DOLAR
OFICIAL $816.08
COMPRA
$875.65
VENTA
BLUE $1.18
COMPRA
$1.20
VENTA

Las hijas del empresario asesinado temen por su vida y pidieron custodia

Una de las mujeres es esposa del homicida y fue quien llevó a su marido engañado a la policía para que lo detuvieran, gracias al llamado de su hermana.

Giselle, de 31 años, y Natalia de 34, repasaron con lujo de detalles cómo descubrieron al asesino de su padre, que resultó ser el esposo de la mayor de ellas. "Tenemos miedo de que vengan por nosotras". Es la primera vez que hablan desde que ocurrió el crimen del empresario español de Caballito.

"Hace 13 años que estaba con Santiago. El que hizo esto no es quien yo conocí. Es impensado, todavía no lo puedo creer. Tengo miedo de lo que nos puedan llegar a hacer, porque se ve que tenía una vida ajena a nosotras, desconocida", reconoce Natalia Fernández, la hija del empresario Roberto Fernández Montes (67) y esposa de Santiago Corona (34), principal acusado por un caso que tiene dos detenidos y un prófugo.

La mujer, que tiene dos hijos con Corona (34), repasó: "Hasta mayo del año pasado la relación era normal. Mi papá y Santiago eran compinches, él lo ayudaba en la oficina, lo acompañaba al médico, era lo mismo hablar con él que conmigo, como una familia cualquiera. Cuando empezaron a ir mal las cosas en la empresa (dedicada al alquiler de máquinas para la construcción) se tensaron las relaciones. Hasta que saltó lo de la plata que faltaba. Primero él medio que reconoció, arrepentido, pero después lo desmintió. Acusaba a mi papá de mentiroso y me amenazaba".

Corona no dejaba que Natalia invitara amigos al departamento que compartían. Tampoco le permitía que ella tuviera su propia llave de la casa y se encargaba de manejar las cuentas y el dinero. Cada vez que le pedía el divorcio, él la amenazaba con sacarle la tenencia de los chicos o con lastimarla. "Yo siempre pensé en mantener unida a la familia, tenía un bebé recién nacido y una nena de un año. Quería que él pidiera perdón, que devolviera la plata y se terminara todo. Pero cada vez se iba poniendo más complicado el vínculo y yo quedaba en el medio", agregó en diálogo con Clarín.

Por eso Fernández Montes nunca se animó a denunciar penalmente a su yerno: "Él pensaba en sus hijas, en sus nietos. Nunca se hubiera animado a denunciarlo", explica María del Carmen Liñeira, pareja del empresario desde hace 13 años y quien recopiló pruebas de las maniobras fraudulentas que dejaron a "Mini Vial" al borde de la quiebra: créditos robados, seguros impagos y deudas por casi $ 1.000.000.

Según denunciaron allegados a la víctima, desde mediados de 2016 Fernández Montes empezó a recibir amenazas de desconocidos y del propio Corona. Ese entorno es al que ahora le temen las hermanas Fernández: piden que les pongan una custodia policial para preservarlas. "Ellas necesitan estar protegidas porque recibieron amenazas y porque hay un tercer implicado que está prófugo, tienen que tener custodia", asevera Matías Morla, el abogado familiar, que será querellante.

Giselle vivía con su padre en el departamento de Aranguren 36 donde el sábado lo mataron. Fue ella quien, ante la desaparición del empresario, pidió las imágenes de las cámaras de seguridad al encargado del edificio intentando descifrar qué había pasado. Fue ella quien reconoció a su cuñado Santiago cargando el cuerpo.