La UCA advirtió que la pobreza fue de 31,8% en 2025 y cuestionó el cálculo oficial
Un informe del Observatorio de la Deuda Social Argentina sostiene que parte del descenso de la pobreza y la indigencia informado por el Indec en 2025 responde a un “efecto estadístico” vinculado a cambios en la captación de ingresos, más que a una mejora social del mismo tamaño.
La publicación del dato de pobreza del primer semestre volvió a abrir la discusión sobre cómo se mide el fenómeno en el país. El Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA) de la UCA señaló que, si bien reconoce avances, el fuerte descenso informado por el Indec no puede atribuirse por completo a mejoras reales, sino en gran parte a cuestiones metodológicas.
El organismo oficial ubicó la pobreza urbana en 31,6% y la indigencia en 6,9% durante los primeros seis meses de 2025. Son cifras muy inferiores al 52,9% y al 18,1% registrados un año antes.
Según los cálculos del ODSA, replicando la metodología del Indec, la pobreza del segundo trimestre habría sido de 31,8%, lo que implica una baja importante desde 2023. Pero cuando se ajusta por el cambio en la captación de ingresos, la caída se reduce a la quinta parte: apenas 2,1 puntos porcentuales. La indigencia también habría descendido, aunque solo un punto.
Esto implica que la inflación más baja, el reacomodamiento de precios y la mejora en programas como AUH–Tarjeta Alimentar sí produjeron un alivio, pero no del tamaño que muestran los datos oficiales. Según la UCA, alrededor de tres cuartas partes de la reducción registrada desde 2023 podrían explicarse por cuestiones estadísticas.
El estudio detalla que la medición de pobreza e indigencia depende de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), que releva ingresos de individuos y familias y los compara contra el valor de la Canasta Básica Alimentaria y la Canasta Básica Total, actualizadas según el índice de precios del Indec. Sin embargo, la EPH suele registrar menos ingresos de los que los hogares realmente tienen, ya sea por desconocimiento, ocultamiento o falta de respuesta. Esto suele inflar las tasas de pobreza.
Ese subregistro venía creciendo de manera sostenida, pero la UCA detectó un cambio brusco a partir de fines de 2023 y comienzos de 2024: los ingresos declarados en la EPH se incrementaron más que los que reflejan otras fuentes administrativas y empresariales. Para los investigadores, esto podría estar vinculado a modificaciones en los cuestionarios, cambios en los procesos de relevamiento o a un mayor sinceramiento por parte de los encuestados en un contexto de inflación descendente.
La mejora en la “captación” de ingresos se volvió notoria: según la UCA, la encuesta hoy recoge niveles de ingresos un 16% más altos de los que hubiera registrado con la capacidad de captación de 2018, y casi 17% por encima del tercer trimestre de 2023.
El informe concluye que, si bien existe una mejora real en las condiciones de vida, es indispensable ajustar los indicadores para corregir los sesgos de medición. También reclama que el Indec actualice de manera urgente las canastas de referencia y revise el impacto que tienen los cambios en la EPH sobre las series históricas.
Otro punto crítico señalado por la universidad es que la Canasta Básica Total continúa calculándose con la estructura de gasto de la encuesta de hogares 2004/2005, pese a que ya existen datos actualizados de 2017/2018. Entre esas dos mediciones, los hogares destinaron mayor proporción de su presupuesto a servicios. Si la CBT reflejara esos cambios, el valor de la canasta sería más alto y, en consecuencia, la pobreza también.
Además, una canasta actualizada mostraría una trayectoria diferente: la suba de pobreza tras la devaluación de 2023 habría sido menor, pero la posterior caída sería mucho menos pronunciada que la que muestran hoy las estadísticas oficiales.
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