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"Las mujeres dicen basta"

En una íntima y reveladora charla con DiarioVeloz.com, la reconocida guionista y viuda del actor Oscar Ferreiro, Ana Franco, contó su lucha por la violencia de género a partir de su dramática vida.

*Por Sofía Tarruella
@sofisuu
starruella@diarioveloz.com

Son muchas las mujeres que sufren la violencia de género pero pocas las que se animan a hablar. La guionista y viuda del reconocido actor Oscar Ferreiro, Ana Franco, decidió crear desde la experiencia pero también desde el dolor, un espacio para concientizar a otras mujeres.

Bajo el slogan "A favor de las mujeres. No en contra de los hombres", Ana Franco moderará charlas a las que denomina "Las mujeres dicen basta" que realizará a lo largo y ancho del país.

El ciclo comienza hoy, lunes 28 de mayo, a las 19,30 en la sociedad de fomento 14 de agosto ubicada en la calle San Mauro Castel Verde, entre Usares y Condarco, Quilmes, provincia de Buenos Aires.

Además, la guionista de Montecristo, entre otros éxitos, realizará próximamente un unitario de ficción sobre el tema y con el mismo nombre de las charlas.

DiarioVeloz.com habló con ella para profundizar su historia y su búsqueda por dar a conocer un mensaje de autonomía y respeto.

-Muchas mujeres sufren día a día la violencia de género, y aunque algunas pueden resolverlo, es un tema difícil de hablar. ¿Qué fue lo que hizo que tomaras la decisión de contar tu historia para ayudar a otras mujeres? ¿Cómo y cuándo tomaste esa decisión?

-Yo primero me tuve que dar cuenta que estaba en el círculo de la violencia y eso fue en el 2006 cuando me tocó escribir una escena de violencia en Montecristo, en la que Virginia Lago tenía que dar una declaración a una oficial como víctima del maltrato. Cuando terminé de escribirla me largué a llorar desconsoladamente, y ahí empecé a darme cuenta que esto me estaba pasando a mí, ahí tome conciencia y pude abrirme de esto, dos meses antes de que muriera Oscar, yo no sabía que él se iba a morir.

-¿Nunca lo habías hablado con nadie durante tu matrimonio?

-Yo nunca conté nada. Yo tuve muchísimos episodios de maltrato psicológico que algunos los ha visto gente del medio y otros no porque yo siempre fui una persona muy discreta. Me parece que es algo muy privado para andar contándolo. Además, tampoco me parecía que fuera tan dañino, siempre pensaba que lo iba a resolver....

-El hecho de que él fuera tan mediático, ¿Dificultó que vos pudieras visibilizar el maltrato o pedir ayuda?

-Sí porque yo tenía miedo al escándalo, nunca me gustaron los escándalos. Y sobre todo en ese momento en el que Oscar tenía una exposición mediática muy importante en su trabajo y yo no lo quería perjudicar. A parte Oscar era un tipo muy estricto y yo estaba sometida a él. Tampoco podía trabajar mucho porque él no quería.

-¿Cómo era el trato de él en el día a día?

-Yo me enamoré de un hombre que me enamoró no de un perverso maldito, después se empezaron a ver las cosas en el tiempo. Él sufrió algunas enfermedades que tampoco se supieron públicamente como hipertensión, diabetes, y estudiando un poco uno sabe que eso te quita dulzura. Yo siempre trataba de justificar su maltrato por su patología física y no adjudicárselo a su maldad, trataba de hacer un análisis muy bondadoso porque yo lo amaba realmente, estuvimos juntos casi 13 años. Pasé por muchas etapas con Oscar, hasta perdí un riñón.

-¿Cómo fue que lo perdiste?

-Por el tema del maltrato psicológico venía tomando cualquier cantidad de analgésicos y Ribotril porque no aguantaba, no podía, porque todo lo que yo le contaba él me lo refutaba, todo lo que decía lo desvalorizaba. Entonces una vez tuvimos un episodio, que fue la única vez que me levantó la mano, que quiso tener una historia fuera de lo común, yo me negué y me pegó una trompada. Yo estoy segura de que él no me quiso pegar en el riñón pero me pegó. Fue un accidente.

-¿Después de eso, siguieron juntos? ¿No pensaste en separarte?.

-Si, después se me empezaron a juntar las presiones pero yo seguí con él hasta que se murió, yo llevé una de las manijas de su cajón. Él fue el que decidió que yo tenía que estar en su velatorio, no me dejó ir a verlo porque yo tampoco sabía que tenía cáncer ni que estaba internado. Hasta el día anterior, hablamos y yo le rogaba que me dijera que le estaba pasando y el bromeaba diciendo "¿Qué?, ¿Querés que me muera?". Después me dijo "Bueno te mando un beso", y yo le dije "Yo no" y le corté el teléfono. Eso fue lo ultimo que hablé con él.

-Que momento fuerte.

-Fue muy fuerte porque me dejó con todo el peso de nunca saber nada. No se que pasó con él, lo único que se es que desde el 6 de abril hasta el 16 de junio que el murió yo sólo recibí insultos y él no me dejaba acceder. Cómo iba a pensar que tenía cáncer.

-¿Estaban distanciados en ese último tiempo?

-Yo le había dicho que ya no podía más del maltrato, que necesitaba un poco de paz, que si él me trataba bien yo me quedaba pero yo no podía estar con ese maltrato, le dije: "Me queda un solo riñón Oscar, no lo puedo perder". Y cuando pierdo el riñón él me dice: "Por fin te pasa algo de verdad".

-Se que este es un tema delicado, pero ¿En algún punto su muerte te dio ese espacio para entender lo que te estaba pasando y verlo de otra manera?

-Su muerte fue un alivio. Porque yo estoy segura de que sino estaría con él y si me hubiese enterado que tenía cáncer, no te quepa duda que me hubiese quedado con él y me bancaba lo que fuera, pero yo no sabia nada porque él era muy orgulloso. Yo cargué el peso de sus enfermedades, todos sus pesos.

-¿Ahora podes ver tu vivencia como un aprendizaje?

-Ahora que tengo las cosas un poco más claras, trato de ayudar porque puedo ver las cosas de los dos lados. Se puede salir pero el saber que sos víctima de la violencia no te sirve de nada, tenés que tomar la decisión de apartarte de eso también.

-¿Qué consejos le darías a las mujeres que sufren violencia de género?

-En un caso así cualquier ayuda que intenten darte son enemigos, porque te parece que están en contra de tu proyecto. Yo aposté a una familia, entonces cualquiera que me hablara mal de él, era mi enemigo. Por eso, a las mujeres trato de explicarles que el enemigo es el maltratador no todo el resto, ¿Cómo puede ser que todo el resto sea el enemigo y haya una sola persona aliada?. Eso es demencial e omnipotente y además, que no se puede cambiar a la persona.

-El hecho de volver a contar tu historia, de contárselo a mujeres, ¿No reabre heridas para vos?

-Mirá, esto hace un año que lo hago en modo discreto. A mí me ayuda porque hasta lo tomo con humor, uno en la vida también se tiene que reír de los desastres, yo hablo desde la parte humana, siempre hay un punto de identificación con las chicas, cuento detalles personales. Les cuento que a mí me pasaba lo mismo que a ellas.

-¿Te volverías a enomorar?

-Seguramente, pero me cuesta mucho. Uno ya quiere pedir un certificado de salud mental cuando conoce a alguien (risas), necesito un grupo de amigos que me den su opinión, no me quiero equivocar.