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La vida a.c. y d.c. (antes y después de los celulares)

El gran invento cumple 40 años, aunque podríamos decir que se hizo masivo en nuestro país hace una década ¿Cómo era no tener celulara a la hora de la conquista?

Por Nieves Otero

@nieves_otero

notero@diarioveloz.com

El celular está pronto a cumplir cuarenta años de vida. Sí, ¡40! Aunque parezca mentira. Para celebrar el cumpleaños de este invento que indudablemente cambió nuestras vidas, en DiarioVeloz.com recordamos cómo era la vida antes del celular.

El gran invento cumple 40 años, pero sus uso, en un comienzo fue muy diferente al que se le da hoy y podríamos decir que en nuestro país se hizo masivo hace aproximadamente una década. Esta tecnología  revolucionó la forma de contactarse con la gente, de hablar, de conectarse, y  la inmediatez se apoderó de las personas.

Algunos piensan que salimos ganando con la tecnología, otros reniegan de ella y sostienen que sólo perdimos el trato con la gente.

Lo cierto es que hoy en día todo es distinto, sobre todo para los adolescentes a la hora de la "conquista".

¿Te acordás cómo era la vida hace unos años, sin celular?

 

Encuentro con amigos:

A.c. (Antes del celular): un día cualquiera decían, "el sábado nos vemos a las 22.00 en X lugar" y dicho y hecho, el sábado a las 22.00 todos los involucrados estaban en el lugar acordado.

D.c. (después del celular): varios días antes comienzan las cadenas Facebook, siguen los mensajes de texto de reconfirmación, mensajes de watts app para re reconfirmar, mails recordatorios... malos entendidos, se echa todo atrás, se vuelve a armar otro plan de reunión. Luego de 100 whattsapp, 32 mails, 12 mensajes de texto, 3 llamadas perdidas llega el día, uno de los invitados se perdió porque no recuerda la dirección y el resto llega tarde. ¡Antes no pasaba!

Pedido de teléfono:

A.c.: conseguir el teléfono de alguien era todo un tema... animarse a pedirlo, recordarlo de memoria si es que no tenías para anotar o pedir en la barra del boliche una birome para anotarlo en una servilleta (y cruzar los dedos para que tu mamá no te lave el jean con el número).

Sino, se podía buscar el teléfono en la guía, que en aquel entonces venía en  papel. Claro que resultaba ser una tarea más que engorrosa, sobre todo si la persona a la que queríamos contactar se apellidaba "García" o "Fernández".

D.c.: ahora es todo más fácil, los adolescentes no se piden el número para llamarse. Se preguntan en el nombre, se agregan a Facebook, red social va, red social viene, te doy un "me gusta", me mandan "un toque" y listo. A lo sumo, se pasan el teléfono para escribirse por WhatsApp. Cuidado, hay que aprender los nuevos códigos, hoy un mensaje de texto pude ser "abrumador" e interpretarse como un "me quiero casar".

Llamar a una persona:

A.c.: llamar a una persona era conocer a toda la familia. Que te atendía la madre y te preguntaba quien eras, que escuchabas las pelas entre los hermanos o el perro ladrar.

D.c: se perdió esa cosa bizarra, ahora uno llama al celular, habla con la persona y listo, ya no conoce a su familia a través del "tubo".

Recibir llamadas:

A.c.: como en una casa en la que vive una familia, cualquiera podría atender el teléfono, todos sabían con quién hablabas, cuánto y cada cuánto. Por supuesto, después empezaban las especulaciones "¿Por qué llama tanto...? ¿Quién es?".

D.a.: hoy todo es diferente, a tal punto que no sólo nadie se entera quien llama y deja de llamar al celular, sino que con los identificadores de llamadas uno elije atender o no atender.

Los números y la memoria:

A.c.: hace unos años te podías acordar, sin realizar el mínimo esfuerzo el número de teléfono de al menos 12 personas.

D.c.: hoy resulta imposible saber los números, nos mal acostumbramos a la agenda del teléfono, tanto que hay mucha gente que no sólo no se acuerda el teléfono de su madre, sino que ni siquiera memorizó el propio. Que no se te gaste la batería, porque ahí sí que fuiste y te resulta imposible comunicarte con alguien.

Llamada de emergencia:

A.c.: había que buscar un teléfono público. En una época se pagaba con cospeles, en la mía ya no, pero había que conseguir monedas, buscar un teléfono en condiciones, lidiar con los ruidos de la calle y hablar rápido, por que la llamada duraba tres minutos y las monedas se acababan. Si querías hablar con alguien de más confianza, marcabas el 19 y le hacías una llamada en cobro revertido, aunque podía resultar muy frustrante si la rechazaban, por eso no era recomendable.

D.c.: ¿no tenés crédito? ¿Querés decirle algo rápido a alguien? Podés mandarle un chat desde el teléfono y ¡listo! Gratis e instantáneo.

Para los más jóvenes seguramente esta nota parezca de la prehistoria y no entiendan muchas de las cosas que describo. Pero seguro la gente de mi generación, que somos los que vivimos el cambio y vivimos ambas etapas, se sientan identificados con varios de los puntos mencionados.

Vos ¿Te acordás cómo eran las cosas antes de que los celulares se hicieran masivos? Contanos tu opinión.