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Las mal queridas

Ayer fue el caso de Luciana Salazar con Redrado que la negaba públicamente. Ahora le pasa a Cirio con Insaurralde. Pedimos a estos hombres malos que no les hagan ésto nunca más.

Por Rodrigo Lussich
@rodrigolussich

Por Adrián Pallares
@adrianpalla


No hay derecho, señores. No hay respeto. Un respeto. Son chicas buenas, luchadoras, que han hecho carrera, paso a paso, que han escapado a los cholulos y cazadores de cuerpos ardientes para terminar enamorándose ¿de los hombres equivocados? ¿Por cuá, Mamá Cora, por cuá?.

Y una vez que han logrado amar y ser amadas, éstos tipos las niegan, las callan, no saben, no contestan, no dicen nada. ¿Cuál es el secreto de semejantes personajes que sueñan con levantarse a la más linda para después esconderla de los flashes y las declaraciones públicas?

Jesica Cirio, rubia de nuevo; Luciana Salazar, rubia eterna: las dos con señores serios, dedicados a la polítca, andan como desgraciadas esperando el blanqueo del amor. Salazar lo consiguió ya -lo sabemos- por parte de Martín Redrado, pero le costó un perú en su momento, y tampoco es que el rubio anda a los gritos por la calle gritando "Luciaaanaaaa te quieroooo". Siempre hace risitas, dice que no quiere hablar pero en la tanda de los almuerzos le pide a Mirtha que le pregunte por el tema. ¿Son o se hacen?

Y ahora, de nuevo con la cantinela. Cirio sale con Martín Insaurralde: ya lo sabe desde el portero de su edificio hasta el que pasa haciendo el barrido municipal; la tía y toda la parentela.

Van a comer un feriado a Kansas; le presenta a los hijos oficialmente, todos contentos en mesa de lujo. Ella contenta lo cuenta; él después dice que se cruzaron de mesa en mesa, que son amigos. No vale, viejo. ¡Así no!

Sabemos que Insaurralde es candidato y eso debe pesar; pero si les pesa ¿para qué se ponen de novios con chicas que después sienten que no los ayudan con la imagen? ¿Y ellas? ¿Y sus sentimientos? Chicas acostumbradas a la exposición, con hombres negadores. El agua y el aceite una vez más se mezclan en la viña del Señor.

Desde estas bonitas playas solicitamos tengan a bien sacarlas a la calle; pasearlas, ostentarlas y decir: "Esta chica está conmigo". Basta de hacerlas negar y encontrarse a hurtadillas en sitios lejanos, junto a un barco en medio de la neblina del puerto; o llegando a sus casas en horarios insólitos. Estas chicas necesitan dormir, ¿saben? ¡Será justicia!