjaulan o las matan. Lo único que quiero es que ya no molesten", dijo Irma Benítez, empleada en un local que tiene un patio trasero.

Y están los que piensan diferente sobre las palomas, como Pedro Irízar. "Yo no creo que la solución sea matarlas, son animales. Creo que deberían informar mejor sobre cómo tratarlas en vez de asesinarlas", explicó. En ese marco, Carrillo dice que cada día recibe en promedio unos siete mensajes con quejas en su cuenta de mail personal. Y que desde julio hasta ahora sólo en Recoleta el CGP recibió más de 30 reclamos en contra de las palomas . Además, en la Comisaría 17° admiten que ahí también hay denuncias, pero del otro bando, del que no las quiere muertas.

Pese a que pueden provocar diarreas, sinusitis, conjuntivitis, neumonías y otros trastornos, sus heces producen daños en edificios y vehículos y se reproducen sin control, la Ciudad no las considera una plaga porque no hay denuncias que lo justifiquen. Dicen que las palomas de Buenos Aires se encuentran bastante sanas. "Si no hay enfermedades no se puede declarar plaga", dijeron en el Instituto de Zoonosis Pasteur, que investiga enfermedades transmitidas de animales a seres humanos.

De todos modos, el Ministerio de Ambiente y Espacio Público difundió un estudio de expertos donde se explica que no sirve de nada ahuyentarlas ni matarlas, que en Recoleta y Retiro encontraron una población que es entre diez y cien veces mayor que en otras zonas de la Ciudad. Según dijeron, lo mejor es crear barreras físicas como redes que impidan el paso de las aves. Pero eso todavía no se ve en Recoleta.

Por ahora, tendrá que discutirse entre los vecinos...